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CUBA en la memoria

~ por Derubín Jácome

CUBA en la memoria

Archivos mensuales: noviembre 2012

CONSUELITO VIDAL (1930-2004)

10 sábado Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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Una de las personalidades más populares en toda la historia de la Televisión Cubana.

Consuelo Vidal Regal, experimentada actriz, locutora, y la más sobresaliente y popularmente reconocida animadora de la televisión cubana. Incursionó en la radio, la televisión, el cine, el teatro, cabaret y fue conductora de toda clase de espectáculos artísticos, festivales musicales, concursos, y galas especiales. En estos espectáculos generalmente hacía dúo con Germán Pinelli, otro gran animador cubano.

Gracias a su talento y a su belleza triunfó desde muy joven en el medio artístico. A partir de 1950 formó parte del elenco de “La Tremenda Corte”, programa humorístico radial con Leopoldo Fernández (“Tres Patines”). Participó en varias series y telenovelas, como “Doña Bárbara” de Dora Alonso. Siempre consideró como sus maestros de actuación a Agustín Campos, Luis Manuel Martínez Casado, y Enriqueta Sierra, así como en la animación lo fue el gran Germán Pinelli.

Dentro de sus primeros trabajos histriónicos están sus protagónicos en “El humo del recuerdo”, una especie de cuentos televisivos donde entre otros encarnó a Madame Curie. En la década del 50 comienza a realizar sobresalientes y regulares apariciones en la pequeña pantalla, destacándose en “Hogar Moderno”, junto a Armando Soler, espacio en el que nace el popular personaje de «Cholito» de este destacado actor. Es aquí que donde conoce al “camarógrafo” Amaury Pérez García, luego uno de los más destacados directores de T.V, y que poco después se convierte en su esposo y padre de sus cuatro hijos.

Memorable sus actuaciones en dramatizados, como la antológica “Yerma”, filme para la televisión dirigido por Amaury Pérez García el año 1964, y que la actriz protagonizó, junto a Sergio Corrieri y Edwin Fernández. Esta versión, trasmitida en el espacio “Teatro ICR” es considerada como una obra artística museable, entre muchas razones por la notable interpretación de la entonces aún joven actriz Consuelo Vidal. También en “Teatro ICR”, dirigida por Roberto Garriga, con quien logró interpretaciones inolvidables, en obras como “Electra”, “Intimidad de una estrella” “El gran cuchillo”, o “Un tranvía llamado deseo”, entre otras.

¿Quién no recuerda su voz e interpretaciones musicales de reconocidos personajes de programas infantiles como “Tía Tata cuenta cuentos” y “Amigo y sus amiguitos”?. Vale también destacar que su voz fue usada en numerosos personajes de animados cinematográficos, como el popular «Matojo».

Imposible olvidar su participación en “Detrás de la fachada”, donde entró sustituyendo a la gran actriz Mimí Cal, como animadora de este “clásico” de los programas humorísticos de la televisión cubana, junto con otros grandes como Enrique Arredondo, más conocido como Bernabé y a su insustituible “pareja” Cepero Brito. Este humorístico la consagró y la llevó durante muchos años al mayor nivel de popularidad dentro de los cubanos, gracias a su gracia, encanto personal y a su no menos notable trabajo como actriz-conductora en el muy gustado espacio semanal.

Por si fuera todo esto fuera poco, el cabaret también disfrutó de su presencia en espectáculos de La Habana y Varadero, como lo fue “Consuelito en el Circo” escrito especialmente para ella por Carballido Rey y dirigido por Joaquín Riviera, lo que en su momento fue considerada la mayor atracción de La Habana nocturna. De su presencia en el cine nos ha dejado filmes como “Los pájaros tirándole a la escopeta”, (1984), “Reina y Rey”, (1998) y “Las Profecías de Amanda” (1998).
Falleció a la edad de 73 años, finalizando una carrera artística de más de 50 años.

¡Gracias Consuelito, por tantos buenos recuerdos!

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EL ANDARÍN CARVAJAL (1875-1949)

10 sábado Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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Logró llegar a las Olimpiadas de St. Louis. Se presentó a la línea de salida con su pantalón largo y botas de repartidor de correo..

Félix de la Caridad Carvajal y Soto, conocido también como Andarín Carvajal fue un famoso atleta cubano, participante en los Juegos Olímpicos de St. Louis 1904 en la prueba de maratón.

Nació en la calle Águila, La Habana, un 18 de Marzo de 1875, y murió también allí, aunque la mayor parte de su vida transcurrió en San Antonio de los Baños. Siempre vivió y murió en la más absoluta pobreza. Durante su vida se hizo famoso por su gran resistencia. Ejercía de cartero ocasional en navidad, festivos y vacaciones, y le gustaba mucho andar.

