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CUBA en la memoria

~ por Derubín Jácome

CUBA en la memoria

Archivos mensuales: febrero 2013

CENTRAL HERSHEY – STA CRUZ DEL NORTE

28 jueves Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Municipios y ciudades

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Milton Hershey… un hombre con suerte…
(Publicado por D.Jácome)

Muy cerca de Santa Cruz del Norte, que es un municipio ubicado en la costa norte de la isla, se encuentra un lugar que lo compenetra a la naturaleza y los bellos paisajes. Nos referimos a los “Jardines de Hershey”, con exuberante vegetación y la posibilidad de darse un chapuzón en las cristalinas aguas del río que recorre toda la instalación. Lo cierto es que parece que el tiempo se ha detenido en este lugar, cuyas casas de piedra o madera con techos de zinc y ordenadas junto a calles perfectamente delineadas, recuerdan un poblado rural norteamericano del siglo pasado. ¿Por qué?

La historia cuenta que sus inicios giran alrededor de 1916. Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, el azúcar de remolacha europea que Milton S. Hershey utilizaba en su fábrica de chocolate empezó a escasear, así que el magnate viajó a Cuba y empezó a adquirir plantaciones de caña y a construir refinerías para garantizar el abastecimiento de su fábrica en Pennsylvania. Hershey, dueño de “Hershey Corporation”, la industria del chocolate más famosa del planeta, se enamoró a primera vista de Cuba, de su clima, y de lo que él llegó a llamar “la eterna primavera tropical”.

Después de probar la calidad del azúcar cubano, el empresario Hershey optó por ocuparse directamente de su producción e incluso de su transportación hasta el puerto. Es por ello que allí mandó construir las fábricas y demás establecimientos , que tuvo mayor auge con la llegada del tren eléctrico, que pronto tuvo su línea para mover los materiales de lo que se llamaría como el “Central Hershey”, equidistante de La Habana y Matanzas.

Los primeros trenes eran a vapor, pero en 1919 “Hershey Ferrocarril Cubano” comenzó a pedir equipos eléctricos a “JG Brill” y “General Electric”. El servicio de pasajeros eléctrico entre Matanzas y «Central Hershey» comenzó en enero de 1922 y se extendió a Casablanca, al otro lado de la bahía de La Habana, en el mes de octubre de ese mismo año. En 1924 tenía una flota de 17 coches eléctricos de pasajeros y 7 locomotoras eléctricas. Además de los pantógrafos de los vehículos troles realizado con el fin de cruzar las líneas de tranvía en Matanzas y Regla.

Con el paso de los años nació la comunidad, diseñada al estilo y gusto de su fundador instalándose el ingenio, las plantaciones cañeras y el ferrocarril. Hershey construyó una pequeña comunidad para que sus trabajadores no tuviesen que viajar desde tan lejos y estaba basada en el modelo de comunidad que también había creado para sus trabajadores en Pennsylvania, USA.

Las casas de este pequeño pueblo eran bastante cómodas y tenían un estilo americano muy pronunciado, ya que a pesar del clima tropical contaban hasta con chimenea. Además de las viviendas, Hershey, que quería empleados saludables, mandó a construir un centro médico totalmente equipado y una farmacia bien abastecida, una escuela pública gratuita para los hijos de sus trabajadores, un club social deportivo con varias instalaciones, entre las que se incluían un campo de béisbol y ¡uno de golf!.

Quería empleados saludables, por eso también estableció una pequeña clínica, además de una céntrica farmacia bien abastecida, igualmente el supermercado y la carnicería estaban dotados de grandes frigoríficos y las paredes con azulejos relucientes. La comunidad contaba con su propia planta de energía, alcantarillado y agua potable. Incluso los más pequeños tenían su pequeño “parque de diversiones”, que era un parque infantil con toboganes y columpios.

El gobierno cubano de ese entonces condecoró y premió muchas veces a este empresario norteamericano, que de hecho cuenta con la presea más alta que Cuba concede: la “Gran Cruz a la Orden Nacional”.

A fines de la Segunda Guerra Mundial, la compañía ya tenía suficientes plantaciones en Estados Unidos y llegó a la conclusión de que ya no necesitaba del azúcar cubana. Todas sus fábricas y propiedades, incluido el ferrocarril, fueron vendidas a la “Cuban-Atlantic Sugar Company.”

En 1958, la “Hershey Chocolate Corp.” vendió este Central al industrial cubano Julio Lobo Olavarría (1889-1983) principal propietario de centrales azucareras, dueño de 16 centrales y el mayor productor de azúcar de Cuba, con una producción de 3 941 814 sacos de 325 libras.

Del municipio de Santa Cruz del Norte quedan muchos temas por publicar. Allí se encuentra actualmente la fábrica del “Ron Habana Club”, donde antes se fabricaba entre otros, el “Ron Sta Cruz”(1928), pues el “Habana Club” se producía en Cárdenas, provincia de Matanzas. También este Municipio, que hasta 2010 pertenecía a La Habana, es uno de los que conforman la nueva Provincia de Mayabeque… Es decir que el Habana Club ya se ha fabricado en tres provincias diferentes ¿Faltará alguna otra?

