Alcanzó velocidades “astronómicas” de casi… ¡setenta kilómetros por hora!…
Marcelino Amador fue un reconocido piloto de autos de carrera cubano que destacó a partir de la segunda década del siglo pasado. Desde 1916 ganó con frecuencia en todas las carreras en las que participó en Cuba. Reconocido también por alcanzar velocidades “astronómicas” de casi… ¡setenta kilómetros por hora!, en las distintas competencias automovilísticas, que por lo regular patrocinaba algún diario de la capital.
Entre otros premios obtuvo el Primer Premio de la tercera categoría – carrera Heraldo-Guanajay. Carro No. 26. El dia 26 de Marzo del 1916.
Ganador de la carrera el Oriental Park de Marianao, el 14 de Abril del 1918, en su cadillac No.2 estableciendo record de velocidad al conducir como un verdadero bólido a una velocidad de 59.6 MPH. Triunfa nuevamente, en el Oriental Park, el 4 de Abril del 1920.
De nuevo ganador en el Oriental Park de la carrera, de Segunda Categoria, el 3 de abril de 1920. Al día siguiente obtiene el primer lugar, en su carro No. 4, en la Tercera Categoría.
Pero no solo en el Oriental Park, alcanzó sus éxitos, en el mes de mayo de 1918, comenzaron algunas carreras de automóviles en la provincia de Pinar del Río, organizadas por la Asociación de Choferes, que presidía Amable Hernández, propietario de la agencia de automóviles Chevrolet (ubicada en la esquina de Martí y Coloma) y la Casa Consistorial Pinareña. La primera competencia automovilística se desarrolló con un recorrido –ida y regreso- entre la ciudad de Pinar del Río hasta el Puerto de La Coloma.
Según un reportaje aparecido en el periódico pinareño “La Fraternidad”, en su edición del 22 de mayo de 1918, y refiriéndose al evento, publicó lo siguiente: “El primer premio en carrera abierta correspondió a una cuña de la marca Cadillac, conducida por el driver Marcelino Amador. En esa carrera también compitieron un automóvil marca Ford y otro Muced”.
Para determinar los premios se constituyó un jurado encabezado por el Alcalde Municipal Juan María Cavada y del Haya y otras autoridades del territorio. Consistían en copa de plata para el primer lugar, y para el segundo y tercero gomas y acumuladores marcas: “Seiberling”, muy promocionados en Cuba en esa época.
Las carreras se efectuaron por categorías y en cada una de ellas competían las diversas marcas de automóviles reconocidas en aquel entonces. El itinerario cubría la distancia (de ida y vuelta) de Pinar del Río a La Coloma y tenía como punto de partida el kilómetro uno.
Toda la prensa se hizo eco de aquel suceso, extraordinario para la época.
En el año 1957 se celebró la última edición del “IV Clásico Avance Pinar del Río-La Habana”, y para honrar al piloto Marcelino Amador, ganador de la carrera Pinar del Río La Coloma, en el año 1918, fue invitado a bajar la bandera para dar inicio al evento.