De niño corría a la par de caballos y quitrines, lo que era su pasatiempo favorito. Creció en San Antonio de los Baños donde subiría las colinas a todo lo que daban sus fuerzas para dejar sin respiro a sus compañeros de juegos.

En todas las contiendas por carreteras y estadios que participaba en toda la Isla vencerá uno tras otro a sus adversarios en la pista, sin importarle el hambre o el cansancio, y los capitalinos de su época le vieron trotar cada día por las calles, haciendo sonar su incansable silbato, de cartero, para llamar la atención.

Al estallar la guerra de Independencia en 1895, se incorpora a las huestes mambisas. Expedicionario, combatiente y, por supuesto, correo en la manigua insurrecta. Esta actitud patriótica sin embargo, no hará que cambie su vida durante la República. Para él no habrá ni siquiera un trabajo fijo. Será barbero, mandadero, cartero, portero del hotel Inglaterra y hasta “hombre emparedado” con cartel al frente y en la espalda, para anunciar farmacias, bodegas y tiendas. Hacía de hombre anuncio y le solían pagar por llevar letreros y carteles en su cuerpo anunciando productos.

Se cuenta que cuando Juan Manuel Castañón, director de El Rápido, un periódico de San Antonio de los Baños, comentó que: «Ese zángano nombrado Carvajal está bueno, no para correr las calles del pueblo, sino para barrerlas», El Andarín irrumpió en la redacción al siguiente día y sin mediar palabra alguna, golpeó con una fusta de cuero varias veces al agraviante.

Antes de los Juegos Olímpicos de St. Louis, recorría las calles y parques de la ciudad de La Habana con una camiseta en la que pedía dinero para que un atleta cubano pudiera permitirse pagar el billete que le posibilitara ir a competir en la prueba de maratón.

Finalmente consiguió recaudar algo de dinero, pero al llegar a Nueva Orleans, las diversiones, los timadores y las damas pronto le dejaron sin dinero y tuvo que afrontar el resto del viaje a pie, desde Nueva Orleans hasta St. Louis, unas 700 millas aproximadamente, más de 1100 kilómetros. A lo largo del camino le ayudó mucha gente y finalmente pudo llegar a competir.

Ya en St. Louis, una vez en la línea de salida se presentó con una indumentaria poco apropiada para la prueba con manga larga y pantalones largos, además de las botas que utilizaba como cartero. Alguien le corto las mangas y los pantalones y se dio la salida. Cuando iba liderando la carrera, y con un hambre de más de 40 horas sin poder comer, al pasar por un huerto en el camino, cogió tres manzanas, al parecer estaban demasiado verdes, que le produjeron un fuerte dolor de estómago, teniendo que detenerse. Esto hizo que terminara la carrera en cuarto lugar. De haber comido y utilizado una adecuada indumentaria deportiva de seguro hubiera ganado la maratón. La competencia fue ganada por el norteamericano Thomas Hicks quien, a diferencia de nuestro héroe, si contaba con todas las condiciones necesarias, incluido un equipo médico.

Hay un libro, escrito por Bernardo José Mora, que relata de manera novelada todas las peripecias que realizó para llegar a competir en la Olimpiada y durante el desarrollo de la carrera. El libro se titula “Félix Carvajal, corredor de maratón” y en 1990 fue galardonado con el premio de novela deportiva de la revista Don Balón.

Su última carrera fue a finales de la década del 40, antes de un juego en el estadio de pelota del Cerro. «Esto es para demostrar que todavía corro», respondió a los aplausos del público. Se desconoce el paradero de todos sus trofeos y preseas, que no eran pocos, entre ellos la Medalla de Bronce conquistada en el Primer Maratón del Missouri Athletic Club, realizado en San Luis el 6 de mayo de 1905, y una gran Copa de Plata ganada en una competencia efectuada en España.

Esta publicación como recuerdo y merecido homenaje a este singular y destacado deportista.

EL CINE EN CUBA. INICIOS

10 sábado Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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En 1902 La Habana tiene su primera sala especialmente construida para cine: el “Florodora”.

Al inicio de 1897 Cuba presentaba un desolador panorama para gran parte del pueblo cubano, ya que en Diciembre del año anterior había terminado la Invasión de Oriente a Occidente, pero la capital cubana también mostraba otra cara.

Los magnates del azúcar y el ganado vacuno, los grandes comerciantes habaneros de productos comerciales, víveres y bebidas, se permitían el lujo de invitar a figuras relevantes de las artes y las ciencias a exponer públicamente sus últimos inventos. El telégrafo, la fotografía, la refrigeración, el teléfono, el kinetoscopio de Edison, llegaron tempranamente a nuestro país, antes que a otros de Hispanoamérica.

