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CUBA en la memoria

~ por Derubín Jácome

CUBA en la memoria

Archivos de etiqueta: tradiciones

EL ZAPATEO – ILUSTRACIONES

23 miércoles Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana

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Cuba, mestizaje, migraciones en Cuba, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

En la publicación anterior sobre el “zapateo cubano” les cité algunas referencias aparecidas en artículos de prensa de mediados del siglo XIX, sobre este baile que ya para entonces era popular en nuestra Isla. Ahora les publico algunas imágenes de ilustraciones inspiradas en dicho baile y algunas anécdotas relacionadas con las mismas.

La primera y más antigua de estas ilustraciones es “El zapateado”, ilustración de 1840 realizada por Federico Mialhe para su colección “Viaje pintoresco alrededor de la Isla de Cuba”, que consta de 21 litografías, y que el autor dedica al Intendente y Gobernador de la Isla, Claudio Martínez de Pinillos, Conde de Villanueva.

Sobre esta ilustración, a partir de la sexta entrega de la colección, se hizo pública una polémica entre los redactores de dos periódicos “rivales” de esa época; El “Diario de la Marina” y “El Faro Industrial”. En un artículo del 26 de mayo de 1849, el redactor del primer diario citado, sin dejar de hacer pública su admiración por la belleza de las imáges, señala dos aspectos que considera desacertados, exponiendo que no se justifica la utilización del término «alrededor», en su título, ya que también aparecen imágenes que corresponden al interior de la Isla, por lo que debería haberse utilizado la preposición “en”.

Su otra objeción está relacionada con el título dado a la ilustración “El zapateado”, lo que considera erróneo ya que en la Isla este baile se le conocía como “zapateo”, exponiendo que el término “zapateado” responde a un baile provincial de Cádiz, en España y “zapateo”, al de Cuba. No obstante este periodista justifica al Sr. Mialhe: “…sabemos que es extranjero y esta circunstancia le excusa de la falta de conocimientos de nuestros campos…»

En una segunda nota de prensa, vuelve a insistir sobre sus objeciones, incluyendo nuevos detalles relacionados con el vestir campesino. Afirma que los “guajiros” no usan sombreros de copa chata y de ala ancha, ni botines y que no suelen llevar pañuelo en la cabeza, ni se atan los pies con cintas. De igual modo ironiza sobre el que se encuentra recostado, con blusa, considerando que su apariencia es más francesa que de campesino cubano. Sobre las campesinas, argumenta que ellas no se sujetan las sayas de esa manera.

Otra de las imágenes de esa época relacionadas con el zapateo, la encontramos en el “Album pintoresco de la Isla de Cuba”, editado en 1853 en Berlin, por “Storch & Kramer” y “Bernardo May y Cia”. Las imágenes que aparecen en este obra, están basadas en las originales ilustraciones basadas en impresiones de Cuba, que tuvo su litógrafo original: Federico Mialhe. Fue tal su promoción a lo largo de América y Europa, que algunos autores consideran que la imagen que el público ilustrado, del siglo XIX, tuvo de Cuba fue el transmitido por este grabador.

EL ZAPATEO – ILUSTRACIONES
Estos mapas-litografía coloreadas, que incluyen un recuadro que traza las distancias entre ciudades de Cuba, está además enmarcados por un borde pictórico de diez y seis viñetas que reflejan estampas de mediados del siglo XIX cubano. lustraciones sobre escenas de la vida cotidiana, acontecimientos históricos y lugares importantes.

Representan una muestra de las ciudades, puertos, ferrocarriles y carreteras de nuestro país en esa época, también del cultivo de tabaco, una danza formal, una vista de la ciudad desde el puerto, una pelea de gallos, la toma de el Morro por las fuerzas británicas en 1762, la ciudad y el santuario del Cobre, el huracán de 1846 y una escena de baile “el zapateo”, tema de esta publicación.

