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CUBA en la memoria

~ por Derubín Jácome

CUBA en la memoria

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PARQUE CENTRAL – ACERA DE NEPTUNO

18 viernes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Cultura cubana, Municipios y ciudades, Sociedad, Urbanismo y Arquitectura

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calles Cuba, edificios, habana, Parques cubanos

Publicado por Derubín Jácome

Un lector me pide comente sobre los edificios que se encontraban en esta acera del parque Central antes de existir el nuevo hotel “Parque Central”, la de la calle Neptuno entre el Paseo del Prado y la calle Zulueta. Las fotos corresponden a varias épocas, ya que en esa acera existieron diferentes negocios y sobre ello les comentaré en esta publicación.

Al parecer el primer uso destacado que ocupó esta área, que ya antes había sido una estancia o finca extramuros, fue un taller, el Taller de José Albazzi, donde se fabricaban estatuas con la suficiente calidad como para participar en la “Exposición Universal de 1887”, celebrada en París. Albazzi fue uno de los seleccionados para representar a las “provincias de ultramar” en dicha exposición, por ser el inventor un procedimiento artístico industrial que le permitía hacer esculturas con granito artificial de todos los colores.

Técnica que es seguro que influyera en que aún hoy día tengamos, en casi perfecto estado de conservación, esos impresionantes suelos multicolores de granito con sus logos, o distintivos, a la entrada de hoteles, bancos, centros comerciales, etc., tema al que uno de nuestros lectores, Gonzalo Moran, le dedica una página que les recomiendo.

En el Catálogo general de la sección española, para la citada exposición editado por la Imprenta General de Ch. Lahure, París, 1867, aparece:
JOSE ALVAZZI; Habana.


“…Objetos de piedra artificial. El expositor, dueño del Museo estatuario situado en la calle del Prado, núm. 25, en la Habana, es inventor de un procedimiento artístico industrial para hacer objetos de escultura con granito artificial de todos colores. Al presentar en la Exposición el método de que se sirve para realizar su invento, el Sr. Alvazzi expone como muestras: un jarrón grande, dos bustos pequeños, dos repisas y en un cuadrito dorado la vista fotográfica de su museo estatuario…”

Los inicios del Parque Central de La Habana comienzan más de 200 años después de fundada la ciudad y originalmente estaba situado fuera del recinto que encerraron las Murallas que se encargaban de asegurar la ciudad del ataque de los piratas y corsarios que frecuentaban la época.

Durante la época colonial, los parques y plazas fueron una constante en nuestra Isla al iniciar la urbanización de ciudades y pueblos. Casi es posible asegurar que no existe alguno fundado que no cuente con un parque y una iglesia, que no marque además el centro de la localidad. En La Habana, principal ciudad de la isla, no ocurrió de otra manera, aunque este parque no fue el primero en construirse, ni tampoco marcó en el momento de su surgimiento, el punto más céntrico de la ciudad.

El Parque Central marcaba el inicio del paseo de extramuros, construido en 1772 bajo el gobierno colonial del Marqués de la Torre, Capitán General de la Isla, siendo su primer nombre el de “Alameda de Extramuros o de Isabel II”. Después del cese del régimen colonial se le dio el nombre de “Paseo de Martí” en homenaje a nuestro apóstol, aunque todos lo conocemos como “Paseo del Prado”.

Con el crecimiento de la ciudad, para la segunda mitad del siguiente siglo, el Prado comenzó a flanquearse de elegantes mansiones y grandes edificios de sociedades. La demolición de las murallas, en 1863, había dejado una gran faja de terreno que pronto fue urbanizada según el trazado del arquitecto Juan Bautista Orduña. En su proyecto destaca la propuesta de construir una gran plazoleta que reuniera las tres plazoletas menores existentes y conformar lo que es hoy el Parque Central de La Habana.

A partir de entonces comenzaron a erigirse obras de importancia en aquellos terrenos. Bajo el Gobierno de Miguel Tacón (1834-38) se inauguró el “Teatro Tacón”. El “Hotel Telégrafo” se inaugura entre 1858 y 1863, siendo uno de los más lujosos de Cuba y América durante el siglo XIX. En 1843 aparece el conocido por “Café y Salón Escauriza”, rebautizado “Le Louvre”, que le da nombre a toda la acera y que será antecedente de del “Hotel Inglaterra”.

En 1850 frente al Teatro Tacón, en una las plazoletas antes citadas, se coloca la primera estatua de Isabel II. En 1870 se inaugura el “Teatro Albisu”, que será sede de la zarzuela hasta su desaparición en 1918 para levantar el “Centro Asturiano”. En 1877 abre sus puertas del Teatro Payret y a finales de este siglo se construye el edificio de viviendas de la familia Pedroso, que posteriormente fue utilizado por las oficinas del “Diario de la Marina” y finalmente como “Hotel Plaza”…

PARQUE CENTRAL - ACERA DE NEPTUNO

Pero resulta Imposible resumir, en el breve espacio de una publicación, toda la evolución y el desarrollo de este importante emplazamiento. Ya con lo que les he comentado creo pueden hacerse una idea de esta progresión que lo convierten en el centro de la ciudad.

No es hasta 1877 que se terminan los trabajos de construcción del parque y es dotado de un “moderno” equipamiento de farolas, bancos y otros elementos para su embellecimiento. El nuevo siglo XX comienza con un “Parque Central” ya delimitado por edificaciones unificadas por una arquitectura que tiene como base el patrón clásico criollo de hermosas arcadas de columnas solidas a nivel de la calle, con diferentes detalles que les diferencian de los de los edificios aledaños, pero respetando el patrón cubano de ventanales y columnas detalladas..

Como lugar de encuentro y reunión y como lugar de paseo, el Parque Central quitó protagonismo a la Alameda de Paula y a la Plaza de Armas, que habían sido de la preferencia de los habaneros manteniendo esa primacía durante las últimas décadas de la colonia y las primeras de la República, lo que sin dudas hace que sean construidos en esta zona más sitios de esparcimiento y encuentro de los pobladores de la ciudad.

Es en este período al que corresponde el edificio del Café y Billares “El Central” de la foto al centro de la publicación. Por ser quizás un edificio de menor importancia no tengo referencias exactas de su construcción, pero si puedo comentarles que en las estadísticas de la Isla de Cuba en 1862, se refleja la existencia, en ese año, de ciento ochenta y ocho billares, que contabilizaban más de dos millones de pesos en rentas.

Incluso mucho antes, en 1805, ya existía una contribución sobre el juego de Billar que se utilizaba para la manutención de presos. En 1814, había cuatro billares en La Habana, veinte y seis en 1827 ¡y doscientos cuarenta en 1899! El de la foto era de los más importantes y frecuentados.

Posteriormente el edificio sufrirá algunas remodelaciones y cambios para ser ocupado por diferentes propietarios que instalarán múltiples servicios comerciales como bares, cafeterías, reposterías y venta de tabacos, revistas, helados, etc. Con el tiempo, y por falta de cuidado y mantenimiento, el edificio se fue destruyendo, incluso derrumbando, hasta llegar a un estado ruinoso.

El hotel “Parque Central” se inaugura en mayo de 1999, conservando de algún modo en su fachada el aspecto de las antiguas construcciones de principios de siglo. No obstante, es una pena que el edificio original se haya perdido.

