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Publicado por Derubín Jácome

Mañana, 7 de Diciembre, se conmemora un aniversario más de la caída en combate de Antonio Maceo, el “Titán de Bronce”, en la lucha por la liberación de Cuba del yugo español. En esta publicación solo les comentaré sobre uno de los monumentos erigidos en la memoria de este patriota santiaguero, general cubano, segundo Jefe Militar del Ejército Libertador de Cuba y uno de los líderes independentistas más destacados de la segunda mitad del siglo XIX en América Latina.

El monumento se encuentra en el Malecón habanero, en un parque de 400 metros de largo y 60 de ancho, ubicado entre las calles Marina y Belascoaín. Esta zona, hasta que se construye el torreón de San Lázaro a mediados del siglo XVII, era solo una playa desierta, pero con el crecimiento de la ciudad para mediados del siguiente siglo adquiere importancia y se edifica el “Hospital de San Lázaro” y en 1794 se inaugura la “Casa de Beneficiencia”. En 1910, en la esquina de Belascoain y San Lázaro, se construye la “Secretaría de Sanidad y Beneficiencia”, lo que después fuera el “Hotel Manhattan”.

Esta explanada fue sede de la “Batería de la Reina o San Lázaro”, construida entre los años 1856 y 1861. Era una plaza circular de grandes proporciones, con una batería frente al mar y múltiples alojamientos para la guarnición de 250 hombres y 44 piezas.

A principios del siglo XX comienza a extenderse el Malecón hacia esta zona y la Batería es demolida, destinándose esta área para la construcción del parque monumento a nuestro Titán de Bronce, según ley dictada el 26 de febrero de 1910. El 2 de febrero de 1911 se convoca el concurso para seleccionar el mejor proyecto del monumento, siendo otorgada su ejecución al escultor italiano Domenico Boni y el diseño al arquitecto Francisco Centurión.

PARQUE MONUMENTO ANTONIO MACEO

El monumento es un conjunto escultórico de gran belleza. En la superficie de su plataforma aparecen grandes figuras que representan la acción, el pensamiento, la justicia y la ley. Al frente del zócalo un relieve de Mariana Grajales, madre de Maceo, haciendo jurar a sus hijos fidelidad a la Patria y en la posterior se simboliza la Batalla de Peralejo. Alrededor del fuste cuatro grandes relieves alusivos a las hazañas del General Antonio Maceo en Mangos de Mejías, Baragüá, Cacarajícara, y La Indiana. También se distinguen el escudo Nacional y el de la Ciudad de la Habana.

Remata el Monumento la estatua ecuestre en bronce y base de granito de Antonio Maceo, con su uniforme militar y machete en mano en actitud de arengar a sus soldados a lanzarse al combate. Con la otra mano sostiene las bridas del corcel. La figura está de espaldas al mar, atendiendo a una regla escultórica que regula su posición. Se pone de frente al mar si se trata de un extranjero y de frente a la tierra si es alguien nativo del país.

En el proyecto de la escultura original, Antonio Maceo estaba representado a galope sobre un grupo de agresivas bayonetas, pero los miembros de la comisión del concurso, consideraron que esto podría generar una dificultad para la compenetración y el mutuo amor de españoles y cubanos, por lo que propusieron cambiarla. El pedestal sobre el que finalmente fue colocada, tampoco figuraba en el boceto original.

El 20 de mayo de 1916 se inauguró el monumento, pero el parque quedó sin construirse. No es hasta 1925 que, sobre la base del proyecto del arquitecto Francisco Centurión, se decide remediar su estado de abandono, y ante las protestas de muchos, entre ellas la de Emilio Roig, desde las páginas de la revista Carteles se hace un llamado a la conciencia de los gobernantes, en especial al que fuera Secretario de Obras Públicas, Carlos Miguel de Céspedes, para que se haga un parque como Maceo se merece.

De este modo se consigue eliminar algunos elementos decorativos innecesarios, como tinajones y figuras de ranas, los que son retirados. Se le adiciona una portada funeraria, que había sido realizada para el cementerio de Cienfuegos, pero al no haber sido pagada por el ayuntamiento de dicha ciudad, es cedida al parque por el contratista. Su fuente luminosa, una simple taza de cemento, es sustituida por una de piedra. En 1938, de nuevo Emilio Roig, desde la revista Carteles, reitera su protesta y logra se retire la pérgola construida en el parque.

Es en 1960, que el parque es objeto de una remodelación capital, aumentando además su área a treinta mil metros cuadrados. Más recientemente se realizaron algunas reparaciones y se le rodeó, inexplicablemente, de una cerca de metal que limita el acceso libre al mismo.

CUBA EN LA MEMORIA 06/12/2014

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