Como nota curiosa, en 1912 Milton Hershey y su esposa se salvaron de viajar -y quizás morir- en el “Titanic”, a causa de una repentina enfermedad de última hora de la Sra. Hershey, lo que los obligó a cancelar los pasajes que debían llevarlos desde Inglaterra a Nueva York. En el “Museo Hershey” en Harrisburg (PA) se conserva el cheque con el que se pagó los pasajes a la “White Star Line”, compañía naviera dueña del “Titanic”.
Un hombre de suerte…

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EL MALECÓN – ANTES Y DESPUES

28 jueves Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Urbanismo y Arquitectura

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Aunque las fotos no tienen buena calidad, en la superior se puede observar lo que era la costa del litoral habanero antes de realizarse las obras del Malecón. Tenía razón Eduardo Tella cuando las describía como “Una costa rocosa, llena de inmundicias, con un sin número de zanjas abiertas en las rocas“…etc.

La foto es de 1900 y la inferior es posterior a la realización de las primeras obras del Malecón. En ambas también podemos observar que el Vedado aún no era la ciudad que todos conocimos.

La comparación es suficiente…

EL MALECÓN Y SUS “BAÑOS”.

27 miércoles Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Urbanismo y Arquitectura

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“Una costa rocosa, llena de inmundicias, con un sin número de zanjas abiertas en las rocas que partiendo de los fondos destartalados de las casas de la calle San Lázaro vertían sus excretas al mar, y cloacas abiertas que desembocaban por el centro de las calles transversales; añádanse depósitos de materiales, barracones de madera pomposamente llamados baños…”, etc. Así describe el ingeniero y arquitecto Eduardo Tella en la «Revista de la Sociedad Cubana de Ingenieros», la zona del litoral habanero antes de construirse el Malecón. Y ese era realmente su aspecto en los tiempos de la colonia de lo después que será la «Avenida de Antonio Maceo», originalmente “Avenida del Golfo” y conocida, por todos, como el Malecón de La Habana.

La historia del Malecón o “Avenida de Antonio Maceo”, nombre casi desconocido para muchos cubanos, comenzó en 1819 cuando se puso en práctica el llamado “ensanche de extramuros”, pues la ciudad estaba creciendo y el espacio costero que iba desde la entrada de la bahía hasta el Torreón de San Lázaro, era solo un espacio abierto de roca y mar, hermoso pero sin otra señal que lo inhóspito del lugar, a donde iban algunas familias a tomar baños de mar en esos “barracones de madera pomposamente llamados baños…” a los que Tella hace referencia.

El Malecón de La Habana fue concebido originalmente por autoridades de los EE.UU. a principios del siglo XX. La construcción de la pasarela se inició a principios de 1900 no mucho después de la Guerra Española-Estadounidense.

Desde la zona del litoral habanero donde hoy está el Parque Maceo y hasta el Río Almendares, lo que existía entonces era una costa de agudos arrecifes y un monte firme e impenetrable, que las autoridades españolas consideraban como una muralla natural ante los ataques y lo llamaban “Monte Vedado”. De aquí el nombre de lo que sería posteriormente lo que conocemos como el municipio Vedado.

Desde finales del siglo XIX, esta franja de territorio habanero vio vestir con recatados trajes de baño a nuestros abuelos en los días calurosos de nuestro verano, cuando aprovechando los viejos senderos de pescadores descendían por la parte posterior de sus casas para bajar a las pocetas y refrescarse en el mar. Todavía hoy se pueden ver algunas labradas en las rocas y que en aquella época se cubrían de toldos y de sombrillas en la época del verano.

Hasta 1895 hubo un desarrollo notable en el caserío de El Vedado. La cercanía del mar hizo que el barrio cobrara relevancia. En la línea de la costa, desde G hasta 6, se establecieron, a partir de 1864, varios balnearios y constituyeron una opción más asequible para las familias de menos recursos, sobretodo en su modalidad de baños públicos. La gente se bañaba entonces en lo que se llamaban pocetas de ahogado, que se aprovechaban de la disposición de las rocas o se cavaban artificialmente en estas. Las había pequeñas, con locales reservados para la familia, y otras muy amplias, en las que se bañaban, por separado, hombres y mujeres.

Entonces la calle E fue conocida popularmente con el nombre de “Baños”, porque llevaba a las pocetas del balneario “El Progreso”, el primero que se construye, en 1864. A fines de siglo se construyeron además, los baños de mar “Las Playas” frente a la calle D y posteriormente “El Encanto”, “El Carneado”, en Paseo, y otros como “El Encanto” y “El Océano”. Eran a la mar abierta, pero tenían unas divisiones para que no pudiera pasar los temidos tiburones.

El dueño de “El Progreso” lo convirtió en un gran negocio. Sobre la gran nave que cubría sus pocetas construyó 14 apartamentos dotados de sala-comedor, dos habitaciones y servicios, que alquilaba por cien pesos mensuales, y en Tercera, entre B y C, edificó varias casas de madera, pequeñas, destinadas también al alquiler durante la temporada veraniega. Sin contar que por el derecho al baño de mar cobraba 50 centavos.

Los baños de Carneado, en Malecón y Paseo, llegaron a ser la mejor diversión habanera para el domingo. Eran propiedad del llamado “Hombre-Grito”, por la promoción que hacía de su peletería en la Manzana de Gómez. Carneado presumía de riqueza, fortaleza física y varonía. Su riqueza la hacía evidente con tres brillantes gigantescos que formaban parte invariable de su atuendo. Para exhibir su fuerza, colocó una estatua suya, completamente desnudo y con los músculos en tensión, en las afueras de su residencia, situada también en las cercanías del litoral, y de su cualidades como varón, exhibía con orgullo sus más de 20 hijos, de todos los colores, que daban fe de su calidad de Don Juan.