CUBA EN LA MEMORIA 18/03/2016

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FRONTONES DE CUBA

10 jueves Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana, Deportes

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Cuba, edificios, habana

Publicado por Derubín Jácome

La pelota vasca (en euskera: pilota) fue llevada a Cuba por los vascos en el año 1898. Comenzó a jugarse en La Habana y se le atribuye a Tomás Mazzantini el proyecto de establecerla en Cuba. Sin olvidar la importancia de Rufino Osoro, que sería quien solicitara el permiso para oficializarla en la isla, ni a Basilio Zarrasqueta, que sustituyó a Rufino Osoro y fue el promotor más entusiasta de este deporte en nuestra isla .

A estos tres hombres, debemos el conocimiento de este deporte, perfeccionado en las provincias vascongadas, pero cuya historia y nombre data desde épocas muy remotas.
Ellos, no sin esfuerzo, consiguen la concesión de la manzana de terreno comprendida entre las calles de Concordia, Lucena, Virtudes y Marqués González, propiedad del Municipio que tenía destinada a depósito de materiales. La obra que se proponían requería para su construcción de un presupuesto muy alto, pero con sus esfuerzos lograron que muchos le dieran apoyo.

Entre ellos, D. Ignacio Nazábal, D. Segundo Méndez, D. Augusto Lezama y D. Juan Francisco Uribarri, que unidos a Zarrasqueta lograron que pocos meses después, el 7 de mayo de 1901, naciera el primer templo de pelota vasca destinado al juego, a la usanza vasca, de cesta a punta: el “Frontón Jai-Alai de la Habana”. En su inauguración se escuchó, por vez primera en la isla, las notas del himno inmortal de José María Iparraguirre “Gernikako arbola”, junto a las de nuestro Himno Nacional. La obra no tardó mucho tiempo en ganarse el nombre de »El Palacio de los Gritos».

La primera directiva del Fronton Jai Alai fue seleccionada entre representantes de la banca y el comercio. El primer cuadro de pelotaris que inauguró la cancha del “Frontón Jai-Alai de la Habana” fué contratado por el señor Rufino Osoro. Por primera vez pisaron la cancha habanera los delanteros y “zagueros” San Juan, Lavaca, Juan Rincón (Navarrete), Oyarzun y Elícegui. Zagueros son los jugadores que se colocan detrás.

En Cuba este deporte se arraigó con firmeza, aunque tuvo momentos de alza y de bajas. En 1912 vence el plazo concedido por el Municipio de la Habana a la “Empresa Frontón Jai-Alai” y el edificio de Concordia y Lucena enmudeció por largos años, aunque durante ese tiempo no faltaron gestiones y muchos esfuerzos porque abriera nuevamente sus puertas.

El semanario «La Cancha Habanera» fue la primera revista que se publicó en defensa del deporte vasco. Su primer número vio la luz el domingo 16 de noviembre de 1902. Fundada por los señores Domingo Asencio y Mirelles y Manuel Roces. Muy poco después surgieron otras revistas sobre pelota vasca, tales como «El Beti-Jai», «El Pelotari», «La Pelota de la Habana» y «Fiesta Alegre», estas últimas de los periodistas Atanasio Rivero, Eulogio Diaz Miranda y Fernando Rivero.

A los asistentes a los juegos, en aquella época, le llamaban la atención no solo los pelotaris con su indumentaria compuesta por boina roja, saco blanco y pantalón negro, sino también los “corredores” de apuestas que se destacaban con sus movimientos en la contracancha, por su ir y venir, por su vocear continuo y por su agilidad y mente despejada en hacer las apuestas cruzadas. Los corredores eran necesarios para la defensa del dinero público, pues ellos representan las garantías por respaldados por las empresas que los había nombrado. En una época en que el transporte público era aún tirado por caballos, La Habana comenzó a ser el centro de un deporte cada vez más lucrativo, gracias a las crecientes apuestas.

Finalmente el día 12 de Agosto de 1919, se aprueba la llamada “Ley del Fomento del Turismo”, votada por el Congreso y firmada por el entonces Presidente de la República, el Mayor General Mario G. Menocal. Gracias al amparo de esta ley, Elicio Arguelles vuelve a establecer el juego vasco de pelota en Cuba.

Por tal motivo se erigen dos nuevos frontones. Uno en Cienfuegos, el 13 de noviembre de 1920, también con el nombre de “Jai-alai”, que significa “fiesta alegre”, y otro en la Habana con el nombre de «Frontón Nuevo», inaugurado el 28 de enero de 1921. Basilio Zarrasqueta es nombrado administrador de la “Empresa Frontón Jai-Alai”.

En la noche del sábado 11 de Mayo quedó inaugurada la primera temporada del deporte vasco en su segunda etapa en La Habana. Esa noche jugaron el primer partido Higinio y Egozcue. El segundo partido, Eguiluz y Altamira teniendo de contrarios a Cazali mayor y Arnedillo. Eguiluz, cubano de nacimiento, era la estrella, que en la nueva constelación deportiva, se presentaba al público habanero.

FRONTONES DE CUBA
En poco tiempo, por el Palacio de los Gritos comenzaron a desfilar jugadores de fama mundial. Las temporadas comenzaban el primer domingo de octubre y terminaban el 20 de junio. Después de esa fecha todos los pelotaris, corredores de apuestas y catedráticos de tan fascinante juego, regresaban a la península con los bolsillos llenos de dinero.

Pero otro frontón fue considerado también como uno de los atractivos que contaba La Habana en aquella misma época: el Frontón «Habana-Madrid». Construido para el juego de otro deporte y además con la diferencia de que era practicado por mujeres perfectamente entrenadas, en el manejo de la raqueta.

La acertada iniciativa que dio lugar a implantar este nuevo deporte en Cuba, se debió en primer término al señor Panchito del Barrio, que en unión de los señores Aurelio Vázquez, Fernando Serafín y Ángel del Cerro obtuvieron la autorización correspondiente para su implantación y funcionamiento.

La inauguración del “Habana Madrid” tuvo lugar el 13 de Octubre de 1922, una vez concluida la construcción de un edificio apropiado, con armazón de acero y ladrillos, y con una cancha de treinta y cuatro metros de largo por nueve y medio de ancho.

En dicha inauguración figuraron diez y siete “señoritas pelotaris”, que…“viven dentro del mismo edificio bajo el cuidado de familiares de respetabilidad, y sólo salen de paseo o a diligencias acompañadas de señoras que están a su cuidado, evitándose de esta suerte se maleen con tratos que a su buen nombre y al de la empresa pudiesen ser perjudiciales”… Ante todo el honor y la moral.

Pero el Jai Alai, por su entorno marcado por las apuestas, fue eliminado después de 1959. Desapareció la tradición… y la mayoría de los pelotaris, corredores de apuestas y se trasladaron a la Florida para darle continuidad a una tradición que, sin dudas, había sido patrimonio de la República.