Esta obra tampoco estuvo exenta de problemas. Las ilustraciones originales de Mialhe,que bordean este mapa, estuvieron involucradas en un escandaloso caso de la piratería de derechos de autor.

Bernardo May, un comerciante de La Habana, envió los grabados originales de Mialhe a Alemania, para ser reproducidos, sin la autorización de su autor. De regreso a Cuba, las copias serían vendidas a menos de la mitad del precio del establecido para los originales, lo que sin dudas, afectaba las ganancias de su autor original.

Mialhe demandó a de Bernardo May amparado bajo las leyes de “Derecho de Autor” que estaban recién promulgadas. Ante tal situación, Bernardo May negó el plagio, sosteniendo que «… después de todo, damas en carros, vendedores ambulantes, iglesias, monumentos y paisajes eran todo lo que hay a la vista de “cualquier” artista que quisiera pintarlos…»

Con este sencillo argumento, el caso fue resuelto a favor de Bernardo May, debido a un tecnicismo. Tampoco habían respetados los derechos de autor al utilizarse, sin su aprobación, el mapa que ocupaba la parte principal y central de las ilustraciones. El mapa también fue pirateado de otra fuente, ya que este mapa de 1848, había sido realizado por José M. de la Torre.

Sin embargo, se consideró que la composición del mapa, con la tabla de distancias y las ilustraciones de Mialhe, era una obra del todo «original» de Bernardo May.

Pierre-Toussaint-Frédéric Mialhe (1810 – 1868) fue un pintor francés que fuera reconocido internacionalmente por las ilustraciones sobre Cuba que realizara durante su larga residencia en la isla, desde 1838 a 1854. Con gran técnica y talento artístico, se supo capturar la vitalidad tropical de Cuba en sus ricamente coloridas pinturas. Muchas de sus obras fueron litografiadas, convirtiéndose en las primeras imágenes de nuestro país que fueran conocidas en el mundo.

Bajo el título “Viaje Pintoresco al rededor de la Isla de Cuba “, publicado Louis Marquier, 1847-8, realiza la carpeta que contenía sus 25 vistas litográficas a color y 2 mapas, en edición original de la que existen pocos ejemplares. Posteriormente sería pirateada en dos ocasiones. En ambas, lo haría el citado editor Bernardo Mayo, que la reimprimió en Berlín por la firma de “Storch & Kramer”, en 1853 y 1855, con el título del “Álbum Pintoresco de la Isla de Cuba”.

CUBA EN LA MEMORIA 23/02/2016

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EL ZAPATEO CUBANO

22 martes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana

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Cuba, mestizaje, migraciones en Cuba, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

En más de una ocasión he comentado sobre la bien merecida fama de bailadores que tenemos los cubanos, de los muchos sitios en que se podía ir a bailar e incluso sobre ritmos, canciones, intérpretes y músicos cubanos, y como llevo tiempo sin que dedique una publicación a este tema, hoy les comento sobre el zapateo.

El “zapateo cubano”, según muchos autores, es un baile cubano de origen español y se afirma que surgió en las zonas rurales, por lo que es lógico se considere música “campesina”. De hecho, en Cuba, recuerdo que solo se interpretaba en algunos programas de este género, como el clásico “Palmas y Cañas”. Y sin pretender hacer una tesis sobre este baile, pues no quiero aburrirles, les comento sobre el mismo.

Se cree que desde 1550, los primeros colonizadores empezaron a desarrollar en la Isla una afición por bailes que tenían como principal atractivo el arrastrado de los pies o zapateado. De posible procedencia andaluza, se asegura provenía de algunas danzas de influencia celta en Europa. Otros historiadores e investigadores le atribuyen una raíz canaria.

Alejo Carpentier en su libro “La música en Cuba”, considera que los primeros indicios de la aparición del zapateo en la Isla, datan de principios del siglo XVIII, aunque no fuera hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando alcanza su mayor auge. También afirma que no se convierte en un baile representativo de la cultura cubana, hasta las primeras dos décadas del siglo XX.