La gente se bañaba entonces en lo que se llamaban pocetas de ahogado, que se aprovechaban de la disposición de las rocas o se cavaban artificialmente en estas. Las había pequeñas, con locales reservados para la familia, y otras muy amplias, en las que se bañaban, por separado, hombres y mujeres.

Todos estos baños de mar, desaparecieron con la urbanización de la ciudad y la construcción del Malecón. En una de las fotos, de la publicación, se puede observar a la distancia que algunas construcciones quedaron de la costa. Pero, por suerte, no tenemos que sentir la pérdida de estos baños, porque en su lugar tenemos un malecón inigualable del cual nos sentimos orgullosos. ¿O no?

EL PALACIO DE CONVENCIONES Y DEPORTES (1944) LA CIUDAD DEPORTIVA (1957)

26 martes Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Urbanismo y Arquitectura

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Quizás algunos no recuerden, o no sepan, que el primer Palacio de Deportes que hubo en La Habana, estaba exactamente donde actualmente se encuentra la “Fuente de la Juventud”, frente al Hotel Riviera. Y recuerdo, de niño, allí disfrutar de los famosos circos “Ringling Brothers” o “King American Circus” y algunos grandes espectáculos de patinaje sobre hielo, porque también disponía de esa posibilidad.

EL PALACIO DE CONVENCIONES Y DEPORTES
A mediados de 1944, durante la presidencia de Fulgencio Batista se construyó este edificio destinado a celebrar peleas de boxeo ,lucha, baloncesto, voleibol y donde bajo el tabloncillo se contaba con una piscina. Su construcción se debió al arquitecto Pérez Benitoa. Estaba ubicado, como ya les comenté, en la calle Paseo junto al mar y frente al Hotel Riviera. Construirlo allí fue una falta total de perspectiva del desarrollo urbanístico de La Habana y en 1955 bajo la presidencia del mismo Batista, tuvo que demolerse para continuar el malecón desde G hasta la calle 8 del Vedado. En el local además se presentaron algunos grandes espectáculos además de los ya mencionados.
Esto motivó la necesidad de que se previese la construcción del actual Coliseo de la Ciudad Deportiva.

LA ACTUAL CIUDAD DEPORTIVA
Clasificado como una de las obras de mayor relevancia de la Ingeniería Civil cubana, fue construido en 1957 y ubicado en unas 26 hectáreas en el área limitada por la Vía Blanca, la avenida de Rancho Boyeros, Santa Catalina y Primelles, en el Municipio Cerro de La Habana. Los terrenos fueron cedidos por el Alcalde de La Habana Justo Luis del Pozo.

En estos campos se previó construir un Estadio Olímpico, cuatro campos de tenis, gimnasio, piscina olímpica, piscina de clavado y un bello Palacio para los Deportes o Coliseo, para sustituir al que se demolió. También se programó construir cuatro campos de béisbol, uno de soft ball, pista de carreras, tres campos de baloncesto y voleibol, canchas de handball y squash, lo que no se cumplió totalmente.

El Coliseo se comenzó a construir en el mes de noviembre de 1952. Es un edificio de planta circular de 20 mil m² construido de hormigón, tiene 103.2 metros de diámetro exterior y se sustenta en 48 columnas distribuidas en dos círculos concéntricos de 24 columnas cada uno. El círculo interior tiene 62.8 metros de diámetro y el exterior 88.30. A partir de este último círculo se proyecta un voladizo de 7.45 metros de luz sobre el cual descansa una placa de hormigón preforzado de 24 cm de espesor y a una altura de 6.65 metros sobre el nivel del terreno. Para garantizar la iluminación diurna el domo tiene 44 cúpulas transparentes de 2 metros de diámetro cada una y para la nocturna se le dotó de 180 lámparas de 2 mil watts.

La cúpula de hormigón armado que cubre la instalación, tiene 88 metros de diámetro, sin apoyo interior alguno y está soportada por una viga circular de hormigón postensado que se apoya en las 24 columnas exteriores, con asiento en forma de balancín que le permite realizar los pequeños movimientos de dilatación y contracción debido a los cambios de temperatura. Esta cúpula fue realizada por una compañía norteamericana y los demás trabajos fueron acometidos por el antiguo Ministerio de Obras Públicas y el sistema de contratas e ingenieros cubanos, dirigidos y supervisados por el Ingeniero Luis Arroyo y Ángela, esposa de este. El costo del Coliseo alcanzó la suma de 4 millones de pesos.
La capacidad del edificio es de 15 mil personas y uno de sus aspectos más notables lo constituye el sistema de salida que está previsto para que en 5 minutos puedan abandonarlo todos los asistentes.

La inauguración del Coliseo se efectuó el 26 de febrero de 1958, aunque después se continuaron realizando otras de las instalaciones previstas.

En el frente del gran coliseo existe una estatua en bronce de una mujer desnuda corriendo con los brazos abiertos. Esta obra titulada La Meta es del escultor Fernando Boada Martín y fue realizada entre 1936-1937.

El Coliseo constituye una de las obras de mayor relevancia de la ingeniería civil cubana, el domo o cúpula de 95 metros tiene como característica muy moderna la presencia de tejas translúcidas, que permiten el paso de la Luz solar, cuyos rayos caen sobre el tabloncillo desmontable de singular calidad, donde pueden realizarse múltiples eventos deportivos y recreativos.

24 de FEBRERO DE 1895 – GRITO DE INDEPENDENCIA

24 domingo Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Fechas históricas

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Unas 35 localidades de distintas partes del país se levantaron en armas contra el colonialismo español aquel 24 de febrero, entonces ¿Por qué “Grito de Baire”?