No quiero concluir sin nombrar al famoso cestapuntista cubano José Antonio Martínez Díaz (“Frias”). Nacido el 5 de noviembre de 1927 en La Habana y fallecido este mismo año. Jugó en los mejores frontones del mundo, y consiguió varios premios durante su larga trayectoria, como el del Torneo Diamond Doubles, con Isasa; el de World Doubles, con Careaga, Egurbide y Javier…

Sin dudas fue uno de los mejores pelotaris de su época y muchos aficionados del País Vasco aún recuerdan a «aquel cubano, alto y moreno que jugaba los grandes partidos de la época junto a Txutxo Larrañaga, Txurruka y todo el elenco de grandes puntistas de la época…»
En este deporte también tuvimos nuestras estrellas.

CUBA EN LA MEMORIA 10/03/2016

FÁBRICA DE HIELO – LA NEVERA

06 domingo Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Curiosidades, Urbanismo y Arquitectura

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Cuba, habana, tecnología

Publicado por Derubín Jácome

En la publicación anterior sobre los helados, hice mención de la importancia de disponer de nieve para enfriar y para fabricar refrescos en Cuba, los que hizo que en el siglo XIX se transportara a Cuba en barcos.

Pero ya para finales de ese siglo, la sociedad anónima “Nueva fábrica de hielo”, constituida el 21 de Julio de 1888, iniciaba la elaboración de hielo y su posterior distribución para satisfacer el alto consumo de este producto en la ciudad. La primera fábrica estuvo en los edificios situados en la calle Universidad nº 34, La Habana.

Recordemos que del hielo dependía la refrigeración en los hogares, colocándose en la nevera. El hielo industrial se comercializaba tanto al por mayor como a particulares. Para los particulares surgió la necesidad de crear un mueble común que albergara tanto la barra de hielo como los alimentos frescos, en un entorno doméstico.

Estas primeras neveras sólo estaban al alcance de las clases más privilegiadas y no solían ubicarse en las cocinas, ya que el calor que generaban los fogones hacía que el hielo se derritiera antes. Si la cocina era amplia, se podían poner, aunque alejadas de los fogones.

En los primeros modelos los alimentos se colocaban sobre el hielo, pero éstos se afectaban, con lo que comenzaron a construirse neveras con un compartimiento separado que albergara el hielo. Consistía en un mueble mixto con una estructura básica conformada por un caparazón de madera y un recubrimiento de zinc, estaño o uralita, que ayudaba a mantener la temperatura baja en el interior.

Como aislante se empleaba el corcho, que impedía que se dañara la madera. Estaba dividida en dos compartimentos, el que albergaba los alimentos y otro con un recipiente de zinc o hierro esmaltado, en el que se metería la “piedra” de hielo. Este recipiente finalizaba en un tubo de cobre, a modo de serpentín, por el cual desaguaba el agua de la licuación, saliendo por la parte baja de la nevera.

Posteriormente aparecería el modelo que incorporaba un “botellón” de agua mineral, en su parte superior para mediante un grifo al frente poder obtener el agua fría para su consumo.

Para ampliar las capacidades de la fábrica y poder satisfacer el consumo de hielo, poco tiempo después compraron una fábrica perteneciente a Andrés Fernández, en Puentes Grandes. No obstante la crisis económica sufrida hasta 1890, la fábrica logra superarla gracias a los acertados manejos y préstamos realizados por el Presidente de la Junta Central de Accionistas, señor D. Ramón de Herrera y Gutiérrez, quien confiado en el éxito del negocio, con su propio capital cubrió todo los gastos adeudados y la compra e instalación de toda la maquinaria necesaria para la fabricación de hielo.

Fallecido Herrera es electo presidente D. Cosme Blanco Herrera, que con el mismo ímpetu da el impulso definitivo al crecimiento de la compañía. Durante su presidencia es adquirida la estancia denominada “Los Cocos”, la finca rústica “Molino del Rey” y se construye el primer puente y la carretera que cruzaba el rio Almendares, dando salida a la calzada de Puentes Grandes. Se instalan nuevas calderas, nuevos equipos para refrigeración y un nuevo edificio con capacidad para embotellar 30,000 botellas diarias. Cifra que es superada en corto tiempo.

En 1910 compran la fábrica de cerveza “Habana Brewery”, donde posteriormente fabricarían la cerveza “Tivoli”, y dos años después ponen la primera piedra de lo que será la fábrica de envases de vidrio donde producir la cantidad de botellas necesarias para satisfacer el alto consumo del producto.

FÁBRICA DE HIELO - LA NEVERAEn la foto inferior se puede observar la gran cantidad de carretones dedicados a la distribución del hielo en la ciudad, por lo que podemos imaginar la amplia demanda que tendrían. Aún no habían llegado los refrigeradores.

En una publicación de la red encuentro que la Calzada de Jesús del Monte, hoy más conocida como Calzada de Diez de Octubre, nace en la Esquina de Tejas como una prolongación de la Calzada de Infanta. Tras una descripción de todo su largo recorrido, nos comenta entre otros lugares, del Café Colón y la Cremería Santa Beatriz, para finalizar en el Crucero de La Palma, “con su famosa fábrica de hielo”…. Un lector ha tenido la gentileza de brindarme algunos datos sobre esta fábrica de hielo, nombrada “La Palma”.

Su fundador fue Jesús Regueira, quien comenzó vendiendo hielo que compraba en una de las fábricas de las cerveceras, posiblemente “La Tropical”. Dado el calor intenso de nuestro clima tal era la demanda de este producto, sobre todo para la preservación de los alimentos, que su negocio prosperó rápidamente. Comenzó con un camión para su distribución, llegando a tener seis, más otro su hermano. Me comenta el lector que comenzaba su jornada laboral a las 3 de la mañana y finalizaba a las 7 de la noche, durante todos los días del año.

Fue tal la prosperidad del negocio que decidió fundar su propia fábrica de hielo, por lo que decide ir a los Estados Unidos a comprar la maquinaria necesaria para tal efecto, contando para ello con la asesoría y compañía de su abogado, que era el padre del lector, razón por la que ha podido facilitarme estos datos.

Pensando en su posible crecimiento comercial, construye la fábrica con una capacidad superior a la maquinaria comprada. Poco tiempo después ya comprará la maquinaria que complementará la capacidad de producción de hielo a la que aspiraba. Con el segundo edificio de la fábrica seguirá el mismo plan. A mayor venta, mayores ganancias y con ello presupuesto para seguir creciendo. Y así planificó la construcción de frigoríficos, incluso para carnes y pescado.

Después de 1959 las fábricas son intervenidas y el empresario y su familia salen al exilio. Un ejemplo de negocio de un empresario que logró sus aspiraciones con su esfuerzo y trabajo diario, creando esta fábrica que también fue fuente de ingresos para muchos trabajadores. Por esta razón, el lector me pide les pida que “cuando pasen por LA PALMA recuerden como y quien la fundó”. Otro lector me comenta que ya la fábrica no existe, que en su lugar solo existe un parque…

CUBA EN LA MEMORIA 06/02/2016

DROGUERIA SARRÁ

04 viernes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in CUBA EN LA MEMORIA, Personajes, Sociedad, Urbanismo y Arquitectura

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Cuba, edificios, habana, migraciones en Cuba

Publicado por Derubín Jácome

Los catalanes José Sarrá y su tío Valentín Catalá, boticarios, llegaron a Cuba a mediados del siglo XIX para hacer carrera y probar fortuna en los negocios. Pero lograron mucho más, porque los Sarrá conquistaron La Habana y aunque en 1885 existían más de 65 farmacias que vendían tanto patentes nacionales como extranjeras, poco después, la fundada por ellos será la más importante.

