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CUBA en la memoria

~ por Derubín Jácome

CUBA en la memoria

Publicaciones de la categoría: Cultura cubana

CUBA EN EL PRIMER MAPA DEL MUNDO.

13 sábado Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Cultura cubana, Curiosidades

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Cuba, mapa, primer mapamundi de la historia

Publicado por Derubín Jácome

Nuestra Isla ya aparece en el primer mapa del mundo que se realizara en el año 1500. Cuando Cristóbal Colón inicia en 1492 su viaje en la búsqueda de nuevas rutas hacia la India, en una de sus tres naves, la “Santa María”, le acompañaba un cartógrafo, quien incluiría nuestra isla en el primer Mapamundi que se diera a conocer.

El navegante Juan De la Cosa, “el Vizcaíno”, conocido por su diseño del primer mapa del mundo que mostraba la América del siglo XV, realizó su primer viaje a Cuba como marinero, al frente de la carabela “Santa María”, de la que era propietario.

No obstante sus discrepancias con Colón, por acusarle éste de ser responsable de las adversidades causadas por el hundimiento de su propia nave, Juan no solo obtuvo una gran compensación de la Reina Isabel a su regreso a España, sino que también participó como cartógrafo en la segunda expedición de Colón, la realizada entre 1493 y 1496, estando en esta ocasión a bordo de la nave “Santa Clara”.

No resultándole suficientes estas experiencias, en 1499 vuelve de nuevo a América asociado ahora al navegante español Alonso de Ojeda y al italiano Américo Vespucio, y como piloto y cartógrafo, de su propia expedición, recorre la costa sudamericana entre el río Esequibo y el Cabo de la Vela.

Para que tengan una idea del recorrido realizado, el río Esequibo, uno de los ríos costeros más largos y caudalosos de América del Sur, desemboca en el océano Atlántico y discurre por la frontera izquierda de Guyana, aunque algunos de sus afluentes llegan del noreste de Venezuela. El cabo de La Vela se encuentra situado en el extremo norte de Suramérica, específicamente en la península de la Guajira en Colombia.

De este viaje no obtuvo grandes ganancias, pero logró cartografiar la costa de dicha región. Con la información y conocimientos que obtuvo de este y los anteriores viajes, sería el autor del que es reconocido como “Primer Mapamundi de la Historia”, presentado en junio del año 1500. Lo realiza sobre un pergamino, junto con dos pieles unidas en forma de un rectángulo irregular de 96 centímetros de ancho y 183 de largo.

En el mismo se observan rosas náuticas y de los vientos, banderas, naves, carabelas, ciudades, reyes africanos, personajes de la Biblia, figuras mitológicas, ríos y puertos; todo nombrado en español antiguo. Encontramos también reflejados los resultados de los descubrimientos realizados en América durante el siglo XV: los viajes realizados por Colón (1492, 1493 y 1498), Alonso de Ojeda, Vicente Yáñez Pinzón, Juan y Sebastián Caboto, navegantes venecianos descubridores de Canadá y diversos exploradores portugueses que recorrieron África, como Bartolomeu Días y Vasco da Gama.

Incluye la siguiente inscripción: “…Juan de la Cosa la fizo en el Puerto de S. Mª. en año de 1500…”; en la parte superior aparece una efigie de San Cristóbal, aunque para otros se trata de un retrato de Colón.

En el mapa aparecen las tierras descubiertas tanto del norte como del sur de América, y considerando que ambas podrían estar unidas en un solo continente, para aparentar que eran dos tierras separadas, que era el criterio de Colón, Juan ubicó la efigie de San Cristóbal en la unión de ambos territorios y así quedó bien con el Almirante.

Aunque no aparecen ni las penínsulas de Florida y Yucatán, ni el golfo de México y América Central aparece tapada por la imagen, sin embargo las Antillas están trazadas de manera completa. Cuba, contrario a la opinión de Colón, aparece identificada como una isla, y en la misma hay dos picos bien delimitados uno al lado del otro en la región oriental. Es de suponer que la presencia de los picos más altos de Cuba en lo que conocemos como Sierra Maestra, le causasen impresión.

CUBA EN EL PRIMER MAPA DEL MUNDO-

Este Mapamundi, una de las obras más importantes de la cartografía a finales del siglo XV, a pesar de haber sido archivado por la Casa de Contratación, desaparece en circunstancias desconocidas a inicios del XVI. Su recuperación no ocurre hasta tres siglos más tarde, cuando Alejandro de Humboldt, considerado el segundo descubridor de América, lo obtiene en calidad de préstamo del que era su propietario, el barón Walcknaer, ministro plenipotenciario de Holanda en París.

Al parecer, el barón lo había comprado por un insignificante precio en 1832, año en que fue redescubierto, pero aún los historiadores no han podido encontrar referencias o datos de lo ocurrido durante el tiempo transcurrido desde su sustracción. A la muerte del barón, en 1853, el mapa es subastado y adquirido por el gobierno español. Desde ese mismo año es expuesto, hasta la actualidad, en el “Museo Naval de Madrid”, por Real Orden.

De Juan De la Cosa, a pesar de haber pasado a la posteridad, se dispone de muy poca información anterior a sus viajes, solo que nació en Cantabria y que de joven pudo haber estado en las navegaciones de exploración de los cántabros. Ya posteriormente se sabe que logró su primer viaje como Capitán General y piloto gracias a una capitulación de la Corona Española, para descubrir y vigilar las costas de Tierra Firme, entre la isla Margarita y el Golfo de Urabá en 1504. Cuatro años después, la reina Juana I de Castilla lo confirmó en el cargo de Alguacil Mayor de Urabá, y en 1509, es nombrado Teniente Gobernador.

Murió en un enfrentamiento en el poblado de Turbaco, municipio colombiano cerca de Cartagena de Indias, junto a la mayoría de sus hombres y su muerte fue vengada destruyendo el poblado y asesinando a todos sus habitantes. Así se resolvían los agravios en esa época. Su viuda recibió 45 000 maravedíes y todos los indígenas que tenía en posesión el navegante.

El Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano, de M. Jomard, es el único que ha copiado este mapa en su misma escala y con sus mismos colores, y si hoy disponemos del mapa en soportes electrónicos y en libros en todo el mundo, se la debemos a esta reproducción que ayudó a perpetuar el primer Mapamundi.

Independiente a la trascendencia e importancia de este primer Mapamundi como punto de partida para los nuevos descubridores, investigadores, historiadores o cartógrafos que posteriormente se dieron a la tarea de corregirlo y perfeccionarlo mediante los nuevos aportes resultado de sus investigaciones, para nosotros los cubanos representa algo más: el orgullo de saber que nuestra querida Isla ya aparece desde el primer mapa del mundo que se realizara.