En un artículo de la revista “La Charanga” Tomo 2, Núm. 21-25 publicada en La Habana en Octubre de 1858, encuentro:
“…al oírlo se entusiasman y alegran de tal manera que olvidando una sus desventuras y el otro su elevada posición social, se ponen, sin dárseles un bledo por el qué dirán, a bailar el zapateo, entonces, todo el mundo se arrebata…”

En cuanto a considerar su surgimiento en las zonas campesinas, el musicólogo cubano Rolando Antonio Pérez expone que durante los siglos XVI, XVII y XVIII se manifestó en Cuba una tendencia hacia el poblamiento de las zonas interiores y hacia la ruralización de rasgos hispánicos… “que antes tuvieron por sede las ciudades”.

Es decir, que el proceso de evolución del zapateo comienza en los medios urbanos, y es después que se expande hacia las zonas rurales, como proceso natural de poblamiento de la Isla. Es cierto que no estuvo limitado al paisaje urbano, pues entre los campesinos también existió una danza, con particularidades que la diferencia del estilo común a más de una región de América: el zapateo cubano.

Otro investigador e historiador cubano, José María de la Torre, parte de su experiencia personal para afirmar que el origen del zapateo criollo parecía venir de la región española de Castilla la Nueva “… pues al escuchar alguna tonada en La Mancha, creía estar oyendo el lastimero ¡ay! de nuestros campesinos…” Esta afirmación no creo que resulte muy convincente.

La procedencia canaria del zapateo es una creencia arraigada en el pueblo cubano. Parece lógico si consideramos el significativo asentamiento de inmigrantes canarios en los campos de Cuba, donde más se desarrolló este género. Pero este argumento queda descartado porque en la historia de las Islas Canarias no existen referencias a ningún género basado en la improvisación poético musical que pudiera haber servido como punto de partida para el desarrollo posterior de este baile.

Quizás el más sólido argumento en contra de la hipótesis del origen canario del punto sea precisamente que en las Islas Canarias se le llama a este género “punto cubano”, en evidente reconocimiento de su procedencia de nuestro país.

En el libro “Música e historia del Zapateado” del español Guillermo Castro Buendía, aparecen muchas notas bibliográficas de la prensa hispana que no dudan en confirmar la nacionalidad cubana de nuestro zapateo:

Mayo de 1842, “El último adiós”.
…”Con este título hemos visto anunciado en el diario de ayer la última función de la sublime hija del Rhin, que se verificará el domingo próximo. En ella bailará la hechicera
Hada, el “Zapateado Buscapié cubano” que ha aprendido en esta semana …”

Agosto de 1844, “Las bocas de la Isla”
…”Canción nueva con letra muy chistosa que cantará con toda la sandunga gaditana el joven Don Víctor Valencia… Se presentará Dª María Arroyo, con la disposición que le es
natural, bailará el verdadero “zapateado cubano”, que le acompañarán con arpa, tiple, guitarra y güiro.

Sin embargo, no hay dudas de que el taconeo, la gestualidad y, en general, el ritmo asumido recuerda a la intencionalidad “coreográfica andaluza”, según escribió el compositor cubano Sánchez de Fuente.

Existen muchas referencias que, ya consolidada la dominación española sobre sus colonias, empiezan a regresar a España muchos españoles, acompañados de sus esclavos negros, que traían costumbres ya mestizas creadas en el Caribe, sobre todo en la música y la danza. De Cuba les llegarán instrumentos diversos, y algunos se adaptaron a su cultura, como el güiro, calabazo, y la quijada de burro.

El simple instrumento musical cubano llamado “güiro”, no es más que la fruta del árbol que llamamos güira. El fruto tiene forma de calabaza alargada, el que una vez secado, se le hacen varias rayas paralelas consecutivas por uno de los lados y que al frotarse con unas varillas produce el consabido y rítmico sonido que acompaña a la música cubana de todos los tiempos.

