El 3 de enero de 1841, Cuba se convertía en uno de los primeros lugares del mundo en inaugurar oficialmente un estudio comercial de retratos al daguerrotipo. Ese establecimiento, ya citado anteriormente, se encontraba situado en la azotea del «Real Colegio de Conocimientos Útiles», en la calle del Obispo nº 26, de La Habana, al lado de la tienda «El Buen Gusto de París».
A partir de ahí, la industria fotográfica se empezó a desarrollar en Cuba como en otras partes del mundo, y aparecieron los ambrotipos, el papel a la albúmina, el ferrotipo, la cianotipia, el marfilotipo ( hecho sobre marfil ) entre otros procesos fotográficos. En la década de los 50 del siglo XIX aparece la “ carte de visite”, método patentado por Disdéri, y en Cuba aparecen diversas variantes en cuanto al tamaño de estas fotografías como son los molinatipos, bellotipos y mestreotipos, entre otras. Esta última variante fue realizada por el fotógrafo catalán Esteban Mestre. Por su estudió pasó, entre otros, José Martí.Mestre fue el que realizó el ambrotipo ( proceso que se obtenía subexponiendo deliberadamente en la cámara una placa de vidrio emulsionada con colodión ) que ilustra este artículo y que es un retrato de Domingo Belaustegigoitia natural de Amorebieta, y que después de la I Guerra Carlista fue desterrado a Cuba, siendo en La Habana donde se hizo esta fotografía a comienzos de los años 50 del siglo XIX . La foto se conserva en los archivos de la familia.En 1859 aparece un listado de los daguerrotipistas en el Anuario y Directorio de La Habana. Entre ellos aparece la que sería la primera fotógrafa cubana conocida Encarnación Aróstegui, de origen vasco. En 1881 se abrió el primer taller de fotograbados, fototipia y fotolitografía en La Habana, y entre otros trabajos de reproducción fotográfica este taller realizó las ilustraciones en fototipia de Víctor Patricio de Landaluce, pintor natural de Bilbao afincado en Guanabacoa, para el libro “Tipos y Costumbres de la Isla de Cuba”.