De esta forma también llegó muy rápidamente a Cuba, uno de los inventos más importantes que cerraría ese glorioso siglo XIX: el Cinematógrafo de los hermanos Lumiere. Solamente un año y 15 días habían pasado de la fecha en que Louis y Augusto Lumiere, presentaron por primera vez el cinematógrafo en proyección pública en el Grand Café de París, cuando el representante de la casa Lumiere, Gabriel Veyre, designado para dar a conocer el invento en América, llega a Cuba el 15 de enero de 1897.

Veyré llegó a La Habana, alquiló un local en Prado 126 entre los Bomberos del Comercio y el Teatro Tacón, adquirió unas cuantas docenas de sillas, realizó las obras pertinentes para lograr cierta oscuridad en la sala, y el día 23 dio una muestra de su espectáculo a las autoridades y a la prensa. El domingo 24 de enero de 1897, se produce la primera exhibición comercial de cine en nuestro país. Entre ellas estaban: La partida de naipes, La salida del tren (precursora de los distintos planos en el cine) y El sombrero cómico. Para agradar a las autoridades locales, también incluyó un par de películas filmadas en España: Infantería española en vivac y Artillería española en combate.

Los cortos de mayor popularidad fueron las primitivas películas, ya citadas, con las que debutó en París el cinematógrafo de los Lumiere. Además se incluyó una primera “película”, titulada “Bañistas”, y que no duraba mucho más de dos minutos.

Poco después, el 7 de febrero, el propio Veyre filmó un minuto de la primera película que se realizaba en la Isla: “Simulacro de incendio”, y con ello daba inicio a la historia del cine en Cuba. Los actores de esta primera película fueron exactamente los integrantes del Cuerpo de Bomberos de la Estación Central de Bomberos del Comercio de la Ciudad de La Habana. Semanas después, el Teatro Irijoa (hoy Teatro Martí), se reconvierte en sala de cine, siendo el primer teatro convertido en cine en aquel entonces.

Es en 1902 que surge en La Habana el primer salón cinematográfico, especialmente construido para cine: el “Florodora”, que se levantó en la Calzada del Cerro, esquina a Palatino, y que fuera después el conocido cine Maravillas (hoy inactivo).

El primer filme realizado por un cubano fue un corto publicitario de la casa productora de la cerveza “Hatuey”: “El brujo desaparecido” de José E. Casasús (1898). Más adelante, el 25 de marzo de 1906, Enrique Díaz Quesada, considerado el primer cineasta cubano, filmó “El parque de Palatino”, un material promocional para el parque recién fundado en La Habana, que ya esbozaba el manejo del lenguaje del cine por su vocación de veracidad y su dinamismo.

El cine sonoro no es visto hasta el 13 de enero de 1929, que se proyectó por vez primera una película sonora en La Habana, “The patriot”, de Ernst Lubitsch. La primera preocupación expresada en la revista Bohemia era de naturaleza lingüística e identitaria, pues surgía la interrogante sobre la realización, a partir de entonces, de filmes en español para el público hispanohablante. Le tocó a “La serpiente roja”, la primera de las series de Chan Li Po, inaugurar nuestros filmes sonoros. La Prensa Plana y la Radio se prodigaron en notas, infomerciones y hasta afiches a todo color A partir de 1930, ya se pueden ver películas cubanas de mayor metraje y con sonido. Es en ese año que Ramón Peón García filmó “La virgen de la Caridad”.

Vinculada a la realización de documentales estaba la producción de noticiarios cinematográficos. Estos solían conservar el nombre de los periódicos a los que estaban asociados y comenzaron promoviendo crónicas sociales, llegadas de viajeros a Cuba y hechos históricos de interés. En 1933, Luis Ricardo Molina fundó la “Compañía Royal Advertising News” que incorporó el sonido en el “Noticiario Royal News”. Desde 1938 el Royal News regularizó semanalmente sus emisiones y en 1942 se convirtió en el órgano oficial de la Unión Nacional de Empresarios de Cuba. A finales de la década de los años treinta, Manolo Alonso comenzó a producir “La Noticia del Día”, que contaba con el atractivo de ofrecer los reportajes a pocas horas de ocurridos los hechos. También Manolo Alonso inició en 1942 el Noticiario Nacional y, más adelante, el Noticiario América. En la década de los años cuarenta, la Cuba Sono Film contaba con el Noticiario Gráfico Sono Film.