Y desde entonces no se ha dejado de hablar de nosotros…

CUBA EN LA MEMORIA 13/12/2014

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LIBORIO

12 viernes Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana, Curiosidades, Personajes

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Cuba, cultura visual cubana, Liborio

Publicado por Derubín Jácome

El nombre de “Liborio” está ligado a la cultura visual cubana desde los inicios de la República. Pero no solo su imagen, sino incluso la expresión que hemos escuchado con frecuencia en la voz de muchos cubanos cuando contemplan que algún criollo daña las propiedades o intereses de la nación: “lo paga Liborio”, nos demuestra cómo la figura de Liborio se mantiene presente en el léxico popular, que aun lo identifica como el símbolo de nuestro pueblo.

Liborio representaba al legítimo campesino cubano, ataviado con sombrero de yarey, guayabera blanca de hilo, pañuelo al cuello y machete al cinto. Liborio estaba siempre dispuesto a sacar su machete contra los que hacen fortuna en la política, y en el gobierno, a costa del pueblo cubano. Su imagen nunca faltaba en los carnavales, fiestas de disfraces y en los desfiles.

A finales de la primera década del pasado siglo, en las páginas del periódico “La política cómica”, dirigido por Ricardo de la Torriente, apareció este personaje humorístico conocido como “Liborio”, que representaba al pueblo cubano. Liborio siempre escucha permaneciendo sin decir una sola palabra, como una víctima en las caricaturas.

Según Adelaida de Juan, en su libro titulado “Las artes plásticas” afirma que fue el pintor y caricaturista vasco Víctor Patricio Landaluce el creador de este personaje. Landaluce llegó a Cuba, en el año 1863, cuando el país se encontraba en plena efervescencia nacionalista por las doctrinas de Varela, Saco y José de la Luz y Caballero. Es muy cierto que en su poder de observación de los verdaderos valores históricos y sobre todo en la captación de lo esencial de los tipos populares, descansa el mérito extraordinario de su obra.

No tengo dudas de que podemos citar a Landaluze, entre otros indiscutibles valores, estar entre los pioneros del “dibujo humorístico” en Cuba, cuando se dan los primeros pasos en el camino de transformar el humorismo gráfico en arte independiente. Pero considero que “Liborio”, ya como figura representativa del pueblo cubano, se debe al matancero Ricardo de la Torriente (1867-1934) que fue quien le dio nombre a este personaje y la trascendencia como símbolo. Según expresión del caricaturista cubano Juan David (1911-1981), era “la estampa viva de la frustración e impotencia nacional”.

De la Torriente, nacido en 1869, comenzó a publicar caricaturas en 1887, cuando solo contaba con 18 años, incursionando también en la realización de tiras cómicas. Concibió a Liborio con la apariencia de un sitiero socarrón, con gran bigote y largas patillas, a la usanza de la época. En muchos dibujos aparecía acompañado por un perro, sato y juguetón.

En 1897 emigra a los Estados Unidos, donde colabora en las publicaciones de los emigrantes independentistas “Cuba” y “América”. En sus dibujos aparecen las gloriosas figuras de José Martí, Antonio Maceo y otros patriotas, también la imagen del “Tío Sam”, este como símbolo de la poderosa nación del norte.

Concluida la guerra, Torriente regresa a Cuba, en plena intervención norteamericana y pronto colabora en “La Discusión”, publicando sus dibujos contra dicha intervención, y es donde comienza a perfilarse la figura de “Liborio”. Posteriormente en 1904 es que en “La Política Cómica” aparece el nombre de “Liborio” como símbolo del pueblo cubano.

El personaje creado por Torriente, apareció por primera vez en 1900 y más tarde, desde 1905 hasta 1931, en el semanario “La Política Cómica” dirigido también por Torriente.

LIBORIO

Liborio fue durante las dos primeras décadas republicanas, crítico permanente de la presencia estadounidense en la Isla. La Política Cómica desaparece en 1931, pero la figura y el nombre de aquel representante del pueblo cubano se utilizó hasta los años 50, del pasado siglo. Surgieron otras versiones más modernas de Liborio y hasta surgió “Liborito Pérez”, versión más ligera y con distinto talante: sin patillas ni bigote, de cara regordeta y sombrero mambí y guayabera criolla. Esta nueva versión de Liborio apareció también en el semanario humorístico “Zigzag” de Castor Vispo y Roseñada, que en cierta forma fue el continuador, al menos en el estilo humorístico, de La Política Cómica.

Liborio es el personaje que simboliza al pueblo de Cuba y expresó el pensar y el sentir, el decir y el sufrir del pueblo cubano. Todas las vicisitudes, penas y alegrías del pueblo en esas décadas fueron captadas por Liborio y expresadas a veces en cuartetas otras veces con sólo un gesto de su cara, ya que Liborio era un bromista un tanto satírico.

Liborio desapareció de la escena cubana como desaparecieron muchas de nuestras tradiciones, pero aún Liborio está presente entre nosotros, y eso lo hace estar en esta página. La frase de “Liborio paga”, se mantiene incluso por los que desconocen la caricatura, pero no su significado, que lo identifica como símbolo del pensar de nuestro pueblo.

Y para concluir, una de sus cuartetas:

A la puerta de la gloria
está San Pedro sentado
y ve llegar a su lado
a un hombre de cierta historia.
No consigue hacer memoria
y le pregunta con celo:
¿Quién eras allá en el suelo?
Era Liborio mi nombre.
Has sufrido mucho, hombre,
entra, te has ganado el cielo.

CUBA EN LA MEMORIA 12/12/2014

EL CLUB ATENAS La más aristocrática de las sociedades para la raza negra

09 martes Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Cultura cubana, Sociedad

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calles Cuba, Cuba, edificios, habana

Publicado por Derubín Jácome

Los antecedentes históricos de la lucha de las sociedades negras en Cuba los encontramos desde el período colonial, tanto en las “cofradías”, que fueran las primeras asociaciones, instituidas por la iglesia católica, de blancos, morenos y pardos, como en los “cabildos negros”, que inicialmente agruparan a los de esta raza procedentes de África. Terminada la Guerra de los Diez Años, aunque nos pueda sorprender, es a solicitud del Gobierno Español que se crean las “Sociedades de instrucción y Recreo de Pardos y Morenos”.

Juan Gualberto Gómez, a quien nuestro apóstol José Martí, llamara: “…mi hermano querido, mi hermano mulato, mi orgullo…”, es quien se ocupa de agrupar las cofradías, cabildos y centros sociales en el “Directorio Central de las Sociedades de Raza de Color”, para la lucha por la superación cultural, económica, política y social de esa raza frente a los prejuicios raciales y a favor de la unión de todos los cubanos.