El 29 de enero de 1895, José Martí, desde la emigración y como máximo representante del Partido Revolucionario Cubano, organizó la insurrección en Oriente, al igual que en el resto del país. Para alcanzar sus objetivos independentistas, Martí se apoyó en las figuras más cimeras de la gesta anterior, y logró vertebrar un movimiento que respondió a sus órdenes sin vacilaciones.

Martí convocó a Mayia Rodríguez, en quien Máximo Gómez había delegado su «autoridad y poder expresos», y a Enrique Collazo, que daba fe de la autoridad de este, para valorar las noticias e informes recibidos de Cuba. Los reunidos coincidieron en la necesidad de impartir cuanto antes la orden de alzamiento, la cual redactó Martí y suscribieron los tres. En ella, se autorizaba el alzamiento simultáneo en la Isla, o con la mayor simultaneidad posible, durante la segunda quincena del mes de febrero.

Se le envió esta decisión al ciudadano Juan Gualberto Gómez y en él a todos los grupos de Occidente, con copias para Guillermón Moncada, residente de Santiago de Cuba; Bartolomé Masó, radicado en Manzanillo; Francisco Carrillo, localizado en Remedios y el camagüeyano Salvador Cisneros Betancourt.

En su finca Colmenar de Bayate, cerca de Manzanillo, al amanecer, Bartolomé Masó izó la bandera de la estrella solitaria y estableció allí un campamento mambí. Ochenta insurrectos se alzaron en Yara y entraron a punta de machete en el poblado donde hicieron acopio de armas. Cerca de Bayamo se levantaron Joaquín Estrada Castillo, en su finca el Mogote; Esteban Tamayo, en Vega de la Piña con 80 compañeros; José Manuel Capote, en San Diego, con 40 hombres armados. En Occidente, se reunieron en las cercanías del poblado matancero de Ibarra un pequeño grupo que incluía a Juan Gualberto Gómez y a Antonio López Coloma. Iba a encabezar este alzamiento el general Julio Sanguily. Muchos de ellos cayeron prisioneros. Corrieron igual suerte al de Ibarra, los levantamientos de Jagüey Grande y Aguada de Pasajeros.

Según varias fuentes, unas 35 localidades de distintas partes del país se levantaron en armas contra el colonialismo español aquel 24 de febrero. Solo en la región oriental, sobre todo en su parte sur, pudieron consolidarse los focos guerrilleros.

Fue el 24 de Febrero de 1895 el día que los cubanos iniciaron la guerra que proporcionaría la independencia a Cuba. Se le otorga el mérito a un pequeño caserío llamado Baire, cerca del pueblo Jiguaní en la provincia de Oriente, de haber sido el primer lugar donde los cubanos tomaron las armas. El gobierno español no adivinó en un principio el alcance de la insurrección y consideró la situación favorable al reducir el foco separatista de Baire. Sin embargo los rebeldes prosiguieron sus actividades y el 25 de marzo Martí y Gómez, lanzaron el llamado “Manifiesto de Monte Christi”, verdadero programa del movimiento independentista.

El 24 de febrero los complotados de Manzanillo, Bayamo, Jiguaní, Las Tunas y Holguín, así como el resto de la provincia acataron la orden recibida, y al grito de «¡Independencia o Muerte!» reiniciaron la lucha. Baire, pequeño barrio del municipio de Jiguaní, fue el lugar elegido para reiniciar la lucha, por lo que el “Grito de Baire” es sinónimo de 24 de Febrero de 1895.

Antes de que finalizara el año, la guerra se extendía hasta el occidente del país: era inevitable la derrota del colonialismo español.
De nuestras Guerras de Independencia aún nos queda mucho por publicar. Por se hoy 24 de Febrero, comenzamos…

LOS PREGONES. Para pantalón y saco, traigo percheros baratos…

24 domingo Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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El vocablo «pregón» viene del latín «praeco». En su primera significación dice el Pequeño Larousse: 1.- Promulgación o divulgación de una noticia, aviso o hecho que se hace en alta voz y en un lugar público para hacerlo saber a todos. 2.- Propaganda o anuncio de algún producto o mercancía que suele hacerse a voces por la calle.

Los pregones, considerados música urbana o callejera eran posiblemente manifestaciones de las clases menos pudientes que tenían que anunciar, con su propia voz, lo que vendían o el servicio que ofrecían para poder ganar clientes, porque no hay nada más cierto que el lema que dice: “producto que no se anuncia no se vende”.

Afirmó el historiador Fernando Ortiz que “el pregón es el alma del cubano”. Se trata de una expresión musical nacida de los vendedores ambulantes anunciando sus mercancías. Usual en los países cuyo clima favorece la venta en las calles, surge en Cuba en el siglo XIX y llegó con la emigración franco-haitiana tras la Revolución de Haití.

El pregón es conocido en la isla desde los albores de la colonia y hasta los finales del siglo XIX tuvo un auge inusitado, que sorprendía y a veces molestaba a los viajeros de otros países. Las exclamaciones y cantos de los pregoneros aportaron a la atmósfera callejera un tono melodioso, el más popular y menos respaldo por técnica musical alguna, oyéndoseles, en cada mañana o noche de su historia, añadir a intervalos musicales al pregón. Textos de la época recogen algunos de lo que se oían a la entrada del Teatro Tacón: ¡Bollitos sílfide» ¡Butifarras Elssler! o enumerándose bisuterías, ropas o frutos en melodías que algunos músicos populares tomaban para sus Danzas.