Estos catalanes crean la “Sociedad Catalá, Sarrá y Co.”, y fundan en 1853, en una pequeña casa de la calle de Teniente Rey, la farmacia “La Reunión”, con la estrategia de proveer no solo productos farmacéuticos de alta calidad, sino hacerlo a precios razonables. Para ello invierten 50.000 pesos en la fundación de esta farmacia y droguería, en La Habana Vieja, junto a un pozo de agua pura, que resultaba idónea para la elaboración de sus medicamentos.

El establecimiento, orientado a la venta al por mayor, se llamó “La Reunión” ya que unificaba las farmacias tradicional y homeopática. La primera quedaría a cargo de José y la segunda por su tío, quien también asumiría la contabilidad. Montaron un laboratorio que poco tiempo después ya surtía de ungüentos, sales, jarabes, extractos y otros productos a farmacéuticos y hospitales de toda Cuba.

En 1858 se incorpora a la empresa otro familiar, el también científico y negociante José Sarrá y Valldejulí, sobrino del cofundador. Siete años después, Valentín les venderá su parte para establecerse por su cuenta en Barcelona. La antigua Sociedad es disuelta y se constituye la “Sarrá y Co.”

Sarrá Valldejulí, el nuevo socio, realizaría grandes cambios en la empresa, comprando algunas propiedades en la manzana donde se encontraba la farmacia y mejorando la botica, a la que le agregó oficinas, almacén y un laboratorio aún mayor, adquiriendo nuevos equipos, como una máquina de vapor para hacer pulverizaciones o presas para extraer aceite de ricino. Sacaría al mercado nuevos productos propios de gran éxito, como la “Magnesia Sarrá”. También destaca la formación de más de cien farmacéuticos en estos laboratorios.

Fue tal la importancia de esta droguería, que en el año 1881 su Majestad Alfonso XII de España le concedió al Dr. José Sarrá el título honorífico de «Farmacéutico y Droguero de la Real Casa» y otorgándole el uso del Escudo de Armas Reales en las muestras, facturas y etiquetas de sus productos. Para 1883 se instalará la Droguería y Farmacia «La Reunión» en su edificio de Teniente Rey y Compostela.

En el nuevo edificio, la importancia del negocio crecerá en proporción a su amplitud, manteniendo el primer lugar entre las de su clase. En 1898 muere su dueño fundador y la dirección de la casa pasa a ser propiedad de la firma “Viuda de José Sarrá e Hijo”, conformada por la señora Doña Celia Hernández y Buchó, viuda de Sarrá y su hijo Ernesto, que aunque solo contaba con 19 años, ya se distinguía en sus estudios de la carrera de Farmacia. En manos de ambos la casa mantuvo siempre su lugar prominente, hasta quedar finalmente como único propietario su hijo.

Es precisamente esta tercera generación de propietarios, con Ernesto Sarrá Hernández a la cabeza, la que en las primeras décadas del siglo XX transforma el prestigioso negocio en uno de los emporios más importantes de Cuba.

En 1912 será Ernesto quien adquiere varias casas en la esquina de Teniente Rey, Habana y Compostela, que unido a los anteriores edificios forma un conjunto de 18 nuevos inmuebles con una superficie de 13,000 m2. El prestigioso negocio se transforma en uno de los emporios más importantes de Cuba, con 46 edificios, 600 empleados y más de 500 productos, llegando a ocupar más de 45 edificios con 40,000 metros cuadrados de área.

Para tener una idea del crecimiento del negocio, se adquieren las casas de la calle Compostela nº 87, 89, 91, 93, 95, 97, 99, 101, 103 y 105; en Teniente Rey la nº 35, 39, 52, 54, 56, 58 y 60 y en la calle Habana las nº 126, 128, 130, 132, 134 y 136. Ocupando casi completamente los tres frentes de una manzana, lo que le permitía tener 33 vidrieras de exposición hacia la calle. En la calle Buenos Aires nº 21 se encontraban los garajes para guardar los camiones que hacían el servicio de la casa.

DROGUERIA SARRÁ
La Droguería llegó a ser más que una farmacia y un laboratorio de especialidades farmacéutica, biológicas y opoterápicas, sino también una Tienda por departamentos, una fábrica de jabón, de perfumes, insecticidas y desinfectantes, locería, cristalería, juguetería y un almacén de suministros para lecherías de materias primas para dulcerías y panaderías.

También introdujo técnicas de marketing moderno, como regalar perfumes e invitar a merendar a los mejores compradores en la tienda de la droguería, sección “Atracciones Sarrá”. La “Droguería Sarrá” no solo llegó a ser la droguería más grande de Cuba y de Latinoamérica, sino incluso la segunda del mundo tras la norteamericana “Johnson”.

Por su excelencia y méritos alcanzados, en 1934 el “Congreso de la República de Cuba” le concede a la “Droguería Sarrá” el uso del Escudo de la República para que apareciera también en las muestras, facturas y etiquetas. En la Universidad de la Habana y la Universidad de Villanueva se establece el “Premio Sarrá”, que se otorgaba anualmente a los mejores estudiantes de farmacia.

El imperio Sarrá tuvo un largo siglo de vida en Cuba y además del prestigio alcanzado en sus negocios, como evidencia del esplendor alcanzado por esta familia, puedo citarles las residencias de dos miembros de esta familia:

La de su fundador, ocupada actualmente por el Ministerio de Cultura, es la espectacular mansión enclavada en la calle 2 esquina a 13 en el Vedado y la de una de sus hermanas es el llamado “Palacete Velasco Sarrá”, erigido en 1912 en el destacado emplazamiento de La Habana Vieja, que actualmente ocupa la sede de la “Embajada de España” en Cuba, que recibe el edificio en 1984, después de muchos años de abandono tras su expropiación a la familia a comienzos de la década del 60.

En 1999, un grupo de nietos y de bisnietos del Dr. Ernesto José Sarrá establecieron en el Estado de la Florida la corporación “Sarra Natural Products”, para ofrecerle al público la misma calidad, confianza y excelencia que prestigia el nombre Sarrá. Los Productos Naturales Sarrá se venden en farmacias y droguerías en la Florida, New York y New Jersey.

El edificio principal de la “Droguería Sarrá” está considerado como Patrimonio Mundial de la Humanidad. Actualmente es Museo de Farmacia.

CUBA EN LA MEMORIA 04/02/2016

EL CERRO

02 miércoles Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Municipios y ciudades, Sociedad

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barrios habaneros, Cuba, habana

Publicado por Derubín Jácome

El Cerro, fundado en el año 1803, surge como un barrio extramural. Comenzó siendo una estancia, luego un ingenio hidráulico azucarero, y más tarde una capitanía de partido que devino barrio de la ciudad. Su fundación data hacia 1840, cuando se traza la Calzada del Cerro y con el florecimiento de sus palacetes y quintas alrededor de la Calzada, ya comienza considerarse como parte de la Habana.

