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Unas 35 localidades de distintas partes del país se levantaron en armas contra el colonialismo español aquel 24 de febrero, entonces ¿Por qué “Grito de Baire”?

El 29 de enero de 1895, José Martí, desde la emigración y como máximo representante del Partido Revolucionario Cubano, organizó la insurrección en Oriente, al igual que en el resto del país. Para alcanzar sus objetivos independentistas, Martí se apoyó en las figuras más cimeras de la gesta anterior, y logró vertebrar un movimiento que respondió a sus órdenes sin vacilaciones.

Martí convocó a Mayia Rodríguez, en quien Máximo Gómez había delegado su «autoridad y poder expresos», y a Enrique Collazo, que daba fe de la autoridad de este, para valorar las noticias e informes recibidos de Cuba. Los reunidos coincidieron en la necesidad de impartir cuanto antes la orden de alzamiento, la cual redactó Martí y suscribieron los tres. En ella, se autorizaba el alzamiento simultáneo en la Isla, o con la mayor simultaneidad posible, durante la segunda quincena del mes de febrero.

Se le envió esta decisión al ciudadano Juan Gualberto Gómez y en él a todos los grupos de Occidente, con copias para Guillermón Moncada, residente de Santiago de Cuba; Bartolomé Masó, radicado en Manzanillo; Francisco Carrillo, localizado en Remedios y el camagüeyano Salvador Cisneros Betancourt.

En su finca Colmenar de Bayate, cerca de Manzanillo, al amanecer, Bartolomé Masó izó la bandera de la estrella solitaria y estableció allí un campamento mambí. Ochenta insurrectos se alzaron en Yara y entraron a punta de machete en el poblado donde hicieron acopio de armas. Cerca de Bayamo se levantaron Joaquín Estrada Castillo, en su finca el Mogote; Esteban Tamayo, en Vega de la Piña con 80 compañeros; José Manuel Capote, en San Diego, con 40 hombres armados. En Occidente, se reunieron en las cercanías del poblado matancero de Ibarra un pequeño grupo que incluía a Juan Gualberto Gómez y a Antonio López Coloma. Iba a encabezar este alzamiento el general Julio Sanguily. Muchos de ellos cayeron prisioneros. Corrieron igual suerte al de Ibarra, los levantamientos de Jagüey Grande y Aguada de Pasajeros.

Según varias fuentes, unas 35 localidades de distintas partes del país se levantaron en armas contra el colonialismo español aquel 24 de febrero. Solo en la región oriental, sobre todo en su parte sur, pudieron consolidarse los focos guerrilleros.

Fue el 24 de Febrero de 1895 el día que los cubanos iniciaron la guerra que proporcionaría la independencia a Cuba. Se le otorga el mérito a un pequeño caserío llamado Baire, cerca del pueblo Jiguaní en la provincia de Oriente, de haber sido el primer lugar donde los cubanos tomaron las armas. El gobierno español no adivinó en un principio el alcance de la insurrección y consideró la situación favorable al reducir el foco separatista de Baire. Sin embargo los rebeldes prosiguieron sus actividades y el 25 de marzo Martí y Gómez, lanzaron el llamado “Manifiesto de Monte Christi”, verdadero programa del movimiento independentista.

El 24 de febrero los complotados de Manzanillo, Bayamo, Jiguaní, Las Tunas y Holguín, así como el resto de la provincia acataron la orden recibida, y al grito de «¡Independencia o Muerte!» reiniciaron la lucha. Baire, pequeño barrio del municipio de Jiguaní, fue el lugar elegido para reiniciar la lucha, por lo que el “Grito de Baire” es sinónimo de 24 de Febrero de 1895.

Antes de que finalizara el año, la guerra se extendía hasta el occidente del país: era inevitable la derrota del colonialismo español.
De nuestras Guerras de Independencia aún nos queda mucho por publicar. Por se hoy 24 de Febrero, comenzamos…

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