Durante la época de la colonia española, pregoneras y pregoneros llenaban la Plaza Vieja y el entorno de la Catedral habaneras. Alegraban y facilitaban las labores domésticas al traer los productos que ofertaban hasta las puertas de las casas, e incluso algunos se hicieron legendarios por sus propios estilos.

Los cubanos tienen en esto características especiales. Hay pregones que tienen un valor artístico innegable, y hasta cualidades literarias apreciables, incluso sin tener en cuenta la música. En primer lugar el melisma, técnica de cambiar la altura de una sílaba musical mientras es cantada, rasgo propio de los pregones de mangueros; estilo comparable con el cante jondo o cante flamenco, el uso del falsete y otros trucos de ejecución. En segundo lugar, la apoyatura que se observa al final de los pregones de maniseros, tamaleros y otros vendedores; es como un cierre cortante del pregón en que se rompen las primeras silabas de una palabra.

Muchos compositores de música popular o culta han tomado motivos de pregón, creando algunos pregones universalmente conocidos “El Frutero” que compuso el maestro Ernesto Lecuona, aunque el más famoso de este tipo y grabado internacionalmente es “Frutas del Caney” del gran escritor-compositor Félix B. Caignet; otro gran maestro, Eliseo Grenet, compuso “Rica Pulpa”; “El Viandero” de Ernesto Muñoz; “Rapsodia de Pregones”, “El Botellero”, de Gilberto Valdés; “Se va el Dulcerito” de Rosendo Ruíz Suárez y “El Dulcero” de Tomás Corman. ¿Quién puede olvidar “el Yerberito” interpretado por nuestra gran Celia Cruz o “el Manisero” de Mosises Simons?

Y es que hasta uno de nuestros sones más importantes que dio nombre a una modalidad que se conoce en el mundo por Salsa, era el son-pregón de Ignacio Piñeiro «Échale Salsita», al usar como tema para su canción la historia del llamado «El Congo», quien en el pueblo Catalina de Güines vendía las mejores butifarras, de ahí que parte de la letra dice así: …»En este cantar profundo; Lo que dice mi segundo; No hay butifarra en el mundo, como la que hace el Congo. Échale salsita, Échale salsita…»

Otros “sonoros” pregones se encuentran en los afiladores de tijeras. Con su rudimentario equipo, mitad bicicleta, mitad carretilla, andaban por nuestras calles, pero a ningún afilador de tijeras que se respete se le ocurriría salir a trabajar sin ese pequeño instrumento musical que los ha identificado desde siempre, y que es el xilófono. Escuchar esa tenue melodía, es sinónimo de que acerca al barrio ese necesario trabajador.

Específicamente sobre los pregones de los maniseros en Cuba, sabemos que pudieran hacerse varios libros, hasta de las características según los sitios donde se desempeñan. Recuerdo que algunos llevaban, adosada a su emblemática y generalizada lata bien tapada con los cucuruchos, nada menos que una hornilla en la parte inferior con brazas de carbón encendidas, para mantener el producto «tostadito y caliente..»

Y en cuanto a los pregones, “hay de todo como en botica”, de entre los cuales escojo a manera de simpático ejemplar el pregón de un conocido vendedor que siempre se encontraba en los alrededores del Parque Calixto García en Holguín, y también en las gradas del estadio beisbolero de igual nombre… “cambio máni por móni…si no hay móni, no hay máni”…

Sin dudas los pregones son un capítulo importante del folklore cubano y expresión de la profunda riqueza poética y musical de nuestro pueblo.
Y parafraseando al manisero… me voy… me voy….

IGLESIA Y PLAZA DE SAN FRANCISCO

24 domingo Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Religión, Urbanismo y Arquitectura

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Después de la ocupación inglesa, nunca volvió a ser iglesia.
(Publicado por D.Jácome)

La iglesia de San Francisco de Asís tiene una historia muy peculiar. La antigua Catedral de La Habana se encontraba donde hoy está el Palacio de los Capitanes Generales. Cuando aquella iglesia se derribó, se decidió trasladar la Catedral a otro templo y fue la iglesia de San Francisco de Asís la que recibiría el gran honor. Antes de ocurrir dicho traslado, los ingleses atacan y toman a La Habana y esto cambia, para siempre el destino del magnífico templo.

En el año 1762 las tropas inglesas de ocupación la seleccionan para sus servicios religiosos e instalaron allí una logia masónica. Razón de más para que el obispo de La Habana nunca tuviera buenas relaciones con los ingleses, terminando preso. Tan pronto se fueron los ingleses de Cuba, el obispo de La Habana declaró el templo de San Francisco de Asís profanado y determinó que esa edificación no podía volver a ser un templo católico y el templo de San Francisco de Asís pasó a ser utilizado para varios usos, pero nunca volvió a ser iglesia.

El primer edificio fue construido entre los años de 1548 a 1591, sufriendo muchas modificaciones hasta su demolición completa en 1719, cuando se inicia la construcción del que aún existe que fue concluido en 1738. Erigido por Fray Juan Romero y cuya torre, la más alta de la época, fue obra de arquitecto José Arcés. Fundado a finales del siglo XVI constituyó el elemento distintivo de la presencia de la Orden Franciscana en el continente americano, quienes tenían como responsabilidad la evangelización de los pobladores de América.