Matancero hijo de esclavos, independentista y colaborador junto a José Martí en la organización de la Guerra de Independencia, Gómez comenzó a ejercer el periodismo en la “Revue et Gazette des Tetares”, llegando a ser corresponsal de un periódico en Bruselas y de otro en Ginebra. En México, en 1877, fue representante del violinista cubano Claudio Brindis de Salas. Después de la firma del Pacto del Zanjón fundó en Cuba el periódico “La Fraternidad” en 1879.

Regresa a Cuba en 1890, reanudando la publicación de “La Fraternidad, dando a conocer su artículo «Nuestros propósitos», en el cual defendía la necesidad de unión de las razas blanca y negra para la consecución de la independencia de Cuba

No obstante sus esfuerzos y la activa participación de los negros en la Guerra de 1895, al instaurarse la República los mantuvieron marginados y las “sociedades” continuaron conformándose según el color de la piel y la posición económica de sus miembros. Las sociedades negras lucharon por conseguir la igualdad y erradicar la discriminación racial, pero solo obtuvieron algunas mejoras. A pesar de la Constitución de 1901, los negros siguieron siendo los ciudadanos más despreciados en el sector laboral.

Las sociedades negras no fueron más que la respuesta a la discriminación ejercida por los círculos sociales blancos que les negaban su acceso, pero pese a haber adoptado erróneamente un funcionamiento similar al blanco, el asociacionismo negro adquirió unas funciones muy particulares, siendo su principal objetivo contribuir a la integración de sus miembros a la nación en construcción.

Pero esas organizaciones conllevaban la paradoja interna de reproducir mecanismos de exclusión y de elitismo con el objetivo de alcanzar un lugar en el panorama social, siendo su existencia reflejo de la propia jerarquización de la sociedad cubana, tal como lo demuestran la existencia de “diferentes” asociaciones de este tipo en una misma ciudad y la selección estricta de su membresía.

De este modo esperaban alejarse de las imágenes peyorativas comúnmente aplicadas a las personas de piel oscura y demostrar su capacidad para integrarse en la sociedad civil. Ya desde las últimas décadas del siglo XIX, los criterios de acceso a ciertas asociaciones reflejaban unas desigualdades crecientes entre esa población ahora libre. La clase media de negros y mulatos no solo se dividieron de acuerdo a sus ingresos, sino incluso por el matiz de la piel, y hubo intentos de dividirlos además por su región de origen, como en los viejos cabildos de nación de la colonia, ya fueran congos, carabalíes, lucumíes, etc.

El “Club Atenas”, sin obviar sus innegables logros y valores, fue también una sociedad clasista, la más exclusiva y aristocrática de las instituciones de este tipo para la raza negra, aunque no excluía a ciertas personas blancas de probada reputación, como Don Fernando Ortiz, o los que tuvieran vínculos matrimoniales con algún socio.

Para organizar esta institución se creó una Junta General, con sus socios fundadores, el 21 de Septiembre de 1917, en el domicilio del industrial General Lauzá, sita en la calle Escobar Nº 78. Allí se eligió la Junta Directiva y a su Director, responsabilidad que recayó en el Dr. Pantaleón J. Valdés.

EL CLUB ATENAS
El “Club Atenas” se funda finalmente el 25 de septiembre de 1917, con 88 socios, negros y mulatos, en su mayoría empleados públicos, aunque también lo integraron abogados, médicos, dentistas, ingenieros, profesores de música, periodistas y de otras profesiones, todos pertenecientes a una pequeña y media burguesía negra. Su primer presidente fue Aquilino Lombart, quedando Juan Gualberto Gómez como Presidente de Honor. Con el tiempo ingresarían un mayor número de intelectuales, militares de graduación y personas de mayor posición económica. Su sede estaba situada en la calle San Miguel Nº 119 (altos) en La Habana.

En 1925, siendo presidente Gerardo Machado, según consta en escritura del Archivo nacional de Cuba, se cede y traspasa a favor de esta institución el solar nº 5 de la manzana nº 22, de los terrenos de la antigua Muralla, para que se construyera el edificio adecuado para el domicilio de este Club. Además se les otorgó cincuenta mil pesos para su construcción. Esta y otras donaciones que Machado hizo a sociedades negras, le garantizaban el apoyo de lo que constituía una fuerza política poderosa.

En Febrero de 1927 se comenzó la obra, según el proyecto del arquitecto Luis Delfín Valdés, que fue terminada el 11 de Mayo de 1929. El edificio se encontraba situado en las calles Ignacio Agramonte y Apodaca, inaugurándose con una recepción en la que participó el Presidente de la República y celebrando en la noche un gran baile de gala para los socios.

Existieron muchas otras sociedades de este tipo en toda la Isla, entre las que se pueden destacar el “Marianao Social Club”, la “Unión Fraternal”, o el conocido “Buena Vista Social Club”. Pero no era lo mismo el aristocrático “Club Atenas” que los populares “Sport Club” o la “Sociedad El Pilar”. En 1949 existian más de 200 sociedades de este tipo.

En el “Club Atenas” las orquestas eran obligadas por una “Comisión de Orden” a tocar foxtrots, valses, danzones o boleros, prohibiéndoseles tocar rumbas, sones o mambos, mientras que en las sociedades “blancas” se bailaba la música “de los negros”, tocada generalmente por orquestas blancas e incluso terminando las fiestas con una conga callejera.

Félix Chapotín, que con el “Septeto Habanero” llevaba el son a sociedades como el “Miramar Yacht Club” o el “Vedado Tennis”, comentó en una entrevista: “…las sociedades negras como la “Unión Fraternal” y el “Club Atenas” nos discriminaban… Entendían que no era decente tocar el son, pensaban que el blanco los despreciaría, les llamaría “negros rumberos”…” La discriminación era tal que las criadas no podían pertenecer al Club Atenas.

Independiente a esto, su actividad era meritoria, pues además de su permanente lucha por la igualdad racial, realizaba actos culturales, veladas, bailes y homenajes a figuras destacadas, como el realizado al reconocido pelotero Orestes Miñoso, por su aporte al base ball en la Grandes Ligas, como miembro del “Chicago White Socks”. También organizaba viajes no solo dentro de Cuba, sino también al exterior, como el realizado en 1954 para entregar a la entonces primera dama Eleanor Roosevelt un busto del patriota cubano Antonio Maceo. Nicolás Guillén, quien frecuentaba esta sociedad, en un acto celebrado a la memoria de Maceo, se refirió al ayudante de Maceo, Lino Dou, como un criollo universal, culto, masón y ñáñigo.

La desaparición de estas sociedades después de 1959 no fue aceptada por todos, prueba de ello es que después de tratar de homogeneizar la sociedad cubana durante más de 40 años, surgen grupos que tratan de afirmar su singularidad, como la “Cofradía de la Negritud”, fundada en 1998. Su objetivo es centrarse en la situación de los cubanos negros porque, según ellos, «el gobierno no ha conseguido resolver el problema racial”. Desconozco si aún se mantiene activa.