La realización de películas de ficción en la primera mitad del siglo XX estuvo signada por un interés comercial y, al mismo tiempo, de representación de lo nacional. Enrique Díaz Quesada filmó “Manuel García o El Rey de los campos de Cuba” (1913),” La manigua o La mujer cubana” (1915) y “El rescate del Brigadier Sanguily” (1916), películas de corte histórico que representaban figuras y hechos propios de La Isla.
Ya en febrero de 1938, un grupo de inversionistas funda la compañía Películas Cubanas S.A. (PECUSA) que estrena “El Romance del palmar”, que contaba con la actuación de nuestra gran artista Rita Montaner.
Dos décadas después, La Habana ya contaba 134 salas de cine.

CARBON… A DOMICILIO

09 viernes Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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«Carbón bón bón bón/ el carbonero… a tres kilo el saco/ lo vendo barato…dame el dinero»…

Cocinar con hornilla de carbón fue, durante mucho tiempo, la forma más generalizada de elaborar la comida en nuestros hogares, hasta que aparecieran las cocinas de “luz brillante” o los “reverberos” de alcohol que representaron una forma más cómoda, rápida y práctica de hacerlo. Almacenar dichos combustibles ocupaba mucho menos lugar en la cocina que el que requería el carbón y además su uso era simple y también ahorraba tiempo a las que se dedicaban a las tareas de la cocina. Pero el carbón siguió siendo una alternativa para la mayoría.

En muchos hogares las cocinas ya se construían con un mueble “diseñado” para el uso del carbón, que consistía en una meseta de obra con una o varias cavidades donde se colocaban la hornillas de hierro. Estas hornillas eran caladas al fondo para que las cenizas fueran cayendo y acumulándose en la parte baja del mueble y así poderlas recoger más fácilmente. Las cenizas también eran utilizadas para la limpieza y el pulido de cazuelas y ollas que quedaban manchadas de negro por su uso y de este modo podían mantenerlas brillantes y ser parte del orgullo de las amas de casa. Pero era muy común un sistema más primitivo que consistía de una lata abierta en su parte superior donde se colocaba la hornilla y perforada en uno de los laterales para facilitar la ventilación de la combustión del carbón y recoger el acumulado de las cenizas. Esas latas, de aproximadamente 50 cm. de altura y en su parte superior de medidas similares a la hornilla, eran recipientes que se obtenían en las bodegas y que los comerciantes recibían como envase de diferentes productos, entre ellos el aceite o manteca.

El proceso de encender una cocina de carbón es algo complicado y lento. Mantener encendido el fuego y controlar su intensidad, según la receta en cuestión, requiere de una atención mayor y de una supervisión casi constante, problemas que ya los nuevos “artefactos” para cocinar facilitaban en su uso. Aunque todos conocemos que la cocción de carbón aporta un sabor que no puede ser sustituido por otras innovaciones tecnológicas. Un buen asado al carbón, un alimento elaborado a la brasa resultan de un gran placer al paladar. Muchas familias disfrutaron del sabor de la comida con este combustible vegetal. Los cubanos han vivido del consumo de carbón desde épocas pasadas e incluso todavía es frecuente en el presente.

No podemos dejar de mencionar, que también durante mucho tiempo se utilizó para el planchado de ropa. Las planchas de metal se calentaban sobre una hornilla de carbón, labor que resultaba compleja ya que requería de la misma preparación y cuidado que la ya mencionada para la cocina. Sin mencionar los riesgos que implicaba su uso.

En el proceso de elaboración del carbón no nos vamos a detener, fue un oficio que dio de comer a muchas familias en momentos difíciles, porque solo requería de un área libre y la leña necesaria que se podían obtener en cualquier monte cercano. La construcción de estos hornos de confección del carbón, semejaban la fumarola de un pequeño volcán. En la periferia de Ciudad de La Habana se fabricaba carbón en patios. La madera era abundante. Aunque el verdadero mundo de los carboneros proviene de la Ciénaga de Zapata, en Matanzas. Otro importante fué en Surgidero de Batabanó al sur de La Habana. Ambas dentro de una franja costera de humedales próximos unos del otro desde donde se enviaba el carbón a las ciudades.

Era un combustible económico y de “alto rendimiento”, con un cubo de carbón se cocinaba tres días. En algunas épocas, el saco se pagó a 80 centavos. Antes de 1953 el carretón de 298 sacos osciló entre 22 a 28 pesos. Después de esa fecha a 90 pesos.
En la ciudad, el carbón se distribuía en carretones tirados por mulas. Los carboneros vendedores calzando alpargatas, una cachucha de papel como sombrero, un delantal de saco y el pregón costumbrista se convirtió con el tiempo en unos de los personajes típicos de la calle.

Y a estos típicos vendedores dedicamos esta publicación.