El zapateo es un baile de pareja suelta, y su característica más notable es el juego de los pies, alternando la punta y el tacón, paso básico que le da nombre al baile, sin dejar de marcar el ritmo de la música en compás de seis por ocho, con el canto y el palmeo de los participantes.

La mujer, erguida, sostiene su delantal o falda con ambas manos, mientras el hombre se inclina ligeramente hacia delante con los brazos cruzados por detrás a la altura de las caderas, simulando perseguir el cuerpo de la compañera con su cabeza, como hace el gallo con la gallina durante el cortejo de apareamiento. Incluso hay referencias de que los bailadores más experimentados se colocaban cuchillos en los zapatos, imitando espuelas de gallo y haciendo peligrosos pasillos.

El hombre gira alrededor de la mujer, quien trata de no darle las espaldas, por lo que ella va girando sobre su propio eje, acentuando el galanteo masculino y la coquetería femenina. Los dibujos coreográficos son libres y espontáneos, y se presentan otros pasos conocidos como “escobillado” y “floreo”, los cuales puede realizarse con rapidez o lentamente. Ella lo provoca y él culmina el baile colocándole su sombrero en la cabeza o su pañuelo sobre los hombros.

EL ZAPATEO CUBANO
En la revista “Sport”, Año 3, Num. 14-16, Enero de 1888, se comenta:
“…En las razas superiores el primitivo objeto de los bailes fué el amor. Amor delicado, que aún suele elevarse dulcemente de los bailarines, moverse con ellos y embriagarlos con plácido calor, en tanto que los arrullan las notas de una música deliciosa. ¡El Zapateo cubano, la Tarantella napolitana, el Frascone toscano, el Walz alemán, la Mazurka polaca, la Rómeka y la Arnauta griega, que son sino bailes de amor?…”

Considerado como “baile de guajiros” cayó en descrédito y lamentablemente fue marginado. Y aunque no considero que deba actualizarse o hacerse popular como un baile de salón, tampoco debemos olvidarlo, porque es cubano y forma parte de nuestra cultura y de nuestras raíces. Y, sin dudas, está olvidado, como tantas otras cosas…

CUBA EN LA MEMORIA 22/03/2016

DIA DE LOS PADRES

19 sábado Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana, Fechas históricas, Sociedad

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Cuba, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

El “Día de los Padres o Día del Padre” es una celebración dedicada a los padres de familia, en que celebramos la paternidad y la influencia del hombre en la vida de sus hijos. Aunque las fechas de su celebración no es la misma en todos los países del mundo, la tradición católica europea lo conmemora el 19 de marzo, día de “San José”, padre putativo de Jesús.

Putativo, según el Diccionario de la Real Academia Española es quien es tenido como padre, hermano, etc., sin serlo, como es el caso de José, que es padre putativo de Jesús. En textos religiosos la abreviatura de padre putativo es P.P., por lo que a los que nos llamamos José, nos dicen Pepe… ¿curioso verdad?

DIA DE LOS PADRES

Sin embargo, la mayoría de países latinoamericanos festejan el Día del Padre el tercer domingo de junio, y dejan para el 19 de marzo la celebración del “Día del Hombre”.

En Cuba, el primer “Día de los Padres” se celebró el 19 de junio de 1938. Fue la escritora y artista Dulce María Borrero quien defendió y apoyó la celebración en la Isla de este día como homenaje a los padres. Si las madres ya tenían su día el segundo domingo de mayo, mes de las flores, resultaba una justa propuesta que los padres tuvieran también lo tuvieran.

Como antecedente, ya se había conmemorado en los Estados Unidos la primera celebración del Día del Padre el 19 de Junio de 1910, tras la gestiones de la norteamericana Sonora Smart-Dold, artífice de esta festividad. Ella consideraba que, si de honores se trataba, su padre, William Smart, veterano de la guerra civil, era tan importante como su madre, pues cuando su esposa murió, durante el parto de su sexto hijo, a partir de ese momento se hizo cargo de criarlos y educarlos cumpliendo su rol de padre y tratando de cumplir el de madre, sin recibir ningún tipo de ayuda.

