Plaza y Monumento a su memoria. Su obra.
Nace el 11 de enero de 1816, en el Castillo de los Tres Reyes del Morro de La Habana. Su padre era el comandante de la referida fortaleza militar, coronel de ingenieros Francisco José de Albear y Hernández, natural de La Habana, y su madre Micaela Fernández de Lara y Vargas, oriunda de Trinidad.
Curso estudios en la Escuela Concepción y el Colegio Buenavista. En este último fue acreedor a un certificado de honor, que le sería otorgado en 1832 por Domingo del Monte. Continuando la tradición familiar, en 1826, solicitó su ingreso en el Regimiento de Dragones de América, donde obtuvo los cordones de Cadete. En julio de 1835 parte hacia España para realizar los exámenes de ingreso a la Academia de Ingenieros de Guadalajara, que aprobó un año más tarde con notas de sobresaliente, graduándose con iguales calificaciones en 1839, cuando obtuvo el grado de teniente del Real Cuerpo de Ingenieros.
En 1844 fue destinado a la Dirección Subinspección del Arma de Ingenieros en la Isla de Cuba, y se le asignó una comisión previa de servicio por diferentes países europeos, a los efectos de examinar lo más avanzado en materia de tecnología, emprendiendo una gira por Francia, Bélgica, Prusia e Inglaterra. Regresa a La Habana el 10 de abril de 1845.
A su regreso a Cuba, en 1846, es ascendido a teniente coronel de infantería y se le encomienda reconocer el curso del río Zaza, dirigir la construcción del Cuartel de Caballería de Trinidad y elaborar un proyecto para la ampliación del muelle de Cienfuegos. En la capital, como Ingeniero de la Junta de Fomento, estuvo a cargo de obras como el puente San Jorge sobre el río Bacuranao, el puente de las Vegas, el Pontón de Carrión y la construcción de la Calzada a San Cristóbal por Guanajay.
Durante el fecundo periodo de su labor que se extendió hasta 1854, intervino en la realización de unas 200 obras, entre ellas, las primeras líneas telegráficas que existieron en Cuba, la remodelación y ampliación de los muelles del puerto habanero, el Jardín Botánico de la Habana, el edificio para el Observatorio Meteorológico, la Casa de la Junta General de Comercio y Lonja Mercantil, y la Cátedra de Agronomía, así como la elaboración de un proyecto de Carretera Central. A partir de 1858 estuvo a cargo de la Dirección facultativa de ferrocarriles, participó como tribunal en la selección de los proyectos del Cementerio de Colón, en La Habana, y del Teatro Esteban (hoy Sauto) de Matanzas, así como elaboró la primera propuesta del Malecón habanero, por solo mencionar algunas tareas relevantes.
La obra que lo convierte en un símbolo fue, sin lugar a dudas, fue la elaboración del Proyecto de conducción a La Habana de las aguas de los manantiales de Vento, en 1855, y su complejísima ejecución ulterior, a la que dedicó los últimos 30 años de su vida. Muere el 23 de octubre de 1887, de ahí que la conclusión de esta estuviese a cargo de su discípulo, el coronel de ingenieros Joaquín Ruiz, quien mantuvo los planes originales de su maestro, y fue inaugurada finalmente el 23 de enero de 1893.
A nivel académico, ocupó distintos cargos tanto en Cuba como fuera. Fue Vicepresidente de la Junta Superior de Instrucción, Miembro Correspondiente de la Real Academia de Ciencias de Madrid y de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, ocupando la presidencia de la Sección de Ciencias Físicas y Naturales, además de formar parte de distintas organizaciones y sociedades de todo el mundo.
Por sus virtudes y méritos profesionales se construye una plaza que lleva su nombre y un monumento. La escultura, ejecutada en Italia, a tamaño natural y en mármol de Carrara por el escultor cubano José de Villalta y Saavedra, en 1893, fue inaugurada en marzo de 1895. El parque está a la entrada de la calle Obispo de espalda a la librería La Moderna Poesía y el conjunto puede apreciarse desde el Parque Central. Si se toma por entrada Monserrate, está al costado del “Floridita”.