El Cerro es la zona urbana de La Habana que ha tenido más variaciones en sus límites. Se le atribuyó a El Cerro desde la Avenida de Santa Catalina hasta la Calzada de Palatino, continuando a Agua Dulce a Infanta, Carlos III y Rancho Boyeros de vuelta hasta la Avenida de Santa Catalina. El Gobierno del Dr. Ramón Grau San Martín extendió sus límites hasta la Calzada de Puentes Grandes, incluyendo el área hasta las avenidas de Manglar y Cristina. Comprendía las zonas urbanas de Palatino, Las Cañas, Ayestarán y Buenos Aires. Desconozco actualmente cuáles son sus límites.

Pero su historia se inicia con la presencia aborigen, pues existieron comunidades de tradición mesolítica, asentadas en el entorno del Río Almendares, cuyo nombre de “Casiguaya” respondía al de una mujer de esa comunidad que prefirió en acto de rebeldía, suicidarse con los hijos en el río, antes que someterse al conquistador.

El 8 de mayo de 1589, Hernán Manrique de Rojas solicita al cabildo de La Habana establecer una estancia y así se convierte en la primera unidad territorial que tuvo el nombre de “El Cerro”. Entre los siglos XVI al XIX, se construyen los acueductos abastecedores de la ciudad: la Zanja Real (1592), Fernando VII (1835) y Albear (1893). La Zanja Real, permitió el surgimiento de las primeras prensas o ingenios de azúcar, los molinos de rapé y otras ramas de la incipiente economía.

En 1754 era un paraje semiurbano con una mayoría de casas de paja. A finales de ese siglo se mejoró el camino que conducía de la “Puerta de Tierra” hacia la esquina de Tejas y de allí hacia el oeste a Marianao y Vuelta Abajo, lo que facilitó las comunicaciones a esta zona.

En torno a esas nuevas vías de acceso a la ciudad, comenzarán a poblarse las zonas exteriores a la muralla surgiendo nuevos poblados en esta zona, que ya para entonces era conocida como El Cerro. Surgen los barrios de Jesús del Monte, Jesús María, Guadalupe, etc. El Cerro fue la primera opción de escapar de la congestionada y ruidosa ciudad intramuros.

Esto propició que dos acaudalados propietarios que poseían grandes extensiones de terreno, José María Rodríguez y Francisco Betancourt, decidieran construir sus casas, en el año 1803, y fomentar un reparto residencial. La finca fue dividida en lotes y vendidas en poco tiempo por la belleza del entorno. No tardaron en aparecer las residencias veraniegas.

Pronto se llenó de de suntuosos palacios rodeados de jardines y casas quintas que hicieron fuera el barrio residencial de moda del siglo XlX habanero. Allí construyeron sus casas aisladas, rodeadas de jardines y precedidas por amplios portales de columnas, verdaderos palacetes al estilo neoclásico. Para edificarlos utilizaron materiales de gran riqueza ornamental, maderas preciosas, mármoles policromados, bronces, vidrios de colores y rejas, que todavía hoy deslumbran por su originalidad.

En su conjunto arquitectónico podemos destacar: La casa quinta del Marqués de San Miguel de Carvajal, la del Conde de Fernandina, conde de Santovenia, Marqués de Pinar del Río y la de Doña Leonor de Herrera. La barriada residencial que surge a lo largo de La Calzada del Cerro, alcanzó relevancia nacional por sus valores artísticos y arquitectónicos.

Según las estadísticas, para 1810 ya El Cerro contaba con 2000 habitantes, siendo el 54% de la raza blanca y el resto negros o mulatos, tanto libres como esclavos.

Ya desde 1807 estaba lo suficientemente habitado para que se construyera una pequeña iglesia, de tablas y guano, en Santo Tomás entre Peñón y Arzobispo. En 1843 es reemplazada por otra, de una sola nave, a la que se le dio el nombre de “San Salvador del Cerro”, en honor del Capitán General Don Salvador del Muro y Salazar, Marqués de Someruelos, quien no solo ayudó económicamente a la construcción de la iglesia, sino también favoreció el fomento urbano de la barriada.

Como dato curioso, en esta pequeña parroquia, a mediados de los años 40, del siglo XX, el astro del cine mexicano, Jorge Negrete, concurrió como padrino en un bautizo, lo que provocó un gran revuelo entre los habitantes del barrio.

A partir del Siglo XIX aparecen las primeras fábricas de fósforos y posteriormente las “grandes” del jabón y perfumería: Sabatés y Crusellas. Poco después se constituye la compañía “Nueva Fábrica de Hielo” que produjo las marcas de cerveza “Tívoli” y “La Tropical”, de lo que ya he comentado.

Durante el Siglo XX el Cerro se convierte en una de las principales zonas de la industria habanera. Crece la industria del calzado, se establecen, entre otras, fábricas de refrescos y bebidas. El Cerro concentró en su territorio la mayor cantidad de fábricas de fósforos del país. Atendiendo al peligro de los incendios para las comunidades del territorio, entre otras razones, actualmente ya sólo queda una, la “Unión de Empresas Productoras de Fósforo”.

EL CERROTambién destacable la cantidad de centros médicos, “quintas” como se les decía, que surgieron en este municipio. En la “Dependientes” (hoy, hospital Diez de Octubre), en 1907, se realizó por primera vez en Cuba y por segunda vez en América una sutura de corazón. El doctor Bernardo Moas, primer cirujano de la clínica, la practicó a un paciente que aunque solo sobrevivió 18 días tras la operación.

Se consideró todo un éxito dado el desarrollo de la medicina en esa época y los recursos de que disponía el centro. Fueron muy elogiados por los doctores Joaquín Albarrán y Carlos J. Finlay, quien tenía un laboratorio en la calle Tulipán. Fue también en este centro donde funcionó, en 1958, el primer servicio de parto sin dolor que existió en Cuba.

Imposible no mencionar en este resumen al “coloso del Cerro”, el más grande estadio de béisbol de Cuba. Inicialmente se le llamó “Gran Stadium de La Habana” o “Estadio del Cerro” (hoy Latinoamericano”). Su construcción se desarrolló en 1946 y fue inaugurado el 26 de octubre, de ese mismo año, ante una multitud de 31 000 aficionados. Con su inauguración desplazó al de “La Tropical”, anteriormente el mejor estadio de La Habana.

Por solo mencionar algunos personajes destacados nacidos en este municipio, recordemos a nuestro primer campeón mundial de Boxeo, Eligio Sardiñas «Kid Chocolate», y a René Portocarrero, una de las más destacadas figuras de la plástica cubana y uno de nuestros principales artistas del siglo XX .

Y, para concluir, la ya famosa la frase «El Cerro tiene la llave«, hecha popular por una contagiosa melodía de la Orquesta “Van Van”, de Juan Formell, tiene vínculos con un hecho real. Era en el Cerro donde estaba ubicada la entrada de agua a la ciudad y la sede del acueducto que aún existe hasta nuestros días. Se encuentra en El Cerro el Canal de entrada de La Zanja Real, primer acueducto habanero, que llevó el agua a la ciudad desde 1592 hasta el siglo XIX.

Por tanto, es cierto, el Cerro tiene la llave…

CUBA EN LA MEMORIA 02/03/2016

MARIANAO

01 martes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Municipios y ciudades, Sociedad, Urbanismo y Arquitectura

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calles Cuba, Cuba, habana

Publicado por Derubín Jácome

En la publicación anterior les comenté del origen del nombre Alamar y eso me ha motivado para hacerlo sobre este otro municipio de La Habana, y descubro que existen numerosas interpretaciones sobre el tema.