La iglesia fue originalmente de planta basilical de tres naves, sostenidas por doce columnas representando a los doce apóstoles, de la iglesia católica. Su cubierta abovedada es de aristas en las naves laterales, mientras en la nave central es de cañón, apoyada en columnas de planta cruciforme. La gran construcción patrimonial que es el convento con su iglesia, construidos de cantería, usando la típica piedra del litoral conocida como de Jaimanitas, se atribuye al habanero fray Juan Romero como director de obras, mientras que el proyecto de la torre se adjudica al arquitecto José Arcés. Posee un bello patio interior colonial con la típica fuente en el centro, sus galerías en forma de cruz y área verde. Los claustros son amplios y ventilados sumando un total de 111 celdas abiertas en los cuatro lados del patio cuadrilateral central..

En 1739 quedó consagrada por el obispo franciscano Juan Luis Lazo de la Vega y Cancino con rango de Basílica Menor, adjunta en su tiempo a la Basílica San Giovanni Laterano en Roma. Su celebridad hizo que la plaza lateral a este convento franciscano llevara su nombre y hasta hoy sea conocida como Plaza de San Francisco de Asís o de San Francisco. La torre se construyó en el último tercio del siglo XVIII, con 42 metros de altura, la segunda por su altitud en la época colonial, pues solamente la superaba la torre Iznaga en el valle de los ingenios de Trinidad, la cual mide 45 metros.

Después de la decisión del Obispo, el templo nunca volvió a ser iglesia y pasó a ser utilizado para varios usos, incluyendo el de aduana del puerto por muchos años. En 1842 fueron promulgadas las leyes desamortizadoras de los bienes del clero por el Ministerio de Hacienda Español, entonces comenzó un largo período de transformaciones en el edificio, lo cual trajo como resultado la desaparición de incontables valores que eran atesorados allí hasta ese momento.

Posteriormente, en el año 1850, después del paso del ciclón de 1846, demolieron el ábside, el crucero y la cúpula de la Iglesia, debido al mal estado en que se encontraban. Luego de la independencia, en 1907, se destina a la Dirección General de Correos y Telégrafos. En 1916 se transforma nuevamente para acoger la Dirección General de Comunicaciones, que luego se convertiría en ministerio. En 1941 y en 1944 se le hicieron restauraciones, una de ellas por el arquitecto Julio Alemany.

Actualmente restaurado, es centro cultural. Tiene una nave con una acústica irreprochable donde se ofrecen conciertos de música clásica. Las galerías del claustro han sido transformadas en Museo de Arte Religioso.

CUBA WHITH PEN AND PENCIL

17 domingo Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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Impresiones de un viajero norteamericano en la Cuba de 1860…
(Publicado por D. Jácome)

“Cuba with pen and pencil” es un interesante libro de Samuel Hazard, viajero norteamericano que pasó varios meses en Cuba, la que abandonó poco antes de estallar la guerra del 68, y nos cuenta con estilo sencillo y ameno sus observaciones e impresiones sobre la vida y costumbres cubanas de aquella época, ofreciéndonos un interesante panorama de la Isla, aunque en esta publicación solo haremos referencia a las relacionadas con la capital.

La primera edición se hizo en New York en 1871, otra en Hartford ese mismo año y la tercera hecha en Londres en 1873. Para los interesados, la versión en español es de 1928, traducción del inglés por Adrián del Valle: “Cuba a pluma y lápiz: la siempre fiel isla”, que cuenta con los dibujos realizados por Hazard, para la edición inglesa.

Como viajero, a lo primero que presta atención es a los hoteles. Después de visitarlos casi todos y hospedarse en varios de ellos, considera que “si no se es extremadamente exigente”, se puede estar de manera tolerablemente confortable. Considera el mejor de la ciudad el “Hotel Santa Isabel”, al lado del Templete. Dice que sus habitaciones son grandes y aireadas, y es el único que tiene para las señoras servicio de camareras, y la comida es buena. Después cita el “Hotel Telégrafo”, y a continuación, el “Hotel Inglaterra”, el “Hotel Europa”, en la Plaza de San Francisco. Recomienda, para los que han de permanecer algún tiempo en la ciudad, alquilar un cuarto amueblado en casas de familias o de huéspedes, como el “Hotel San Luis”, en el paseo del Prado, el “Águila de Oro” en San Ignacio y Obispo o el “Hotel San Felipe”, por estar cerca del mar y poder disfrutar de unos refrescantes baños.

En cuanto a los restaurantes, le da el primer lugar al “Restaurant Francois”, dirigido por un francés, Francois Garcon, en la calle de Cuba 72 entre Obispo y Obrapía, donde “la cuisine” y la mesa son inmejorables y los precios razonables, como ya comentamos en una publicación; el restaurante del “Hotel Inglaterra” y “Las Tullerías”, en Consulado y San Rafael. Cita también “La Noble Habana”, famoso por sus camarones y sus ensaladas; y el “Crystal Palace”. Los precios en los mejores hoteles son de $13 a 5 por cuarto y comidas, incluyendo o no vino; en las pensiones, se pagan de $34 a 50 al mes, con dos comidas.

De los cafés, “El Louvre” le resulta el mayor y mejor de La Habana y lugar admirable para observar la alta vida social durante la noche, donde ”puede tomarse helados y granizados tan buenos como en los Estados Unidos”; y “La Dominica”, en O’Reilly y Mercaderes, lugar muy concurrido, famoso por sus refrescos y dulces, que antes fue punto de cita de damas y caballeros de la sociedad.

Las calles Ricla, Obispo, O’Reilly y Mercaderes, que se hallan en la parte vieja de la ciudad, le resultan las más destacables, resultándole muy curioso y atractivo los nombres de los establecimientos: “Palo Gordo”, “León de Oro”, “Delicias de las Damas”, “Las Ninfas”, “La Cruz Verde”…. y la forma de exponer sus artículos, por no estar amontonados en los aparadores y escaparates, sino por estar el establecimiento completamente abierto y todo a la vista del que pasa.