OLGA GUILLOT (1922-2010) «La reina del bolero»

04 domingo Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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Nació en Santiago de Cuba, pero desde muy pequeña se mudó a La Habana y fue ahí cuando formó al lado de su hermana Ana Luisa, el dúo Hermanitas Guillot, que se presentó con éxito en el programa de radio «La Corte Suprema del Arte».

En 1938 inició su preparación musical con maestros como la soprano Hortensia Cohalla y el cantante Mariano Meléndez. A principios de la década de 1940 formó parte como segunda voz, del cuarteto Siboney, dirigido por la compositora Isolina Carrillo. El pianista Facundo Rivero, quien también formó parte de dicho cuarteto, descubrió las posibilidades de Olga como solista y la hizo debutar en La Habana en 1945, en el exclusivo “Zombie Club”, del cual ya hemos comentado en estas publicaciones..

En 1946 estrenó el bolero «La gloria eres tú», de José A. Méndez, y ese año grabó para Panart la versión en español de la melodía norteamericana «Stormy Weather»), con la que logró su primer éxito discográfico. En el mismo año, debutó en la emisora de radio 1010, a la que le siguieron sus actuaciones en Coco, RHC-Cadena Azul, Radio Progreso, etc. La Asociación de Críticos la seleccionó como la cancionera más destacada de Cuba. Ese hecho sirvió para que Miguelito Valdés la llevara a Nueva York a realizar unas grabaciones para el sello “Decca Records. En 1948, el tenor René Cabell la lleva a México, donde filma su primera película:»La venus de fuego», junto a Meche Barba. Allí también grabó algunas piezas acompañada de la Orquesta de Gonzalo Curiel.

A partir de ese entonces, sus actuaciones se acrecentaron en los teatros más relevantes de Cuba y encabezó temporadas en los cabarets Sans Souci, Montmartre y Tropicana. En 1951, en el Teatro Nacional de Cuba, tiene lugar el acto de coronación como “la Reina del Radio Nacional”.

En 1952 y 1953 recorrió casi toda Latinoamérica y grabó con el respaldo del pianista y compositor Juan Bruno Terraza. En 1954, firmó contrato de exclusividad con el sello “Puchito” y grabó «Miénteme», del mexicano Chamaco Domínguez, una de sus canciones más reconocidas, con la que en 1955 obtuvo el Disco de Oro. De 1954 a 1956, la Unión de Crónica Tele-Radial la proclamó la «Mejor Voz Cancionera de Cuba».

En 1957 regresó a México, donde impuso en el primer lugar el bolero «Tú me acostumbraste», de Frank Domínguez. También grabó para la firma “Musart”, acompañada por el maestro José Sabre Marroquín.

En 1958 viajó a Europa y actuó en el Palm Beach Casino, de Cannes, Francia.
En 1961, ya radicada en los Estados Unidos, se le entregó el Disco de Brillante por sus altas ventas, las mayores en Cuba de 1954 a 1960. En 1963, la Academia de Artes John F. Kennedy de Hollywood, le otorgó el premio Palmas de Oro como la Mejor Bolerista Latinoamericana.

Reconocida ya como una gran figura, el 31 de octubre de 1964 realizó su primer e histórico concierto en el Carnegie Hall de Nueva York. Fue la primera artista de habla hispana en presentarse en ese prestigioso teatro.

Participó en 16 películas, una de ellas, un célebre largometraje documental sobre la música cubana estrenado en 1964 titulado “Nosotros”, la música, donde cantaba junto a otro mito cubano, Bola de Nieve. La cantante no sólo era reconocida en Cuba, sino también en Nueva York y diversos países de Latinoamérica. Guillot compartió escenario, entre otros, con Sarah Vaughan, Edith Piaf y Nat King Cole.

En pocos años, conquistó al público con su manera apasionada de interpretar temas como «Tú me acostumbraste», «Miénteme» y «La gloria eres tú», entre otras, que fueron escuchadas en su voz por primera vez en muchos de los escenarios más importantes de América Latina, Europa y Asia. También firmó contrato de exclusividad con la empresa discográfica “Warner Music” en el 2000.

Decir Olga Guillot es recordar a cantautores como Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Lola Beltrán y José Antonio Méndez. Olga llevó el bolero a niveles de clásico, por lo que los especialistas no dudaron en llamarle «La Reina» del género.

Grabó unos 60 discos a lo largo de su carrera y varias calles del mundo llevan su nombre.
Con una carrera de 20 discos de Oro, 10 de Platino y uno de Diamante, Olga Guillot, o «La Reina del Bolero» es reconocida como toda una institución de la canción popular que se sigue escuchando en todo el mundo.