CUBA EN LA MEMORIA 09/12/2014

WIFREDO LAM

08 lunes Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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arte cubano, Cuba, pintura

Publicado por Derubín Jácome

Antes de terminar el día, una reseña sobre el más universal de nuestros pintores,

Un dia como hoy, 8 de diciembre, pero de 1902, nace Wifredo Óscar de la Concepción Lam y Castilla, en un barrio humilde de Sagua la Grande, Las Villas. Hijo de un comerciante y escribano chino y de una mulata criolla, mezcla de sangre africana, española y aborigen.

Desde sus primeros años demostró inclinación hacia el dibujo y la pintura, algunas conservadas en el Museo de Historia de esa localidad. En 1920 matriculó en la “Escuela Profesional de Pintura y Escultura San Alejandro”, en La Habana, en la que realizó estudios hasta 1923. La calidad de sus retratos y paisajes le posibilitaron el ingreso, en 1920, a la “Asociación de Pintores y Escultores de La Habana”. Esto le permite, por primera vez, exponer en los salones de dicha Asociación.

En 1923 viajó a España para estudiar pintura con una beca del ayuntamiento de Sagua la Grande. Estudió en la “Academia de San Fernando” de Madrid. Durante sus estudios en esta academia concluye y perfecciona sus conocimientos artísticos, recibiendo clases a cargo del genial pintor Fernando Álvarez de Sotomayor, maestro de Salvador Dalí. Su obra evoluciona de la academia de retratos y el paisaje, hacia los temas y lenguajes del arte moderno.

También participó en la defensa de la República española, integrando las brigadas artísticas internacionales y el sindicato de pintores de la “Unión General de Trabajadores” (UGT), realizando carteles de propaganda. En 1937 pinta “La guerra civil”, inspirado en el drama de la guerra, cuadro propiedad de una colección privada en Caracas, Venezuela.

Interesado por la vanguardias europeas, en 1938 se trasladó a París, Francia, donde conoció al artista español Pablo Picasso, con quien sostuvo estrecha amistad. Este lo introdujo en el mundo artístico parisino, en el que intimó con André Breton -ideólogo del surrealismo-, Benjamín Péret, Pierre Loeb y reconocidos poetas, escritores, notables figuras de la vanguardia cubista como: Georges Braque o Fernand Léger y al grupo más destacado del movimiento surrealista. Esto influyó definitivamente en su estilo. Logró así insertarse en los círculos más selectos de las vanguardias artísticas de la primera mitad del siglo XX. En sus visitas al Museo del Hombre, con el etnólogo Michel Leiris, encontró referentes de primera mano del arte y la escultura africana que tanto influirían en su obra.

El 30 de junio de 1939 inauguró su primera exposición personal de importancia en la “Galería Pierre” de la capital francesa. Meses después, la exposición “Gouaches by Picasso. Drawings by Wifredo Lam”, en la “Perls Galleries” de Nueva York. Lam compartió su tiempo con los surrealistas e intervino en los ejercicios colectivos del grupo, que culminaron en “Le Jeu de Marseille y los Cadavre exquis”.

Realizó ilustraciones de la obra: “Fata Morgana”(1940), escrita por el teórico de la vanguardia y amigo íntimo: André Breton, realizada en Marsella tras la invasión de París por las tropas alemanas.

En 1941 regresa a Cuba y representa el período decisivo en su carrera. Instalado en La Habana y establece relaciones con escritores e intelectuales cubanos. En Martinica contó con el afecto de Aimé Césaire, el poeta de la negritud. En La Habana, Lam imprimió ciertos giros a la tradición pictórica euroccidental y crea nociones híbridas hasta entonces inéditas en la historia del arte. Las visiones y vivencias de su infancia, el mítico paisaje insular, la incorporación de contenidos e iconografías procedentes de los sistemas mágico-religiosos de origen africano extendidos en el Caribe y en Cuba, intervinieron en la definición de su arte.

WIFREDO LAM

En este período pintó una extensa serie de óleos y temperas sobre papel kraft. Piezas como “La silla” (Colección del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana), “La jungla” (Colección del MoMA) y “La mañana verde”, todas de 1943, se clasificaron entre las obras maestras del momento.

Con un estilo, tendiente a la abstracción y las formas cubistas, caracterizado por la exuberancia, poderío plástico y reflejo de mundos oníricos deudores del universo surrealista, fue capaz de aglutinar y dar respuesta, con nuevas formas, al legado afrocubano latente en nuestro país.

Su obra maestra: La jungla (1943), pone de manifiesto la inspiración que supuso para el autor los mitos y rituales nacionales a la hora de realizar la composición. Cañas de azúcar entremezcladas junto a animales o humanos, son el resultado de su visión sobre la espiritualidad afrocubana. Puede afirmarse que tiene como tema central la mezcla perfecta entre lo sobrenatural y lo real, llevando a cabo una admirable síntesis entre lo aprendido de las vanguardias europeas y el arte de nuestro país.

“La jungla “ es considerada por el crítico Alain Jouffroy “el primer manifiesto plástico del Tercer Mundo”. Junto a “La silla” se consideran verdaderas síntesis de su universo, donde se mezclan surrealismo y cubismo europeos con el poder del mito característico de los cultos sincréticos del Caribe.

A partir de 1942 firmó un contrato de exhibición con la Pierre Matisse Gallery, de Nueva York. En Cuba exhibió de manera individual en el Lyceum (1946), en el Parque Central (1950), y en la Sociedad Cultural Nuestro Tiempo (1951). En 1951 ganó el primer premio del Salón Nacional, La Habana. En 1952 retorna a Europa, donde proyectó con mayor fuerza la universalidad de su obra.

Su obra exhibida en multitud de galerías o exposiciones retrospectivas en el museo de Bellas Artes de La Habana, en el de Bruselas, en el Museo Stedelijk de Amsterdam, en el Museo de Arte Moderno de París o el Centro de Arte de Hong Kong. Está considerado como el artista cubano más importante del siglo XX.

Si bien fue reconocido como gran pintor y excelente dibujante, también incursionó en la cerámica, primero en el Taller de Cerámica de Santiago de las Vegas, La Habana y luego, en Albisola Mare, en Italia donde vivió por un tiempo. A mediados de los años cincuenta practicó el collage de papeles sobre cartulina negra fascinado por los encantos de la gráfica, realizando una extensa producción de piezas, series de aguafuertes y litografías. En menor medida, hizo algunas esculturas en metal y diseñó joyas.

Falleció el 11 de septiembre de 1982 en París, dejándonos un legado del que podemos sentirnos orgullosos todos los cubanos.

