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Publicado por Derubín Jácome

Antes de terminar el día, una reseña sobre el más universal de nuestros pintores,

Un dia como hoy, 8 de diciembre, pero de 1902, nace Wifredo Óscar de la Concepción Lam y Castilla, en un barrio humilde de Sagua la Grande, Las Villas. Hijo de un comerciante y escribano chino y de una mulata criolla, mezcla de sangre africana, española y aborigen.

Desde sus primeros años demostró inclinación hacia el dibujo y la pintura, algunas conservadas en el Museo de Historia de esa localidad. En 1920 matriculó en la “Escuela Profesional de Pintura y Escultura San Alejandro”, en La Habana, en la que realizó estudios hasta 1923. La calidad de sus retratos y paisajes le posibilitaron el ingreso, en 1920, a la “Asociación de Pintores y Escultores de La Habana”. Esto le permite, por primera vez, exponer en los salones de dicha Asociación.

En 1923 viajó a España para estudiar pintura con una beca del ayuntamiento de Sagua la Grande. Estudió en la “Academia de San Fernando” de Madrid. Durante sus estudios en esta academia concluye y perfecciona sus conocimientos artísticos, recibiendo clases a cargo del genial pintor Fernando Álvarez de Sotomayor, maestro de Salvador Dalí. Su obra evoluciona de la academia de retratos y el paisaje, hacia los temas y lenguajes del arte moderno.

También participó en la defensa de la República española, integrando las brigadas artísticas internacionales y el sindicato de pintores de la “Unión General de Trabajadores” (UGT), realizando carteles de propaganda. En 1937 pinta “La guerra civil”, inspirado en el drama de la guerra, cuadro propiedad de una colección privada en Caracas, Venezuela.

Interesado por la vanguardias europeas, en 1938 se trasladó a París, Francia, donde conoció al artista español Pablo Picasso, con quien sostuvo estrecha amistad. Este lo introdujo en el mundo artístico parisino, en el que intimó con André Breton -ideólogo del surrealismo-, Benjamín Péret, Pierre Loeb y reconocidos poetas, escritores, notables figuras de la vanguardia cubista como: Georges Braque o Fernand Léger y al grupo más destacado del movimiento surrealista. Esto influyó definitivamente en su estilo. Logró así insertarse en los círculos más selectos de las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX. En sus visitas al Museo del Hombre, con el etnólogo Michel Leiris, encontró referentes de primera mano del arte y la escultura africana que tanto influirían en su obra.

El 30 de junio de 1939 inauguró su primera exposición personal de importancia en la “Galería Pierre” de la capital francesa. Meses después, la exposición “Gouaches by Picasso. Drawings by Wifredo Lam”, en la “Perls Galleries” de Nueva York. Lam compartió su tiempo con los surrealistas e intervino en los ejercicios colectivos del grupo, que culminaron en “Le Jeu de Marseille y los Cadavre exquis”.

Realizó ilustraciones de la obra: “Fata Morgana”(1940), escrita por el teórico de la vanguardia y amigo íntimo: André Breton, realizada en Marsella tras la invasión de París por las tropas alemanas.

En 1941 regresa a Cuba y representa el período decisivo en su carrera. Instalado en La Habana y establece relaciones con escritores e intelectuales cubanos. En Martinica contó con el afecto de Aimé Césaire, el poeta de la negritud. En La Habana, Lam imprimió ciertos giros a la tradición pictórica euroccidental y crea nociones híbridas hasta entonces inéditas en la historia del arte. Las visiones y vivencias de su infancia, el mítico paisaje insular, la incorporación de contenidos e iconografías procedentes de los sistemas mágico-religiosos de origen africano extendidos en el Caribe y en Cuba, intervinieron en la definición de su arte.

WIFREDO LAM

En este período pintó una extensa serie de óleos y temperas sobre papel kraft. Piezas como “La silla” (Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana), “La jungla” (Colección del MoMA) y “La mañana verde”, todas de 1943, se clasificaron entre las obras maestras del momento.

Con un estilo, tendiente a la abstracción y las formas cubistas, caracterizado por la exuberancia, poderío plástico y reflejo de mundos oníricos deudores del universo surrealista, fue capaz de aglutinar y dar respuesta, con nuevas formas, al legado afrocubano latente en nuestro país.

Su obra maestra: La jungla (1943), pone de manifiesto la inspiración que supuso para el autor los mitos y rituales nacionales a la hora de realizar la composición. Cañas de azúcar entremezcladas junto a animales o humanos, son el resultado de su visión sobre la espiritualidad afrocubana. Puede afirmarse que tiene como tema central la mezcla perfecta entre lo sobrenatural y lo real, llevando a cabo una admirable síntesis entre lo aprendido de las vanguardias europeas y el arte de nuestro país.

“La jungla “ es considerada por el crítico Alain Jouffroy “el primer manifiesto plástico del Tercer Mundo”. Junto a “La silla” se consideran verdaderas síntesis de su universo, donde se mezclan surrealismo y cubismo europeos con el poder del mito característico de los cultos sincréticos del Caribe.

A partir de 1942 firmó un contrato de exhibición con la Pierre Matisse Gallery, de Nueva York. En Cuba exhibió de manera individual en el Lyceum (1946), en el Parque Central (1950), y en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo (1951). En 1951 ganó el primer premio del Salón Nacional, La Habana. En 1952 retorna a Europa, donde proyectó con mayor fuerza la universalidad de su obra.

Su obra exhibida en multitud de galerías o exposiciones retrospectivas en el museo de Bellas Artes de La Habana, en el de Bruselas, en el Museo Stedelijk de Amsterdam, en el Museo de Arte Moderno de París o el Centro de Arte de Hong Kong. Está considerado como el artista cubano más importante del siglo XX.

Si bien fue reconocido como gran pintor y excelente dibujante, también incursionó en la cerámica, primero en el Taller de Cerámica de Santiago de las Vegas, La Habana y luego, en Albisola Mare, en Italia donde vivió por un tiempo. A mediados de los años cincuenta practicó el collage de papeles sobre cartulina negra fascinado por los encantos de la gráfica, realizando una extensa producción de piezas, series de aguafuertes y litografías. En menor medida, hizo algunas esculturas en metal y diseñó joyas.

Falleció el 11 de septiembre de 1982 en París, dejándonos un legado del que podemos sentirnos orgullosos todos los cubanos.

CUBA EN LA MEMORIA 08/12/2014