Es una de las figuras más trascendentales de la historia de la canción del siglo XX.

HOTEL SEVILLA El primer gran hotel de lujo de La Habana.

03 sábado Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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Con el nombre inicial de “Gran Hotel Sevilla”, fue inaugurado el 22 de marzo 1908. Sus arquitectos plasmaron armónicamente el estilo morisco, apreciable en la Alhambra de Granada, con sus innumerables y coloridos mosaicos, las trabajadas arcadas, las hileras de columnas, los altos puntales y un gran patio central que genera un agradable ambiente interior.

El “Roof Garden”, en la última planta del Hotel Sevilla, destacaba por su gran salón comedor, con suelo de mármol y magníficas lámparas de araña, con fabulosos techos exquisitamente decorados, y rodeado de inmensos ventanales, desde los que puede apreciar visitas únicas de la ciudad. Arquitectura, decoración, servicios, y sobre todo el céntrico lugar en que fue construido, aledaño al ya notorio Paseo del Prado, hicieron de este hotel uno de los más frecuentados en las primeras décadas de la República, y su fama trascendió las fronteras de la isla. Tras su inauguración en 1908 el lugar se convirtió en un popular sitio de encuentro para la alta clase cubana.

A inicios de la década del veinte, la compañía norte-americana Bowman Hotels compró el hotel y el edificio colindante, que inicialmente no pertenecía al hotel. En el año 1924, se terminó por la empresa Arellano y Mendoza una ampliación de este hotel que pasó a llamarse “Hotel Sevilla Biltmore” Havana city.

A finales de la década del treinta, el inmueble pasó a ser propiedad de un uruguayo que tenía vínculos con la mafia italo-norteamericana y personajes notorios como Santo Traficante, quien vivió durante dos años en este Hotel, tenían acciones en el negocio.

Sin embargo, el hotel no era frecuentado sólo por figuras relevantes de la mafia: además de Al Cappone , que ocupó totalmente la sexta planta, en su amplia galería de huéspedes ilustres se cuentan el célebre tenor Enrico Caruso y la famosa cantante Josephine Baker. También fueron huéspedes de este Hotel Lola Flores, Hugo del Carrill, el equipo de béisbol norteamericano “Medias Rojas de Boston” y su estrella Ted Williams, el periodista y jefe de redacción del periódico “New-York Times” Herbert Mathews, los campeones mundiales de boxeo Joe Louis y Luis Angel Firpo, los ex presidentes Arnulfo Arias y Juan Bosch, de Panamá y República Dominicana, respectivamente; el prestigioso escrito policíaco franco belga Georges Simenon, y el novelista español Vicente Blasco Ibáñez. En 1928 muchos de los diplomáticos y políticos que asistieron a la Conferencia Panamericana de la OEA celebrada en Cuba, también fueron sus huéspedes.

Fue en el famoso “Roof Garden” de este Hotel, que Ignacio Villa,“Bola de Nieve”, fue escuchado por la ya internacionalmente reconocida Rita Montaner y le propuso fuera a partir de ese momento ser su pianista acompañante exclusivo, ofrecimiento que él aceptó para beneplácito posterior de la cultura nacional. También en el “Roof Garden” se realizó una fiesta homenaje a Libertad Lamarque, célebre actriz y cantante argentina; y el famoso pintor y muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, como forma de pago por su estancia en el hotel, pintó dos grandes murales que adornaban precisamente el Roof Garden.

La vida del hotel cambió su rumbo a partir de 1939 cuando Don Amleto Battisti y Lora se apoderó de las acciones del Hotel. Battisti representaba los intereses de Lucky Luciano en La Habana. Desde allí, extendió sus intereses y negocios con rapidez: juego, carreras de caballos, casinos, prostitución organizada, compañías y bancos. Llegó incluso a convertirse en un personaje de la política cubana, ocupando un espacio en el Congreso; y también se proyectó como si fuera un mecenas, sin dejar de «escribir» algún que otro libro sobre el futuro de la política y la economía mundial.

Aunque La Habana llegó a tener posteriormente muchos hoteles de mayor importancia, el Sevilla no ha perdido nunca su encantador atractivo, por estar en el corazón de La Habana, patrimonio mundial de la humanidad, por su arquitectura morisca, su espectacular vista sobre la ciudad… Y si me lo permiten, por haber sido el sitio donde pasé mi luna de miel…

TEATRO ALHAMBRA

02 viernes Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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En él surgen nuevos géneros musicales y el bufo y la comedia alcanzaron alturas inestimables.
Un hito en la historia de la cultura cubana.