CUBA EN LA MEMORIA 08/12/2014

CLAVELITO – El programa de radio cubano más escuchado de todos los tiempos.

07 jueves Mar 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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Miguel Alfonso Pozo nació el 29 de septiembre de 1908, en la ciudad de Ranchuelo, provincia de Las Villas. De su abuelo, José Clavelo heredó su nombre artístico “Clavelito”. Durante su juventud fue vendedor callejero, voceando frutas y pollos.

Su talento poético es nato, por eso llegó a ser uno de los mejores repentistas (improvisadores de la música campesina) de toda Cuba. Sus conocimientos generales los adquirió leyendo mucho cada vez que podía, por eso además de cantar música guajira, compuso canciones en diferentes géneros de la música cubana y escribió libros de poemas y dos de consejos u orientaciones siquiátricas, siempre tratando de ayudar a sus semejantes.

Comenzó su vida artística en la emisora de radio CMHI de la ciudad de Santa Clara, formando el dúo Mariano-Clavel con un programa de punto guajiro. Más tarde el desaparecido Amado Trinidad, le dio la oportunidad de redactar las décimas de «Pepe Cortes», el bandolero romántico, que escribiera Aramis del Real, para Cadena Azul.

El también desaparecido Miguel Gabriel, lo manda a buscar a cualquier precio y se traslada a la C.M.Q. de Monte y Prado, en la que actúa por espacio de trece años. Su éxito comienza cuando debuta en el programa “El Rincón Campesino”, que pasó a ser “El Rincón Criollo” con Coralia Fernández y Nena Cruz “La Calandria”.

Gaspar Pumarejo, cuando adquiere “Unión Radio”, lo traslada con un sueldo de seiscientos pesos mensuales. En Unión Radio, inicio el programa «Controversias de la pelota», entre Habana y Almendares, con Coralia Fernández.

Tiempos después, la Emisora Unión Radio, fue vendida a Ángel Cambo y este le dio la facultades a «Clavelito» para aparte de actuar produjera el tipo de programa que quisiera. Así tiene la oportunidad de producir su propio programa nombrado “Aquí está Clavelito”, que comenzaba con un laud y claves tocando una tonada campesina en la que el propio Clavelito cantaba la décima famosa de “Pon tu pensamiento en mí…”.

PON TU PENSAMIENTO EN MI
Y VERAS QUE EN ESTE MOMENTO
MI FUERZA DE PENSAMIENTO
EJERZA EL BIEN SOBRE TI

Después leía las cartas que le escribían los oyentes a los que aconsejaba mediante sus improvisaciones, pidiéndoles que antes pusieran un vaso de agua sobre el radioreceptor, y que se concentraran en la misma para que pudieran beneficiarse de sus poderes curativos. Para su sorpresa empezaron atribuirle milagros, porque lo mismo curaba a un desahuciado, armonizaba un hogar con problemas, daba los números de la lotería, buscaba un novio a la más fea, consolaba a cualquier afligido, etc. «El vaso de agua de Clavelito» se convierte en el programa más escuchado de la radio cubana de todos los tiempos. Mientras, las vitrolas no cesan de reproducir “El agua de Clavelito”, pieza interpretada por la Orquesta Aragón.

Llegó a recibir más de 50,000 cartas en una semana. Su popularidad no fue soportada para la competencia, por lo que prepararon una denuncia de que incumplía con el código de ética radial y su programa fue cancelado el 5 de agosto de 1952.

Fue tanta su fama y afán de “servir al pueblo necesitado” que decide postularse para Representante en el Congreso Nacional de Cuba en las elecciones del año 1954. También estuvieron postulados el comediante Leopoldo Fernández y el famoso actor Enrique Santiesteban. Como era de esperarse el día de las elecciones el pueblo eligió a Clavelito por unanimidad y es electo a la Cámara de Representantes por el Partido Autentico de Prío Socarras en la década de los 50.

También fue el autor de muchas canciones que fueron un verdadero éxito, como «La Guayabera» que decía: «Quiero un sombrero de guano, una bandera, quiero una guayabera y un son para bailar»

ELENA BURKE – la gran señora sentimiento.

01 viernes Mar 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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Un 28 de febrero, de 1928, nació en La Habana, Cuba, nuestra gran cantante cubana: Elena, “la señora sentimiento”. Sus inicios profesionales los tuvo como vocalista de la orquesta de la emisora Mil Diez, dirigida por los maestros Adolfo Guzmán y Enrique González Mantici.

Ganadora de un concurso en la “Corte Suprema” se presentó a Onorio Muñoz, de la cadena Mil Diez, y le pidió que la oyesen cantar… y la contrataron, permaneciendo en esa estación radiofónica durante mucho tiempo.

Bailó en el Tropicana y también integró un espectáculo cubano en Jamaica, demostrando también sus dotes danzarías. Porque como ella decía:»Me gusta bailar, me gusta cantar… me gusta la música. Qué quieren, ¡así soy yo!»

Su primera salida al extranjero la realizó en 1950 como parte del show de Las “Mulatas de Fuego”, provocando, con su voz de tintes negroides y resonancias operísticas, gran revuelo en el espectro nocturno de aquellos años. En el desaparecido “Follies Berger” trabajó al lado de la ya famosa Tongolele. Ahí la conoció Emilio El Indio Fernández quien asombrado por su voz la invitó a participar en la filmación de Salón México. En esa etapa se unió al Cuarterto de Facundo Rivero con el que realizó una larga gira por Centro y Sur América.

Terminados todos sus compromisos en el extranjero regresó a Cuba e ingresó al conjunto de Orlando de la Rosa. Trabajaron en algunos lugares de La Habana y poco después marcharon a Estados Unidos, en una ruta de centros nocturnos y hoteles que les marcó una actividad incesante, en la que interpretaron números del director -Vieja luna, Nuestras vidas, Eres mi felicidad…

Su periplo artístico hizo escala importante cuando conoció a la pianista y directora de orquesta Aída Diestro, quien trabajaba en la CMQ Radio y a la cual animó para formar parte de una agrupación vocal que había planeado junto con Moraima Secada, Omara y Haydeé Portuondo. En agosto de 1952 debutaron en el Carrousell de la Alegría, espacio televisivo presentado por Germán Pinelli.

Con su voz de de amplio registro y depurada musicalidad, la señora sentimiento, como se le conociera popularmente, es la mejor exponente del movimiento del filin (feeling) que se desarrolló en nuestro país a partir de los años cincuenta y en general es considerada hoy por muchos una de las mejores (si no la mejor) vocalistas del país.