Para algunos, tomó el nombre de una nave naufragada en su costa, ya saben que “nao”, aunque es un término de la lengua portuguesa, en ocasiones, en lenguaje culto, se utiliza para designar una embarcación o nave. La palabra “nao” (del latín navis, ‘barco’) tuvo en el castellano de siglos pasados, sobre todo los siglos XIV al XVII, la acepción genérica de “nave” o “barco”, especialmente para aquellas embarcaciones dotadas de cubierta y velas, pero no dotadas de remos.

Entre otras especulaciones sobre el origen del nombre, hay una en que se afirma que le fue dado por una señora de nación portuguesa, llamada María y de apellido Navo. Más de una broma hubiera generado si se llamase Maria-navo…

Ante tales propuestas, no queda otra que irse a la búsqueda de información en las referencias de documentos oficiales:

En los primeros encontrados, del siglo XVI, en que se nombra esta localidad, se le dice “Mayanabo”. Al parecer, Marya, en árabe es pantano y Abo, Río. La podríamos considerar lógica si tenemos en cuenta las características de aquella localidad, donde a la salida del rio al mar, se forma un extenso pantano, en donde abunda el mangle. La voz “Marya” y la terminación en “Abo”, río, aparecen en infinidad de textos, siendo incluso señalada por Esteban Pichardo como significativa de aguas.

A esta zona pantanosa se le llama “patabanal”, así como a las ciénagas inmediatas, por encontrarse prácticamente cubiertos por mangle de la especie llamada “Pataban”. Supongo que estas áreas serían desbrozadas y desaparecidas al desarrollarse este territorio, ya que actualmente no son abundantes

En algunos documentos antiguos, al río le llaman “Maxaguan” y a la laguna: “del Junco”, aunque desconozco porque fueran así nombrados. Hoy les conocemos como “Quibú” o de Quibus, a la laguna y al rio, que aún existe, nombre que al parecer fue dado por algún propietario de la zona. Quibús es un apellido de origen español.

En el cabildo de 29 de Junio de 1675, aparece la solicitud de Don Jacinto de Pedroso y el Alférez Mayor, Don Nicolás Castellón, para que le hicieran merced de un pedazo de tierra y monte, entre el arroyo “Mayanabo”, lindando con estancia del dicho alférez mayor y estancias de Jaimanita, la vuelta del Norte del realengo, para reparo de sus corrales Guatao y el Cano. A cambio, por esta concesión se comprometían a hacer las “Fiestas de San Marzal”, y pagar los derechos.

En 1730 el Licenciado Don Lucas Franco y Don Francisco Castellón Alguacil del Santo Oficio, dueños por mitad del Corral Guatao cinco leguas de este puerto, “…hicieron gracia y donación a Don Juan Florez Rubio, del pedazo de arroyo, que les pertenecía en el “Marianabo”, que va a la mar, desde el lindero de la tierra del tejar que fue de Don Juan Recio Sotolongo; con su margen y derrames del de Maxaguan, hacia la parte de arriba que llaman Jaimanita…”

La historia nos presenta a “Mayanabo” como una fructífera área boscosa a principios del siglo XVII, la cual durante muchísimos años surtiría de madera y leña a todo el vecindario de la otrora villa de San Cristóbal de La Habana.

Sabemos que desde recién fundada la ciudad de La Habana algunas familias fueron atraídas por aquellos parajes de lagunatos salobres y enmarañados manglares, y allí levantaron sus bohíos. Se asegura que entre estos pobladores figuraba una mujer llamada María Navo, o Nabo, que recibió en merced, del Cabildo, la mayor parte de ese territorio. Esta mujer, con firme resolución, se proclamó guía y mentora de aquella agrupación de hombres, formando así el primitivo pueblo rodeado por las lagunas Caimán, Guabinas y Quibú, esta última desaguando por el río del mismo nombre.
MARIANAOEn aquella época, los piratas franceses no conformes con lo obtenido con sus ataques en alta mar, también asaltaban los poblados de las costas y el “caserío de María Navo”, al que así llamaban en nombre de su dueña, fue atacado y saqueado varias veces, obligando a sus moradores a ocultarse en la manigua y a contemplar como el incendio devoraba implacable sus humildes hogares.

Según se asegura, María Navo, de carácter fuerte y ya cansada con esta situación, se rebeló y mandó a construir en la costa, un fuerte torreón donde poder montar una guardia permanente, con la colaboración de sus vecinos, y poder vigilar durante día y noche. El citado fortín motivó la fomentación de un asentamiento poblacional, que es la génesis del actual Marianao, uno de los 15 municipios que integran la capital cubana.

En un saliente de la costa, entre el rio Quibú y la Playa de Marianao, todavía pueden contemplarse los restos de un viejo torreón a cuyo alrededor gira la historia del lugar. El Torreón de Marianao llegó a ser una construcción militar defensiva, que complementaba el sistema de vigilancia en La Habana a finales del siglo XVII. Fue construido durante el mandato del Gobernador José Fernández de Córdoba y autorizado por Real Cédula de 15 de junio de 1684.

Producto del inevitable desarrollo de la zona, se cegaron las lagunas, encauzando el rio, rellenando los bajos, nivelando el terreno, “perfeccionando” la obra de la naturaleza, y comenzaron a levantarse modernos balnearios y preciosas residencias entre avenidas de pinos.

Encuentro en “El Libro de Cuba” de 1925…

“….Un porvenir fabuloso espera a estos lugares vecinos de la capital de la República a juzgar por su rápido crecimiento y por el derroche de lujo con que se instalan allí los potentados cubanos entre los cuales algunos extranjeros construyen sus moradas y se aprestan a contribuir a su mayor embellecimiento. El Hipódromo, el Aeródromo, el Diamante del Base Ball y la Cancha de la Pelota Vasca, el Gran Casino de la Playa ocupan los alrededores llenando la rada los barcos de sport y las canoas de regata, por lo cual no es aventurado predecir que este lugar será cada día más visitado por propios y extraños y ofrecerá al turista americano mayores atractivos…”

Lo cierto es que el nombre de este territorio habanero, sin dudas surgió gracias a aquella emigrante, posiblemente portuguesa, que un buen día arribó a esta zona atraída por los verdes de la vegetación y el canto de las aves. Resultado de su nombre y su empeño surgirá Marianao, nombre que tomará también el río, la playa y otro pueblo, Quemados de Marianao. En Matanzas, lo ostenta una laguna, o albufera, y una punta de tierra inmediata, y en Nuevitas existen un barrio y un estero, denominados de Mayanabo.

De seguro María no esperaba tanto… pero algunos lectores seguro que si esperan que les comente un poco más de Marianao…

CUBA EN LA MEMORIA 01/03/2016

ALAMAR

29 lunes Feb 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Municipios y ciudades, Sociedad, Urbanismo y Arquitectura

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barrios habaneros, calles Cuba, Cuba, edificios, habana

Publicado por Derubín Jácome

El origen de este nombre no tiene relación alguna con cascos blancos o constructores proletarios, tampoco con la ciudad dormitorio, repleta de bloques prefabricados, que conocemos. Por el contrario, su denominación está vinculada quizás al ingenio o capricho de un representante de la burguesía cubana, el abogado Guillermo Alamilla Gutiérrez, propulsor de la primera urbanización de esta zona, “Constructora Alamar S.A”, constituida el 2 de setiembre de 1957.

