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Publicado por Derubín Jácome
En la publicación anterior sobre los helados, hice mención de la importancia de disponer de nieve para enfriar y para fabricar refrescos en Cuba, los que hizo que en el siglo XIX se transportara a Cuba en barcos.
Pero ya para finales de ese siglo, la sociedad anónima “Nueva fábrica de hielo”, constituida el 21 de Julio de 1888, iniciaba la elaboración de hielo y su posterior distribución para satisfacer el alto consumo de este producto en la ciudad. La primera fábrica estuvo en los edificios situados en la calle Universidad nº 34, La Habana.
Recordemos que del hielo dependía la refrigeración en los hogares, colocándose en la nevera. El hielo industrial se comercializaba tanto al por mayor como a particulares. Para los particulares surgió la necesidad de crear un mueble común que albergara tanto la barra de hielo como los alimentos frescos, en un entorno doméstico.
Estas primeras neveras sólo estaban al alcance de las clases más privilegiadas y no solían ubicarse en las cocinas, ya que el calor que generaban los fogones hacía que el hielo se derritiera antes. Si la cocina era amplia, se podían poner, aunque alejadas de los fogones.
En los primeros modelos los alimentos se colocaban sobre el hielo, pero éstos se afectaban, con lo que comenzaron a construirse neveras con un compartimiento separado que albergara el hielo. Consistía en un mueble mixto con una estructura básica conformada por un caparazón de madera y un recubrimiento de zinc, estaño o uralita, que ayudaba a mantener la temperatura baja en el interior.
Como aislante se empleaba el corcho, que impedía que se dañara la madera. Estaba dividida en dos compartimentos, el que albergaba los alimentos y otro con un recipiente de zinc o hierro esmaltado, en el que se metería la “piedra” de hielo. Este recipiente finalizaba en un tubo de cobre, a modo de serpentín, por el cual desaguaba el agua de la licuación, saliendo por la parte baja de la nevera.
Posteriormente aparecería el modelo que incorporaba un “botellón” de agua mineral, en su parte superior para mediante un grifo al frente poder obtener el agua fría para su consumo.
Para ampliar las capacidades de la fábrica y poder satisfacer el consumo de hielo, poco tiempo después compraron una fábrica perteneciente a Andrés Fernández, en Puentes Grandes. No obstante la crisis económica sufrida hasta 1890, la fábrica logra superarla gracias a los acertados manejos y préstamos realizados por el Presidente de la Junta Central de Accionistas, señor D. Ramón de Herrera y Gutiérrez, quien confiado en el éxito del negocio, con su propio capital cubrió todo los gastos adeudados y la compra e instalación de toda la maquinaria necesaria para la fabricación de hielo.
Fallecido Herrera es electo presidente D. Cosme Blanco Herrera, que con el mismo ímpetu da el impulso definitivo al crecimiento de la compañía. Durante su presidencia es adquirida la estancia denominada “Los Cocos”, la finca rústica “Molino del Rey” y se construye el primer puente y la carretera que cruzaba el rio Almendares, dando salida a la calzada de Puentes Grandes. Se instalan nuevas calderas, nuevos equipos para refrigeración y un nuevo edificio con capacidad para embotellar 30,000 botellas diarias. Cifra que es superada en corto tiempo.
En 1910 compran la fábrica de cerveza “Habana Brewery”, donde posteriormente fabricarían la cerveza “Tivoli”, y dos años después ponen la primera piedra de lo que será la fábrica de envases de vidrio donde producir la cantidad de botellas necesarias para satisfacer el alto consumo del producto.
En la foto inferior se puede observar la gran cantidad de carretones dedicados a la distribución del hielo en la ciudad, por lo que podemos imaginar la amplia demanda que tendrían. Aún no habían llegado los refrigeradores.
En una publicación de la red encuentro que la Calzada de Jesús del Monte, hoy más conocida como Calzada de Diez de Octubre, nace en la Esquina de Tejas como una prolongación de la Calzada de Infanta. Tras una descripción de todo su largo recorrido, nos comenta entre otros lugares, del Café Colón y la Cremería Santa Beatriz, para finalizar en el Crucero de La Palma, “con su famosa fábrica de hielo”…. Un lector ha tenido la gentileza de brindarme algunos datos sobre esta fábrica de hielo, nombrada “La Palma”.
Su fundador fue Jesús Regueira, quien comenzó vendiendo hielo que compraba en una de las fábricas de las cerveceras, posiblemente “La Tropical”. Dado el calor intenso de nuestro clima tal era la demanda de este producto, sobre todo para la preservación de los alimentos, que su negocio prosperó rápidamente. Comenzó con un camión para su distribución, llegando a tener seis, más otro su hermano. Me comenta el lector que comenzaba su jornada laboral a las 3 de la mañana y finalizaba a las 7 de la noche, durante todos los días del año.
Fue tal la prosperidad del negocio que decidió fundar su propia fábrica de hielo, por lo que decide ir a los Estados Unidos a comprar la maquinaria necesaria para tal efecto, contando para ello con la asesoría y compañía de su abogado, que era el padre del lector, razón por la que ha podido facilitarme estos datos.
Pensando en su posible crecimiento comercial, construye la fábrica con una capacidad superior a la maquinaria comprada. Poco tiempo después ya comprará la maquinaria que complementará la capacidad de producción de hielo a la que aspiraba. Con el segundo edificio de la fábrica seguirá el mismo plan. A mayor venta, mayores ganancias y con ello presupuesto para seguir creciendo. Y así planificó la construcción de frigoríficos, incluso para carnes y pescado.
Después de 1959 las fábricas son intervenidas y el empresario y su familia salen al exilio. Un ejemplo de negocio de un empresario que logró sus aspiraciones con su esfuerzo y trabajo diario, creando esta fábrica que también fue fuente de ingresos para muchos trabajadores. Por esta razón, el lector me pide les pida que “cuando pasen por LA PALMA recuerden como y quien la fundó”. Otro lector me comenta que ya la fábrica no existe, que en su lugar solo existe un parque…
CUBA EN LA MEMORIA 06/02/2016