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Hasta el año de 1834 no hubo cárcel en la Habana, pues hasta ese momento los presos se encontraban hacinados en un estrecho e inmundo recinto en una parte del piso bajo del palacio de Gobierno. Teniendo esto en cuenta, el capitán general Miguel Tacón y Rosique concibió en el proyecto de levantar una Cárcel nueva, extramuros de la población, en un local aislado y por su inmediación al mar, para recibir sus aires puros, proyecto que puso por obra sin descanso, debiéndose a él este hermoso edificio, que, a decir de algunos historiadores, es el mejor de esta clase para la época..

En su “Isla de Cuba pintoresca”, impresa por vez primera en 1841, José M. de Andueza, su autor, elabora un detallado y profundo estudio de la entonces colonia española, y en referencia la Cárcel nos describe:

…”Esta Cárcel es un paralelogramo rectángulo de doscientos cuarenta pies de frente y cuatrocientos veinte de fondo, en cuyo primer cuerpo, sin necesidad de emplear prisiones y atendiendo a la debida separación de sexos, clases y colores, pueden contenerse dos mil personas: el primer plano para la construcción de este edificio señalaba a la segunda de aquellas dimensiones trescientos pies, pero se creyó conveniente darle el aumento de ciento veinte para el mayor desahogo y capacidad.
El segundo cuerpo es un hermoso cuartel que puede alojar cómodamente mil doscientos hombres de tropa, con los correspondientes pabellones o aposentos separados para jefes y oficiales…”

Cabe señalar que dentro de las grandes obras de arquitectura llevadas a cabo durante el período de Tacón, sobresale la de esta cárcel, construida en el extremo final de la “Alameda del Prado” cuya obra comenzó en el mes de marzo de 1835 y el proyecto recayó en el Coronel de Ingenieros Don Manuel Pastor. El edificio tenía sus fachadas de líneas rectas y formas renacentistas, siguiendo el estilo que imperaba en la arquitectura de estos años.

Si en un principio esta edificación quedaba extramuros, con el crecimiento de la ciudad ya perdía este carácter, por lo que deja de funcionar como tal y se conoce que el inmueble fue ocupado más tarde por la Audiencia de la Habana. Su destrucción en la década del 30 del pasado siglo XX, obedeció al proyecto de levantar en ese terreno un Palacio de Justicia, luego de haber sido trasladados los presos a la moderna cárcel de Isla de Pinos, construida por Machado en 1925.

Se respetó, sin embargo, la capilla de la cárcel y dos de sus celdas, gracias a las gestiones del primer Historiador de la Ciudad, Emilio Roig de Leuchsenring, las que permitieron la permanencia de aquellos restos, integrados años más tarde en el proyecto cultural del Parque de los Mártires, realizado por un grupo de importantes artistas cubanos, entre ellos, José Sicre, creador de las esculturas de las fuentes, junto a Rita Longa, y Domingo Ravenet, quien pintó la bóveda y las paredes de la capilla.

En esta carcel, fue internado el cuatro de abril de 1870 el recluso José Julián Martí y Pérez, con el número 113, por el delito de infidencia y condenado a seis años de prisión. Suficiente motivo para que aún permanezcan sus restos como monumento y sean lugar de interés histórico.

En la foto superior vemos la cárcel, a la izquierda, desde la glorieta. A la derecha el «Hotel Miramar». En las fotos inferiores. la demolición y cimentacion de lo que sería el Palacio de Justicia. Fotos de 1930 -31.

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