“JINETEROS”… ¿TAMBIEN HERENCIA ESPAÑOLA?
En 1888 se publica el libro “La prostitución en la Ciudad de La Habana”, del doctor Benjamín de Céspedes con prefacio de Enrique José Varona. El autor responsabiliza a jóvenes españoles, recién llegados y con una mala situación económica, de estar corrompiendo la nación al vivir de la prostitución…
En el estudio presenta los resultados de la investigación realizada en ciertos barrios habaneros y en los Centros de Dependientes.
Comenta que en estos centros residían jóvenes españoles recientemente llegados de España que casi siempre estaban desempleados y con una situación económica desesperada. Céspedes acusa a esos jóvenes españoles de estar corrompiendo la nación cubana, debido a que vivían de vender sus cuerpos a otros hombres.
Tomado del libro:
«Y aquí en la Habana, desgraciadamente, subsisten con más extensión de lo creíble y con mayor impunidad que en lugar alguno, tamañas degradaciones de la naturaleza humana; tipos de hombres que han invertido su sexo para traficar con estos gustos bestiales, abortos de la infamia que pululan libremente, asqueando a una sociedad que se pregunta indignada, ante la invasión creciente de la plaga asquerosa; si abundando tanto pederasta, habrán también aumentado los clientes de tan horrendos vicios; si habremos retrogradado hasta los bochornosos días de la Roma decadente, revolcados en el lodo de esas ciudades sodomíticas que nos describen los archivos bíblicos, alcanzados por la cólera y el fuego celeste».
El 9 de septiembre de ese mismo año, el periódico de las prostitutas habaneras, “La Cebolla”(también tenían su periódico), publica el artículo “Los maricones” que afirma:
“Cualquier extranjero que pasee por las calles de San Miguel y adyacentes, en La Habana, quedará sorprendido al ver unos tipos inverosímiles: de la cintura para arriba son mujeres; pero de la cintura para abajo son hombres; pero de los pies a la cabeza no son hombres ni mujeres… ¿La ley no puede corregir lo que la naturaleza se ha burlado en crear?
Se afirma que esta reacción podía estar basada en la competencia que representaban los homosexuales en el mercado del sexo.