Fundado el 13 de septiembre de 1890 en el cruce de las calles Consulado y Virtudes, en pleno corazón de la Ciudad de La Habana, el teatro “Alhambra” era un caserón de una sola planta, propiedad de un emigrado catalán, al parecer no muy afortunado en sus empresas comerciales: José Ross. Lo primero que se le ocurre para ocupar el espacio que le quedaba libre a su taller de herrería fue instalar un gimnasio, más tarde lo convirtió en un salón de patinaje y, finalmente, por sugerencia de un coterráneo, en un teatro.

Ross se lo planteó como un teatro de verano a la usanza de Madrid, donde estrenaba obras del llamado género chico, zarzuelas, entremeses y obras de menor envergadura. Muy cerca tenia la competencia el teatro Albisu, y aunque para su inauguración lo anunciaron en los periódicos como un sitio más fresco y más bonito que el edificio rival, la propaganda no valió de mucho. El nuevo teatro fue un fracaso por casi diez años y casi a punto de cerrar apareció quien fuese su salvador :Federico Villoch.

Villoch era un libretista ya famoso cuando llegó al Alambra. Proveniente del teatro Martí, traía consigo un grupo de de profesionales que lo secundaban en todos sus proyectos: el escenógrafo Miguel Arias y el actor José López Falco. Ellos no inventaron el bufo cubano, pero lo llevaron hasta la cumbre en aquel local que para siempre quedó como abanderado del género en Cuba.

Se les fueron sumando otros actores y personal de teatro, como Regino López, su hermano Pirolo y cinco generaciones de los célebres Robreño, también llegados de Cataluña, familia que tan importante papel ha jugado en la historia de la cultura nuestra. Les seguirían Acebal y años después el inigualable Enrique Arredondo, el rey del bufo y uno de los más grandes actores cómicos del país.

Villoch escribió alrededor de cuatrocientas obras, entre sainetes, operetas, parodias, revistas y zarzuelas, algunas muy recordadas, como “La isla de las cotorras”, “La danza de los millones”, “La República Griega”, “La casita criolla” y “El rico hacendado”. A partir de la llegada de Villoch comenzó en el Alhambra la temporada más larga del mundo, que se extendió desde 1900 hasta 1935. Por sus tablas desfilaron cada noche el negrito, el gallego y la mulata, secundados por coros y cuerpos de bailes, y todos, con el mayor desparpajo, regalaban a un público exclusivamente masculino un variadísimo registro que iba desde las más picantes monerías de las bellísimas y muy atrevidas vedettes hasta la más encarnizada sátira política, verdadera crítica social disfrazada con los cascabeles de la carcajada.
Entre sus visitantes más ilustres estuvieron Rubén Darío, Blasco Ibáñez, Valle Inclán, Jacinto Benavente y García Lorca, por solo mencionar un grupo de nombres representativos en una lista que fue larga.

En el Alambra se representaron más de cinco mil piezas, todas costumbristas y de gran arraigo popular. Dividida entre la elegante platea y el modestísimo lunetario, una desaforada multitud de varones (en la que no faltaban unas poca damas osadísimas que se disfrazaban hasta con bigotes para poder asistir al espectáculo, como lo hace Beatriz Valdés en la película “La bella del Alambra”, del director Enrique Pineda Barnet) aplaudía con arrebato a sus vedettes favoritas o silbaba con el mismo vigor a las que ya mostraban carnes algo envejecidas; reía con las picardías del negrito y el gallego; vitoreaba fogosamente a la mulata y hasta se enzarzaba en peleas de bandos cuando la actualidad se adueñaba del escenario, como en el espectáculo que aparece en el filme, “La isla de las cotorras”, sátira que aludía a la llegada de un funcionario norteamericano mal visto por los cubanos que ansiaban la independencia política de Cuba.

Los libretos de las obras representadas resultaban muy atractivos. Los actores y actrices, aunque pertenecientes al género cómico, eran sumamente talentosos, y las mujeres, tanto las solistas como miembros del cuerpo de baile, rebosaban atractivo físico y gracejo popular. El vestuario y las escenografías eran costosos y de buen gusto y diseño, y estaba el especial encanto de la música, que se introdujo al comienzo en forma de guarachitas que actuaban como las actuales cortinas radiales. Pero con el tiempo el teatro llegó a contar entre sus compositores e intérpretes musicales a relevantes figuras de la época, músicos de la talla de Marín Varona, Manuel Mauri y Rafael Palau, quienes escribieron partituras para sainetes, operetas y zarzuelas.