Antes de iniciar una sólida carrera como solista, ya Elena había pertenecido al conjunto “Las Mulatas de Fuego” (1947), el trio “Las Cancioneras” y los cuartetos de “Facundo Rivero”, “Orlando de La Rosa” y de la pianista Aida Diestro (1956).

Famosa por su habilidad y tendencia a interpretar «a capella» y en los ambientes más elegantes e íntimos de la noche habanera, pero en no pocas ocasiones se hizo acompañar de orquestas como la Aragón o las dirigidas por los maestros González Mantici o Ibrahim Urbino. Con una afinación excepcional y un estilo exento de fiorituras innecesarias, su amplio repertorio incluyó a autores latinoamericanos y nacionales como José Antonio Méndez, César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Frank Domínguez, Piloto y Vera, Marta Valdés, Meme Solís, Adolfo Guzmán, Orlando de la Rosa, Candito Ruiz, Sindo Garay, Vicente Garrido, Arturo Castro, entre otros tantos.

Entre sus acompañantes figuran, entre otros, figuras de la talla de Dámaso Perez Prado, Adolfo Guzman, Meme Solís y el guitarrista Froylan Amézaga, que trabajó junto a ella durante más de quince años. Entre los numerosos exitos de Elena se cuentan «De mis Recuerdos», «Y Ya Lo Sé», «Lo Material» (Juan Formell), «Duele» (Piloto&Vera), «Amor Y Solfeo» (Luis Rojas), «Amame Como Soy», «Mis 22 Años» (Pablo Milanés).

En 1957, Álvarez Guedes le produjo a Elena Burke su primer disco de larga duración para su sello Gema. El puso condiciones espléndidas desde el punto de vista orquestal, para que ella enseñara sus poderosas cartas credenciales como una de las más importantes voces del cancionero en lengua hispana durante el siglo XX. Después grabo muchos más y es imposible decir cual es mejor.Elena se convirtió en vehículo muy especial de los sentimientos de una immensa mayoría de la gente. Logró, con su voz de inacabables recursos, dar siempre la impresión de que te cantaba a ti y solo para ti, aunque uno fuera uno de los miles de espectadores que llenaba un teatro o un centro nocturno para ir a disfrutarle. Ella representa un modo de ser de la espiritualidad cubana, del amor, de los sentimientos.

Tuve la suerte de escucharla muchas y mucha veces, la buscaba donde quiera que estuviera cantando y aunque después también tuve la suerte de conocerla, incluso de tenerla en mi casa, nunca me atreví a decirle todo lo que me hacía sentir y que aún siento cuando la escucho. Por eso me resulta imposible resumir su importancia como cantante, como ser extraordinario y como persona, en una publicación tan breve. Me gustaría ser capaz de poder expresarlo, pero hablar de nuestra Elena… me duele, mucho…

LOS PREGONES. Para pantalón y saco, traigo percheros baratos…

24 domingo Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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El vocablo «pregón» viene del latín «praeco». En su primera significación dice el Pequeño Larousse: 1.- Promulgación o divulgación de una noticia, aviso o hecho que se hace en alta voz y en un lugar público para hacerlo saber a todos. 2.- Propaganda o anuncio de algún producto o mercancía que suele hacerse a voces por la calle.

Los pregones, considerados música urbana o callejera eran posiblemente manifestaciones de las clases menos pudientes que tenían que anunciar, con su propia voz, lo que vendían o el servicio que ofrecían para poder ganar clientes, porque no hay nada más cierto que el lema que dice: “producto que no se anuncia no se vende”.

Afirmó el historiador Fernando Ortiz que “el pregón es el alma del cubano”. Se trata de una expresión musical nacida de los vendedores ambulantes anunciando sus mercancías. Usual en los países cuyo clima favorece la venta en las calles, surge en Cuba en el siglo XIX y llegó con la emigración franco-haitiana tras la Revolución de Haití.

El pregón es conocido en la isla desde los albores de la colonia y hasta los finales del siglo XIX tuvo un auge inusitado, que sorprendía y a veces molestaba a los viajeros de otros países. Las exclamaciones y cantos de los pregoneros aportaron a la atmósfera callejera un tono melodioso, el más popular y menos respaldo por técnica musical alguna, oyéndoseles, en cada mañana o noche de su historia, añadir a intervalos musicales al pregón. Textos de la época recogen algunos de lo que se oían a la entrada del Teatro Tacón: ¡Bollitos sílfide» ¡Butifarras Elssler! o enumerándose bisuterías, ropas o frutos en melodías que algunos músicos populares tomaban para sus Danzas.

Durante la época de la colonia española, pregoneras y pregoneros llenaban la Plaza Vieja y el entorno de la Catedral habaneras. Alegraban y facilitaban las labores domésticas al traer los productos que ofertaban hasta las puertas de las casas, e incluso algunos se hicieron legendarios por sus propios estilos.

Los cubanos tienen en esto características especiales. Hay pregones que tienen un valor artístico innegable, y hasta cualidades literarias apreciables, incluso sin tener en cuenta la música. En primer lugar el melisma, técnica de cambiar la altura de una sílaba musical mientras es cantada, rasgo propio de los pregones de mangueros; estilo comparable con el cante jondo o cante flamenco, el uso del falsete y otros trucos de ejecución. En segundo lugar, la apoyatura que se observa al final de los pregones de maniseros, tamaleros y otros vendedores; es como un cierre cortante del pregón en que se rompen las primeras silabas de una palabra.

Muchos compositores de música popular o culta han tomado motivos de pregón, creando algunos pregones universalmente conocidos “El Frutero” que compuso el maestro Ernesto Lecuona, aunque el más famoso de este tipo y grabado internacionalmente es “Frutas del Caney” del gran escritor-compositor Félix B. Caignet; otro gran maestro, Eliseo Grenet, compuso “Rica Pulpa”; “El Viandero” de Ernesto Muñoz; “Rapsodia de Pregones”, “El Botellero”, de Gilberto Valdés; “Se va el Dulcerito” de Rosendo Ruíz Suárez y “El Dulcero” de Tomás Corman. ¿Quién puede olvidar “el Yerberito” interpretado por nuestra gran Celia Cruz o “el Manisero” de Mosises Simons?

Y es que hasta uno de nuestros sones más importantes que dio nombre a una modalidad que se conoce en el mundo por Salsa, era el son-pregón de Ignacio Piñeiro «Échale Salsita», al usar como tema para su canción la historia del llamado «El Congo», quien en el pueblo Catalina de Güines vendía las mejores butifarras, de ahí que parte de la letra dice así: …»En este cantar profundo; Lo que dice mi segundo; No hay butifarra en el mundo, como la que hace el Congo. Échale salsita, Échale salsita…»

Otros “sonoros” pregones se encuentran en los afiladores de tijeras. Con su rudimentario equipo, mitad bicicleta, mitad carretilla, andaban por nuestras calles, pero a ningún afilador de tijeras que se respete se le ocurriría salir a trabajar sin ese pequeño instrumento musical que los ha identificado desde siempre, y que es el xilófono. Escuchar esa tenue melodía, es sinónimo de que acerca al barrio ese necesario trabajador.