Alamilla era propietario y presidente de dicha constructora, contratista responsable de obras de las urbanizaciones de los cinco repartos en La Habana del Este. Además era también Presidente del “Residencial Alamar”, propietario de los terrenos de este reparto, uno de los fomentados en la llamada “Zona General de influencia del Túnel de La Habana”.

¿Por qué entonces el nombre “Alamar”? Al parecer surge de la unión de las dos primeras filas de su apellido paterno, del que toma las dos primeras sílabas, a lo que le añade las primeras letras del nombre de su madre, llamada María. Esto da nombre al reparto: ALAmilla + MARía: ALAMAR. Existe otra versión en la red que relaciona la últimas letras con el nombre de “su esposa” Margarita, pero vale aclarar que Guillermo nunca estuvo casado, al menos según consta en su biografía.

Esta región al este de La Habana, en su origen estaba poblada de tupidos bosques los que serían sometidos a una tala tan indiscriminada, que en 1775 el Gobernador y Capitán General de la Isla, Don Felipe Fonsdeviela y Ondeano, Marqués de la Torre, tendría que emitir una orden para prohibirlo, de lo que tenemos constancia en documentos de la época. Recordemos que dicho Capitán General desde su llegada a Cuba reconoció el estado deplorable en que se encontraba. A él le debemos, entre otras, el primer empedrado de las calles, la ampliación del muelle, la construcción del Teatro Principal, la Plaza de Armas, la Alameda de Paula y la Alameda Nueva. Al parecer su orden de prohibición de la tala en esta zona, resulto tardía.

También podemos asegurar que por esta zona pasaron los ingleses durante la conocida toma de La Habana ocurrida en 1762, ya que existen anotaciones en sus “libros de bitácora”, relacionadas con los desembarcos producidos por tierra, pues era costumbre que los marinos, en sus respectivas guardias, registraran todos los datos de lo que acontecía. Pero aún esta zona no se llamaba Alamar.

La mayor parte del territorio que hoy conocemos por Alamar correspondía hasta finales de la década del 1950 a la finca “La Noria”, propiedad de la familia Velazco, dueña de grandes extensiones de terreno desde el Morro hasta Bacuranao.

Otras fincas, también propiedad de los Velazco y arrendadas a otras familias, completaron el territorio. Los Hernández eran los arrendatarios de los terrenos que bordeaban la Vía Blanca hasta Cojímar y que abarcaban la cima de la loma que hoy conocemos por “El Mirador”. Esta finca se dedicaba principalmente a la cría de ganado vacuno lechero. En “La Noria” también había un picadero de caballos. Como restos de estas fincas aún se conservan una casa de tejas y una torre cercana a la avenida Neptuno.

Su hermano Gustavo era médico cirujano y oftalmólogo graduado de la Universidad de la Habana, tenía un gran capital financiero y se convirtió en una de las primeras figuras del próspero negocio de la urbanización de La Habana del Este, del que poseía 3 785 acciones de la “Constructora Alamar S.A.”.

ALAMARLas urbanizaciones de Alamar nacieron como parte de un gigantesco plan de la Ciudad de la Habana del Este, “Zona General de influencia del Túnel de La Habana”, con las perspectivas y beneficios que ofrecía como nueva ciudad que se construía favorecida por la construcción del Túnel bajo la bahía, lo que la unía a la Capital posibilitando una rápida comunicación y por tanto se revalorizarían los terrenos de la región.

El 7 de marzo de 1956 el ayuntamiento de Guanabacoa aprueba los planos y memoria de la sección de Alamar “El Olimpo” a favor de la residencial “Alamar S.A.” de Guillermo Alamilla Gutiérrez y otros. El ayuntamiento de La Habana aprobaría, el 26 de junio de 1957, el llamado “Costa Azul” de Alamar, ambos pertenecientes a la Territorial “Alturas del Olimpo” S.A.

Después de sucesivos cambios, modificaciones y ampliaciones, Alamilla presentó al ayuntamiento el 5 de abril de 1958 el proyecto de reglamento urbanístico. Las oficinas de urbanización y ventas de terreno, estaban situadas en el edificio “Hoster” sito en Obrapía nº 61, 4to piso, en La Habana. La edificación de almacenes y alguna otra construcción, constituyeron el verdadero centro de la urbanización y se le conocía como “Batey de Alamilla”, hoy el área ocupada por el parque “Hanoi”.

La sección Alamar “El Olimpo”, que corresponde con el actual “Alturas de Alamar”, fue la primera en urbanizarse. Originalmente la entrada se situó donde se encuentra el tanque del agua, y más tarde se trasladó para donde ese encuentra el Servicentro. Después se urbanizaría el “Residencial Alamar”, hacia el centro y finalmente la llamada “Costa Azul” de Alamar, zona que se contemplaba para el turismo y ocio.

En total se urbanizaron 36 caballerías, desde río Cojímar hasta la Ave. “La Noria”. Alamar se parceló con precios oscilantes entre 6 y l5 pesos la vara cuadrada, pagando una entrada y el resto en 60 meses sin interés. Se construyen las calles con rajón del propio lugar, aceras, cunetas, cunetillas y redes técnicas, es decir la infraestructura urbana. De la electrificación se encargarían la “Compañía de Eléctricidad” de La Habana del Este y del abasto de agua el acueducto propio.

El 1 de enero de 1959, Alamar contaba con la infraestructura urbana creada, pero con muy pocas casas construidas, ya que algunos propietarios de terrenos habían esperado a la finalización del proyecto del túnel de la bahía para construir y otros abandonaron muy pronto el país. Solamente se habían construido un total de 31 casas, aisladas entre sí, 14 de ellas en “El Mirador”. Sus habitantes eran fundamentalmente empleados bancarios y de oficinas, pequeña burguesía o clase media.

A principios de los años 60 se construyó el restaurant “El Golfito”, el Servicentro y otras pocas instalaciones y 401 nuevas casas, de modesto tamaño, en la “Costa Azul”. Estas casas inicialmente fueron proyectadas como viviendas para obreros de la construcción, aunque solo 5 familias de ese sector llegaron a mudarse ya que después serían designadas para el uso de técnicos extranjeros, su mayoría rusos.

Y aunque la historia de Alamar continúa, ya conocen que no me ocupo de comentar sobre temas actuales. Sobre ellos que cada cual haga su propia historia…

CUBA EN LA MEMORIA 29/02/2016

CUARTEL DE MILICIAS, DE BLANCOS, PARDOS Y MORENOS

21 domingo Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in CUBA EN LA MEMORIA, Municipios y ciudades, Urbanismo y Arquitectura

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calles de Cuba, colonia cubana, Cuba, edificios, habana

Publicado por Derubín Jácome

El edificio, construido como “Cuartel de Milicias” en 1787, se encuentra en la esquina formada por las calles de Empedrado y Monserrate en la Habana Vieja y en su época constituyó el mayor cuartel de toda la ciudad.

Como en muchas ocasiones ya les he comentado, La Habana se configura, a partir de 1763, como una ciudad de extraordinaria pujanza social, económica y artística. En este proceso es indiscutible, y evidente, el papel desempeñado por las autoridades eclesiásticas y civiles para su transformación urbana y arquitectónica.