De los paseos, considera el mejor “Paseo de Isabel”, conocido por “Prado, notable “por su anchura, su buena construcción, dotado de aceras, y largas hileras de árboles”; celebra “la bella Calzada de Galiano”, “la bulliciosa Calzada del Monte”, “la Calzada del Cerro”, la calle de Belascoaín, “la Alameda de Paula o Salón de O’Donnell”, el Paseo de Roncali, la Calzada de la Reina…

Le llama la atención que “las personas de la mejor sociedad viven aquí, allí, en todas partes, unas en los altos, otras en los bajos, algunas en almacenes o sobre almacenes y establecimientos” y que “no hay un lugar especialmente dedicado a las residencias de buena sociedad, pues al lado mismo de una casa particular, de elegante y limpia apariencia, se ve un sucio establecimiento usado como almacén”. Además, la apariencia de fortaleza que tienen las casas, con sus sólidas puertas, y sus ventanas, “enrejadas como las de una cárcel”. Se asombra por la cantidad de iglesias que hay y el insoportable escándalo que arman con los toques de campanas lo que puede dar una débil idea de lo que es un primer despertar en La Habana, por lo que
no demuestra admiración por las iglesias habaneras.

Dedica Hazard un capítulo a los mercados, de los que poseía cuatro en aquella época La Habana; el de “Cristina”, en la “Plaza Vieja”, y el del “Cristo”, intramuros, y el de la “Plaza de Vapor o Tacón” y “el de Colón”, extramuros, considerando que los más dignos de verse son los de Cristina y Tacón. Existía, además, “la Pescadería”, al comienzo de la calle de Empedrado. Sobre algunos de estos ya hemos hecho alguna publicación.

Como es natural, a Hazard le interesan sobre manera nuestros castillos y fortalezas y también aquellos edificios públicos que ofrecen alguna peculiaridad o curiosidad al extranjero: “El Templete”, el “Palacio del Capitán General”, “la casa de Beneficencia”; “la Cárcel”, el “Teatro Tacón”; el “Correo”…y los restos de las Murallas, augurando que “cuando se complete la mejora de ocupar el lugar de las Murallas con nuevos edificios, esta parte de la Ciudad progresará mucho, y ofrecerá La Habana mejor perspectiva”. Augurio que conocemos se cumplió, pues esa zona se convirtió, poco tiempo después, en el centro de la ciudad y uno de los lugares de los cuales podemos sentirnos orgullosos.

Esto es solo una síntesis de la amplia panorámica que nos ofrece el libro, lleno de descripciones y detalles de sumo interés para los que disfrutamos de la historia y desarrollo de nuestro país y es especial de su capital.

Y para mi, en particular, una especie de “inventario” de todo lo que aún me queda por publicar en esta página “Cuba en la Memoria”…

LA VICTROLA

16 sábado Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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A finales de los 50 había más de 20,000 victrolas en la Isla.
(Publicado por D.Jácome)
Aunque algunos le llamaban vitrola, sin C, lo que era un error porque la palabra procedía de la R.C.A. Víctor, no es ésta la razón fundamental de esta publicación, sino su presencia indiscutible en nuestros recuerdos y su importancia como promotor de muchos de nuestros mejores cantantes. que a ella debieron su popularidad.

Alrededor de 1905, la R.C.A. Victor, (discográfica fundada en 1901 y que actualmente está fusionada con Sony Music Entertainment) comenzó a experimentar la idea de hacer más aceptables los gramófonos, de hacerlos parecer más una pieza de mobiliario en lugar de una pieza de maquinaria. La solución fue cambiar de lugar la trompeta amplificadora y plegarla dentro de un gabinete alto, con tapa en la parte superior y puertas en el frente, que además de ocultar la trompeta, servían como un crudo control de volumen. La idea fue rápidamente patentada y llamada “victrola”.

Este término se convertiría popularmente en genérico para referirse a cualquier tipo de gramófono y de cualquier marca. Pero en esta publicación nos referiremos específicamente a las que proliferaban en muchos bares y cafeterías de nuestra isla y que funcionaban al introducir una moneda de cinco centavos – un medio -en la ranura que existía al efecto, y al presionar después la tecla junto al nombre del número musical, se podía disfrutar, para el deleite de todos, la música seleccionada.

En inglés, al menos hace más de cincuenta años, era: “juke box”. ¿Algunos recuerdan la canción de los Cinco Latinos? De “juke”, establecimiento pequeño, donde se tomaba refrescos o bebidas alcohólicas, en cafeterías, en bares, y se escuchaba la música de esa caja reproductora “box”.

Pronto se extendió el invento por los establecimientos comerciales y ya en la década de los años 40, y tal vez desde finales de la precedente, desempeñó un importante papel en la difusión y comercialización de la música popular. Prodigaba, a toda hora, la guaracha de moda o el bolero más quejumbroso. Ya en 1954 había unas 10 000 victrolas en la Isla, y en 1959 el doble de esa cifra, aunque sus operadores tenían declaradas solo 8 000 a fin de burlar los derechos de autores e intérpretes.

Lo cierto es que la victrola constituyó un símbolo de cultura popular y una de sus más significativas vías de expresión. Para tener una idea de su relevancia, baste con decir que dichos artefactos obraron como decisivos voceros de la música popular, manifestación que posee un peso gigantesco dentro del espectro cultural cubano.