Fué en 1911 que se incorpora el entonces joven compositor Jorge Anckermannn, el más fecundo de su época, con más de tres mil piezas de su probada autoría. Y con su llegada la música se convirtió en el elemento de más importancia en el espectáculo. Ackermann, creador de la primera guajira, “El arroyo que murmura”, que tuvo su estreno mundial en la obra “Ni loros, ni gallos”, también llegó a crear un género de su invención, el tango-congo, que inició con la obra “La casita criolla” y llegó a ser muy popular. Lo interpretaba la actriz y cantante Blanquita Becerra y contenía el conocido estribillo: “Tumba la caña / anda ligero/ que ahí viene el mayoral/ sonando el cuero”.

El Alambra fue un exponente del arte dramatúrgico cubano, en él surgieron nuevos géneros musicales y el bufo y la comedia alcanzaron alturas inestimables. Fue también una escuela rigurosa para los profesionales más jóvenes que allí trabajaron. Por todo ello constituye un hito en la historia de la cultura nacional.

Y tuvo el Alhambra el final melodramático de una gran vedette de vaudeville: malherido por la llegada del cine sonoro, el machadato y la tremenda crisis económica que desencadenó en el país, una noche se desplomaron con estrépito el pórtico y parte del lunetario. Pero también, como en toda farsa, hubo en este suceso detalles de gran vis cómica: los timbales de la orquesta fueron hallados por los bomberos a la mañana siguiente sepultados entre los escombros, pero estaban sanos y conservaban extrañamente impecables el brillo de sus metales, lo que hizo exclamar a uno de ellos:
“¡Pero qué timbales tiene el Alambra!”

AUTOS EN CUBA 1920 “La danza de los millones…”

01 jueves Nov 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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En 1903 Cuba y Estados Unidos firmaron el Tratado de Reciprocidad, donde los productores cubanos de azúcar comprometían el 20 por ciento del mercado de los EE.UU, sin pagar impuestos de importación estadounidenses. A cambio, Cuba reducía los impuestos diseñados para proteger a sus industrias de las importaciones de Estados Unidos.

El azúcar siempre fue una las principales exportaciones de Cuba, pero los años entre 1909 y 1920 fueron de un crecimiento exagerado. El precio de la libra de azúcar pasó de 1,93 centavos de dólar por libra en 1914, justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, y llego a venderse hasta 22,5 centavos de dólar por libra en 1920. Si en 1919 el valor de la zafra fue de 454.5 millones de dólares, en 1920 alcanzó la astronómica cifra de 1005.4 millones de dólares.

Este período en Cuba entre 1919 y 1920 se conoce como la Danza de la Millones, y en verdad los millones danzaron: a los que obtuvieron grandes ingresos les entró el furor de gastar lo más posible, lo que pudiéramos calificar como despilfarro colectivo en gastos suntuarios.

Personas que apenas habían visto un mapa en su vida, ahora iban a pasar sus vacaciones a EUA. o Europa. Se hicieron presentaciones teatrales fabulosas. Existió una competencia a ver quien rodaba el carro más caro y más lujoso de aquella época, competencia aún más ridícula si se tiene en cuenta que se trataba en muchos casos de colonos y cosecheros de caña que anteriormente su principal medio de locomoción habían sido los caballos por las guardarrayas de sus fincas.

Esta riqueza condujo a gastos extravagantes. Por el Paseo del Prado en La Habana circulaban cientos de nuevos coches, como en la «Fifth Avenue» de Nueva York, y según el “Wall Street Journal” del 28 de junio de 1920, en su mayoría eran de alto precio. Marcas como Pierce-Arrows, Packards y Rolls-Royce eran comunes en nuestras calles.

En dicha publicación también se comentaba que “el cubano es a la vez un buen gastador y sin dudas también un buen jugador, cuando tienen fondos. Se hace evidente en los hipódromos y los casinos donde muchos que arriesgaban solo $10, ahora apuestan $ 1.000 sin inmutarse. El Casino en La Habana y el juego oficial de Jai Alai son muy frecuentados”.

Los automóviles han cambiado mucho desde 1920. La industria del automóvil era muy buena en la década de 1920. Había muchos nuevos tipos de automóviles. En esa década , muchos de los soldados que lucharon en la Primera Guerra Mundial, compró los coches a su regreso a casa. La gente empezó a ver que tener un coche haría que viajar fuera mucho más fácil. Pronto casi todas las familias estadounidenses tenían un coche. Ford fue el fabricante de automóviles más grande, pero otras compañías también fueron grandes en su momento. Los de Ford eran populares porque eran más económicos, pero durante la década de 1920, todos los fabricantes de automóviles se enriquecieron.

Y Cuba representó en este período un mercado excelente. En la publicación solo algunos anuncios de los muchos que circularon en Cuba en esos años. Observen que cada promoción tiene un lugar diferente de venta. ¿Cuántas serían?

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