Específicamente sobre los pregones de los maniseros en Cuba, sabemos que pudieran hacerse varios libros, hasta de las características según los sitios donde se desempeñan. Recuerdo que algunos llevaban, adosada a su emblemática y generalizada lata bien tapada con los cucuruchos, nada menos que una hornilla en la parte inferior con brazas de carbón encendidas, para mantener el producto «tostadito y caliente..»

Y en cuanto a los pregones, “hay de todo como en botica”, de entre los cuales escojo a manera de simpático ejemplar el pregón de un conocido vendedor que siempre se encontraba en los alrededores del Parque Calixto García en Holguín, y también en las gradas del estadio beisbolero de igual nombre… “cambio máni por móni…si no hay móni, no hay máni”…

Sin dudas los pregones son un capítulo importante del folklore cubano y expresión de la profunda riqueza poética y musical de nuestro pueblo.
Y parafraseando al manisero… me voy… me voy….

LA VICTROLA

16 sábado Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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A finales de los 50 había más de 20,000 victrolas en la Isla.
(Publicado por D.Jácome)
Aunque algunos le llamaban vitrola, sin C, lo que era un error porque la palabra procedía de la R.C.A. Víctor, no es ésta la razón fundamental de esta publicación, sino su presencia indiscutible en nuestros recuerdos y su importancia como promotor de muchos de nuestros mejores cantantes. que a ella debieron su popularidad.

Alrededor de 1905, la R.C.A. Victor, (discográfica fundada en 1901 y que actualmente está fusionada con Sony Music Entertainment) comenzó a experimentar la idea de hacer más aceptables los gramófonos, de hacerlos parecer más una pieza de mobiliario en lugar de una pieza de maquinaria. La solución fue cambiar de lugar la trompeta amplificadora y plegarla dentro de un gabinete alto, con tapa en la parte superior y puertas en el frente, que además de ocultar la trompeta, servían como un crudo control de volumen. La idea fue rápidamente patentada y llamada “victrola”.

Este término se convertiría popularmente en genérico para referirse a cualquier tipo de gramófono y de cualquier marca. Pero en esta publicación nos referiremos específicamente a las que proliferaban en muchos bares y cafeterías de nuestra isla y que funcionaban al introducir una moneda de cinco centavos – un medio -en la ranura que existía al efecto, y al presionar después la tecla junto al nombre del número musical, se podía disfrutar, para el deleite de todos, la música seleccionada.

En inglés, al menos hace más de cincuenta años, era: “juke box”. ¿Algunos recuerdan la canción de los Cinco Latinos? De “juke”, establecimiento pequeño, donde se tomaba refrescos o bebidas alcohólicas, en cafeterías, en bares, y se escuchaba la música de esa caja reproductora “box”.

Pronto se extendió el invento por los establecimientos comerciales y ya en la década de los años 40, y tal vez desde finales de la precedente, desempeñó un importante papel en la difusión y comercialización de la música popular. Prodigaba, a toda hora, la guaracha de moda o el bolero más quejumbroso. Ya en 1954 había unas 10 000 victrolas en la Isla, y en 1959 el doble de esa cifra, aunque sus operadores tenían declaradas solo 8 000 a fin de burlar los derechos de autores e intérpretes.

Lo cierto es que la victrola constituyó un símbolo de cultura popular y una de sus más significativas vías de expresión. Para tener una idea de su relevancia, baste con decir que dichos artefactos obraron como decisivos voceros de la música popular, manifestación que posee un peso gigantesco dentro del espectro cultural cubano.

Durante un tiempo los cantantes cubanos, fichados por los representantes de casas disqueras norteamericanas, debieron ir a grabar a Nueva York o New Jersey, hasta que la “Víctor” empezó a enviar equipos de grabadores dos veces al año. Esa casa disquera pierde su hegemonía alrededor de 1950, cuando firmas cubanas empezaron a hacerle una competencia de peso. Las victrolas también demandaban nuestra música y muchos emprendedores no se demoraron en producirla.

Ya en 1944 había surgido el sello cubano “Panart”, que diez años después producía medio millón de discos anuales y exportaba el 20 por ciento de estos. En 1952 se funda el sello “Puchito”, y a partir del año siguiente la casa disquera “Montilla Internacional” logra un amplio catálogo de zarzuelas cubanas. Surgen también los sellos “Gema”, de los hermanos Álvarez Guedes, y “Rosell Récord”, de Rosendo Rosell, y, entre otros más “Discuba”, “Kubaney”, “Velvet” y “Maipe”. Todas cubanas.

A través de sus grabaciones, estas casas disqueras lograron éxitos indiscutible que hoy son gloria de nuestra música como: “Amor fugaz” (Benny Moré), “Los aretes de la luna” (Vicentico Valdés), “Imágenes” (Frank Domínguez), “En la imaginación” y “Deja que siga solo” (Marta Valdés), o “Son cosas que pasan” (Ela O’Farrill).

Muchos son los artistas que logran una popularidad arrolladora en corto tiempo, como Blanca Rosa Gil, que alternaba en el Ali Bar con estrellas como Benny Moré, René Cabell y Fernando Álvarez. Lo mismo ocurrió con Ñico Membiela, prácticamente desconocido, pese a sus años en la música, y que se convirtió en un suceso victrolero sin precedentes. Todos se hicieron popularísimos gracias a la victrola.

Si hay un tipo de música que podemos relacionar sin dudas a la victrola es el bolero. El llamado “bolero de victrola” era el que se escuchaba en bodegas, bodegones e incluso en bares de mala muerte junto a una cerveza, ya fuese celebrando un nuevo amor o sufriendo un desengaño… pero siempre con música.

Mientras que las victrolas clásicas terminaron oxidadas y destruidas por el tiempo o la indolencia, muchos de los boleros que estas máquinas amplificaron han llegado hasta nuestros días.

El desarrollo tecnológico de los equipos reproductores de música ha hecho que el modo de escucharla haya cambiado mucho, también han cambiado las estéticas, los estilos de vida, las modas, los giros del lenguaje y nuestras propias vidas. Hoy cada cual, de forma individual, escucha la música que quiere y la lleva consigo a donde vaya, pero la victrola tenía el encanto de que hacía posible que compartiéramos socialmente, en grupo, una misma melodía.

JOSE WHITE (1836 – 1918) Violinista.