Durante un tiempo los cantantes cubanos, fichados por los representantes de casas disqueras norteamericanas, debieron ir a grabar a Nueva York o New Jersey, hasta que la “Víctor” empezó a enviar equipos de grabadores dos veces al año. Esa casa disquera pierde su hegemonía alrededor de 1950, cuando firmas cubanas empezaron a hacerle una competencia de peso. Las victrolas también demandaban nuestra música y muchos emprendedores no se demoraron en producirla.

Ya en 1944 había surgido el sello cubano “Panart”, que diez años después producía medio millón de discos anuales y exportaba el 20 por ciento de estos. En 1952 se funda el sello “Puchito”, y a partir del año siguiente la casa disquera “Montilla Internacional” logra un amplio catálogo de zarzuelas cubanas. Surgen también los sellos “Gema”, de los hermanos Álvarez Guedes, y “Rosell Récord”, de Rosendo Rosell, y, entre otros más “Discuba”, “Kubaney”, “Velvet” y “Maipe”. Todas cubanas.

A través de sus grabaciones, estas casas disqueras lograron éxitos indiscutible que hoy son gloria de nuestra música como: “Amor fugaz” (Benny Moré), “Los aretes de la luna” (Vicentico Valdés), “Imágenes” (Frank Domínguez), “En la imaginación” y “Deja que siga solo” (Marta Valdés), o “Son cosas que pasan” (Ela O’Farrill).

Muchos son los artistas que logran una popularidad arrolladora en corto tiempo, como Blanca Rosa Gil, que alternaba en el Ali Bar con estrellas como Benny Moré, René Cabell y Fernando Álvarez. Lo mismo ocurrió con Ñico Membiela, prácticamente desconocido, pese a sus años en la música, y que se convirtió en un suceso victrolero sin precedentes. Todos se hicieron popularísimos gracias a la victrola.

Si hay un tipo de música que podemos relacionar sin dudas a la victrola es el bolero. El llamado “bolero de victrola” era el que se escuchaba en bodegas, bodegones e incluso en bares de mala muerte junto a una cerveza, ya fuese celebrando un nuevo amor o sufriendo un desengaño… pero siempre con música.

Mientras que las victrolas clásicas terminaron oxidadas y destruidas por el tiempo o la indolencia, muchos de los boleros que estas máquinas amplificaron han llegado hasta nuestros días.

El desarrollo tecnológico de los equipos reproductores de música ha hecho que el modo de escucharla haya cambiado mucho, también han cambiado las estéticas, los estilos de vida, las modas, los giros del lenguaje y nuestras propias vidas. Hoy cada cual, de forma individual, escucha la música que quiere y la lleva consigo a donde vaya, pero la victrola tenía el encanto de que hacía posible que compartiéramos socialmente, en grupo, una misma melodía.

DIA DE LOS ENAMORADOS

13 miércoles Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA

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El 14 de Febrero de 1841 se celebra en Cuba por primera vez el día de San Valentín o Día de los enamorados.

En La Habana, el 14 febrero de 1841, día de San Valentín, se estrena en el teatro Tacón la contradanza de Tomás Buelta y Flores, llamada “La Valentina”. Dos días después aparece en el “Diario de La Habana” un artículo en referencia al nombre de este acto: «Es costumbre muy antigua en Escocia que las señoritas elijan el 14 de febrero al primer joven que ven después de levantarse, seleccionándolo como ‘su Valentín’, nombre del santo de este día. El elegido atenderá, honrará, defenderá y bailará con su dama durante todo ese año».

Para proporcionar nueva y grata diversión y a la vez facilitarles a las jóvenes señoritas una ocasión para nuevos enlaces, ese mismo año, la Comisión de Festejos de la “Real Casa de Beneficencia de Cuba”, introduce esta costumbre en la sociedad cubana. Y desde entonces no dejamos de celebrarlo.
Muchos piensan que “San Valentín” se celebra desde hace poco y que surgió por el interés de los grandes centros comerciales, pero realmente su origen se remonta a la época del Imperio Romano.
Valentín era un sacerdote que hacia el siglo III ejercía en Roma. Gobernaba el emperador Claudio II, quien decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras.

El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador. Celebraba en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. El emperador Claudio se enteró y como Valentín gozaba de un gran prestigio en Roma, el emperador lo llamó a Palacio.

El emperador Claudio dio entonces orden de que encarcelasen a Valentín. Entonces, el oficial Asterius, encargado de encarcelarle, quiso ridiculizar y ponerlo a prueba. Le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y en nombre del Señor, le devolvió la vista. Este hecho convulsionó a Asterius y su familia, quienes se convirtieron al cristianismo.

De todas formas, Valentín siguió preso y el débil emperador Claudio finalmente ordenó que lo martirizaran y ejecutaran el 14 de febrero del año 270. La joven Julia, agradecida al santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea su símbolo. El “Día de San Valentín” es una celebración tradicional de países anglosajones que se ha ido implantando en otros países a lo largo del siglo XX , aunque en Cuba comenzó desde finales del XIX, porque ya saben que siempre hemos sido iniciadores…

Algunos creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era “Eros” y a quien los romanos llamaban “Cupido”. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir así encontrar al enamorado ideal.

En USA hacia 1840, Esther A. Howland comenzó a vender las primeras tarjetas postales masivas de “San Valentín”, conocidas como “valentines”, con símbolos como la forma del corazón o de Cupido.

Pero, aparte de la historia, mañana celebramos ese día, si tiene pareja celébrelo en grande y si no la tiene, es un buen día para encontrar su media naranja….sin olvidar a Cuba, nuestro amor eterno.

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