Los edificios que se construyeron durante el período anterior tuvieron una finalidad benéfica y un carácter eminentemente funcional. Entre los que podemos destacar el proyecto del Ingeniero Militar José Abarca en 1756 para el Hospital de San Lázaro, comentado en una publicación reciente.

Después de 1763, ya entregado por los ingleses a España, de nuevo, el control de La Habana, su arquitectura se diversifica, construyéndose los dos edificios públicos más importantes de la época: La Casa de Gobierno y la de Correos, esta última también proyectada por Silvestre Abarca, “Ingeniero Director de la Plaza de La Habana e Isla de Cuba”, considerándose posible que fuese también autor de la Casa de Gobierno, por su similitud estilística.

En ambos casos, si bien Abarca fue el autor de los planos del proyecto, también es importante el papel que jugó el arquitecto gaditano Pedro Medina, que impulso su personalidad aportando el empleo de elementos decorativos que dotaran a ambos edificios de un aspecto muy particular.

Pedro de Medina llegó a La Habana por solicitud del propio Silvestre Abarca, quien escribió al presidente de la “Contratación de Indias”, rogándole encarecidamente su presencia, por considerarle de suma utilidad para llevar a cabo las obras defensivas proyectadas para la Capital. Es posible que la relación profesional entre ambos comenzara durante las obras de fortificación de la ciudad de Cádiz, dirigidas por Abarca, donde Medina se encontraba como maestro de obra con solo diez y ocho años de edad.

Dentro de las obras de Abarca, con la colaboración de Medina, está el “Cuartel de Milicias”, que resulta particularmente interesante por la originalidad de su planta en que resuelve la separación racial que le imponía la época, sin sacrificar el carácter unitario del edificio.

En 1764, después de la partida de los ingleses, el Conde de O’Reilly, Mariscal de Campo, fue designado por el Rey como “Inspector General de Tropas”, enviándolo a La Habana, junto con el Conde de Ricla, con el objetivo de mejorar el sistema defensivo de la Capital. O’Reilly, entre sus primeras decisiones, ordena construir un edificio en Monserrate y Empedrado para destinarlo a “Cuartel de Milicias”, obra proyectada por el ingeniero Abarca y que construyese el gaditano Pedro de Medina.

Este edificio, el mayor cuartel de la ciudad en el siglo XVIII, fue concebido para sede de los batallones de milicias, que en aquella época eran clasificados, según el color de la piel de sus integrantes, en “blancos”, “pardos” y “morenos”. Por esta razón, el edificio estaba dividido en tres secciones, con el objetivo que los soldados estuviesen separados según el criterio racial anterior. El área principal, como supondrán, estaba reservada para los de raza blanca, mientras que las del fondo, más pequeñas, correspondían a los pardos y morenos.

CUARTEL DE MILICIAS, DE BLANCOS, PARDOS Y MORENOS
Su planta es trapezoidal, adaptada a la forma del terreno y determinada por el trazado de las calles, con un patio central rodeado por galerías. La obra es de cantería, con dos pisos y con azotea en la cubierta. En la planta baja se albergaban los cuerpos de guardia, los calabozos de oficiales y los de la tropa, cuartos para cabos y sargentos, cocina y lugares comunes. También la sala de armas con capacidad para más de 900 fusiles y los almacenes de vestuario. En el patio central existía una fuente, en la intersección de las áreas, con tres surtidores independientes, destinados al abastecimiento de agua corriente a cada una de las secciones. Supongo que al menos la calidad del agua fuera la misma.

La portada principal, situada en la cara que resulta por un corte en la intersección de las esquinas de Empedrado y Monserrate, está enmarcada por sendas columnas empotradas a ambos lados de la misma y resuelta en su parte superior con una rica solución formal de molduras que le aportan un movimiento del que carecía el proyecto inicial, variación que le aportara Medina con la introducción de elementos barrocos y que pueden ver en las diferentes imágenes superiores de la publicación, lo que hace que destaque esta portada en este edificio caracterizado por la sencillez de su arquitectura. Como pueden suponer, la portada principal correspondía a la entrada del cuartel de blancos.

La decoración de una de las entradas secundarias presenta cierta similitud con la de la Catedral de La Habana, lo que nos puede suponer que la molduras barrocas que enmarca tanto la Catedral como las puertas y ventanas de los edificios públicos de la Plaza de Armas también se debieran a Pedro de Medina, maestro que jugó un papel importante dentro de la arquitectura del último tercio del siglo XVII en Cuba.

Hasta 1844 el edificio cumplió la función para lo que fuera construido, pero a consecuencia de los acontecimientos derivados de la “Conspiración de la Escalera”, por “Real Orden” se suprimieron las milicias de “morenos”, ya que estos resultaban menos confiables para los funcionarios españoles, en la medida que se radicaba la lucha por la emancipación de la Isla. Las de “blancos” y “pardos” fueron trasladadas a dos casas próximas a la villa de Guanabacoa. A partir de este momento el edificio fue destinado para distintos cometidos de tipo militar, sanitario, policial e incluso para alojamiento de varios funcionarios.

Aunque posteriormente surgieron otras edificaciones para fines similares, este cuartel continuó siendo el de mayor tamaño e importancia de la ciudad. Y aunque ha sido transformado, incluso adicionándole una nueva planta, como bien recordaba Gustavo Acosta en su comentario, en general aún conserva sus dos valores máximos: el recinto del patio central con porticado perimetral en ambas plantas y la portada principal con su guarnición mixtilínea, ubicada en el chaflán de la esquina y atribuida a Pedro de Medina.

Como dato curioso, nuestro apóstol, José Martí, permaneció detenido durante dos días en este cuartel, en septiembre de 1879, antes de ser deportado por segunda vez.

CUBA EN LA MEMORIA 21/12/2014

HABANA –MAPA 1743

21 domingo Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Curiosidades, Urbanismo y Arquitectura

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Cuba, habana, mapas antiguos

Publicado por Derubín Jácome

En esta publicación no les haré comentarios sobre La Habana de esta época. Solamente les publico este curioso mapa de 1743, que resulta interesante pues podemos observar e imaginarnos cómo fue nuestra capital a mediados del siglo XVIII. De muchas de las construcciones que aparecen ya les he comentado, aunque no de todas, pero les prometo que lo haré.

HABANA –MAPA 1743

Si son interesados y curiosos, utilizando la misma “leyenda” que incluyo y ampliando el mapa, podrán encontrar muchas de las edificaciones que conocen y que aún permanecen luchando contra el tiempo, conformándose de este modo una mejor idea de lo que fue esta Habana Intramuros.

Si disponen de algún tiempo para hacerlo, les aseguro que resulta entretenido. Es casi como un juego, con la ventaja de que también se aprende algo. Que lo disfruten.

CUBA EN LA MEMORIA 21/12/2014

¿LA IDENTIFICAS?

20 sábado Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Municipios y ciudades, Urbanismo y Arquitectura

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calles Cuba, Cuba, edificios Cuba, habana

Publicado por Derubín Jácome

Por diferentes motivos, hace ya varios días que no publico esta sección y ya sé que es del gusto de muchos. Así que hoy tienen una nueva foto y espero por sus comentarios.

LA IDENTIFICAS (30)

CUBA EN LA MEMORIA 20/12/2014

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