04 lunes Feb 2013

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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Tocó para la Reina Isabel II quien lo condecoro con la orden de Carlos III. (Publicado por D.Jácome)

José Silvestre White Laffite, nació en Matanzas, el 17 de enero de 1836. Músico y violinista cubano que junto con Ignacio Cervantes fueron de los mayores precursores de la música cubana del siglo XIX, así como del género de Habanera.

Hijo de un comerciante de origen Francés y una criolla negra fue un niño prodigio y desde muy temprana edad estudiaba la música y componía sus primeras obras generalmente para instrumentos de cuerdas. Cuando cumplió los diecinueve años de edad, ya conocía y tocaba dieciséis instrumentos musicales, entre ellos, el violín, la viola, el violoncello, el contrabajo, el piano, la guitarra, la flauta, el corvetín y la trompa.

En 1840 inició sus estudios con su padre, Carlos White, y entre 1843 y 1844, los continuó con José Miguel Román, y a partir de ese último año, con Pedro Haserf. El 21 de marzo de 1855, ofreció su primer concierto, en la ciudad de Matanzas, acompañado por el célebre pianista norteamericano Luis M. Gottschalk.

El 27 de mayo de 1855 viajó a París, donde ingresó el 14 de junio de 1856 en el Conservatorio de esa ciudad, en la clase de Jean Delphine Alard, y tuvo como condiscípulo a Pablo de Sarasate. Ese mismo año, White obtuvo el Primer Premio del Concurso del Conservatorio de París, con lo cual quedó consagrado definitivamente en la aristocracia de los virtuosos del instrumento.

Fue aclamado en muchos salones y salas de conciertos en París, Madrid, Nueva York y tocó con su mágico violín para la familia imperial francesa en el palacio de las Tullerías y para la reina Isabel II quien lo condecoro con la orden de Carlos III. Fue nombrado director del conservatorio imperial de Rio de Janeiro cargo que desempeño hasta 1889 en que disuelto el imperio regresa a París.

Su instrumento, un Stradivarius de 1737, llamado «Canto del cisne» fue el último que realizara el gran luthier Cremonese, a la edad de 93 anos. Para adquirirlo, White vendió dos casas de su propiedad en su natal Matanzas, Cuba.

De Cuba fue expulsado en 1875 junto a Cervantes por dedicar varios de sus conciertos para recaudar dinero para la causa cubana.

Aunque después del establecimiento de la República cubana visita la Isla, sigue viviendo en Francia donde trabaja para el conservatorio de París enseñando y componiendo piezas de gran valor artístico, fue alabado por su virtuosismo y la elegancia de su interpretación. Una de sus obras más conocidas sin dudas es “La Bella Cubana”. Esta obra fue una de las primeras grabaciones experimentales del gran Tomas Alva Edison cuando inventaba el gramófono. La obra como una habanera fue compuesta en 1924 por White .

Fallece en París, el 12 de marzo de 1918, a la edad de ochenta y dos años.

La «Gazzete Musicale de Paris» del 3 de agosto de 1856, dice acerca de White:
..¿donde tomó sus primeras lecciones? ¿Cómo este hijo de América se ha hecho el émulo de los más grandes violinistas conocidos en Europa? He aquí lo que ignoramos y lo que desearíamos saber por honor de la Escuela americana, de la que es una soberbia muestra el eminente White…

CUBA – LAS CASTAS

13 jueves Sep 2012

Posted by Derubin Jacome in CUBA EN LA MEMORIA, Cultura cubana

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Descubra como se llama su mestizaje…

En Cuba, durante la colonia, había dos tipos de españoles: los que habían nacido en España, a los que se llamaba «peninsulares», y los que habían nacido en la Isla, es decir, los «criollos».

Aunque ante la ley los criollos eran considerados españoles, en la práctica no se les consideraba iguales. Desde el inicio de la colonia hubo tensiones entre criollos y peninsulares. Los segundos decían que las condiciones climáticas de América degeneraban el cerebro y mente de los europeos y por eso los criollos no eran tan capaces como ellos. Los criollos, sin embargo, insistían en que eran iguales y tan leales a la Corona como cualquier español…

Al principio de la Colonia, a los mestizos no se les reconocía como tales. O se les tomaba por españoles o por indígenas, sin ser aceptados totalmente dentro de ningún grupo. Por eso, muchos padres de mestizos pagaban para que en el acta de nacimiento de sus hijos se les calificara de «español». Algunos mestizos fueron educados como caballeros y damas españoles, porque la Corona consideraba humillante que un hijo de español fuera educado entre los naturales.

La mayoría de los mestizos era considerada «gente vil» y se les negaba el derecho de ocupar cargos reales, eclesiásticos o municipales. Por ello, el papel de los mestizos en la Colonia fue desde un principio un factor de inestabilidad, pues no tenía un lugar definido en la sociedad de su tiempo.

Castas
A las personas que racialmente fueron el producto de mezclas de distintas razas se les denominó «castas». Este heterogéneo grupo tuvo el mismo problema social que los mestizos. Si no se les podía ubicar claramente dentro de algún grupo racial, eran negados y discriminados por unos y otros.

La Habana, 14 de noviembre de 1842..
“Del encuentro de tres razas en este mundo nuestro, salieron las castas, que las preocupaciones sociales clasificaron minuciosamente, de las cuales se ocupó más de una vez el legislador”. He aquí, una de estas antiguas clasificaciones:

Español con india, sale mestizo
Mestizo con española, sale castizo
Castizo con española, sale español
Español con negra, sale mulato
Mulato con española, sale morisco
Morisco con española, sale chino
Chino con india sale salta atrás
Salta atrás con mulato sale lobo
Salta atrás con india, sale chino
Chino con mulata, sale lobo
Lobo con mulata, sale jíbaro
Jíbaro con india, sale albarrazado
Albarrazado con negra, sale cambujo
Cambujo con india, sale zambaigo
Zambaigo con mulata, sale calpán mulato
Calpán mulato con Zambaigo, sale tente en el aire
Tente en el aire con mulata, sale no te entiendo
No te entiendo con india, sale torna atrás
De indígena con negra sale zambo
De negro con zamba sale zambo prieto
De español con morisca sale albino
De albino con blanca sale salta atrás o saltapatras
De indigena con mestizo sale coyote (También se denomina cholo)
De mulato con indigena sale chino
De español con coyote sale harnizo
De coyote con indigena sale chamizo
De chino con indigena sale cambujo
De salta atrás con mulato sale lobo
De lobo con china sale jívaro
De jívaro con mulata sale albarazado
De albarazado con negra sale cambujo
De cambujo con indígena sale sambaigo
De sambaigo con loba sale campamulato
De campamulato con cambuja sale tente en el aire

…¡ Ñooo ¡!

Desde principios del siglo XVIII apareció en el arte la «pintura de castas». Es decir, imágenes plásticas que representan a la gente de acuerdo a su clasificación racial.

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