Ya adulta, asistiendo a una misa con motivo del “Día de la Madre”, que apenas llevaba dos años celebrándose, y agradecida por la fortaleza y la consagración de su padre en su crianza y la de su familia, concibió la idea de celebrar también un Día de los Padres.

Originalmente pensó en celebrarlo el 5 de junio, día del cumpleaños de su padre, pero teniendo poco tiempo para los preparativos, decidió cambiar la fecha para dos semanas después. Sonora hizo una intensa propaganda a su iniciativa, y aunque con escaso éxito, se celebraron misas en muchas ciudades. Es así como el primer día del padre tiene lugar en Washington, el 19 de junio de 1910.

En 1915, Harris C. Meek, presidente del “Club de Leones” de Chicago, retomó la idea y el proyecto contó con mejores auspicios. Progresivamente la festividad alcanzó tal popularidad que, en 1924, el Presidente de los Estados Unidos, Calvin Coolidge, convirtiría el “Día del Padre” en una celebración nacional.

En 1956, incluso una Resolución del Congreso de Estados Unidos reconoce, como un deber, homenajear a los padres mediante este día en su honor y diez años más tarde, el presidente Lyndon Johnson proclama oficialmente el “Día de los Padres” como una Fiesta Nacional. Es Richard Nixon quien, en 1972, firma la Ley que establece el “Día de los Padres” el tercer domingo de junio.

Al igual que había ocurrido con el “Día de las Madres”, los comerciantes lo acogen con beneplácito pues esto podría reportarles buenos dividendos, por lo que cada año lo promueven, mejorando su gestión de venta para obtener más ganancias con la venta de regalos para los padres.

Afortunadamente, el “Día de los Padres”, para la mayoría de los cubanos, no ha perdido el origen de su concepción, y aunque es habitual obsequiarles algún detalle, lo fundamental continúa siendo las muestras de cariño y admiración hacia nuestros progenitores, que se suceden en todo hogar cubano cada tercer domingo de junio, un día sagrado dedicado a enaltecer a los hombres que han cumplido la obra de la vida, junto a su compañera, en la educación y crianza de sus hijos.

Como muchos cubanos nos encontramos dispersos por todo el mundo, no quise esperar al tercer domingo de Junio para comentarles sobre este día y que cada cual, esté donde esté, lo celebre según las costumbres del lugar donde resida. Pero ante todo debemos tener presente que la labor de nuestros hijos no es reconfortarnos o hacernos regalos este día, lo fundamental es que crezcan con la libertad de pensar y poder expresar lo que piensan, con respeto y consideración.

En 1920, aún siendo vicepresidente de nuestra República, Alfredo Zayas en un discurso alertaba a los padres sobre la importancia de que este concepto fuera el fundamento principal en la educación de sus hijos…

“…a fin de que pueda decir el viajero que divise nuestras costas en porvenir no lejano: “Allá hay una isla bendita por el cielo, que sobre la esmeralda de su suelo y el zafiro ondulante de sus mares, sostiene a un pueblo libre, de hermanos laboriosos y virtuosos, que harán que se perpetúe en la historia el nombre de una raza y con él los sentimientos y los ideales que alentaron nuestros padres, que recogimos de sus labios y de su ejemplo, y que queremos trasmitir a nuestros hijos…”

Así sea.

CUBA EN LA MEMORIA 19/03/2016

ABRE QUE AHÍ VIENE EL COCUYÉ…

15 martes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana, Curiosidades, Sociedad

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carnaval Santiago, Cuba, música cubana, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

Con este popular estribillo dan comienzo las congas en Santiago de Cuba y, sin dudas, esta melodía arrastra a los santiagueros desde la calle Trocha hasta finalizar en la calle Enramada. El “Cocuyé” es propio de los carnavales santiagueros, al igual que lo son la corneta china y los bocúes que se afinan con fuego. Sin ellos y sin los legendarios cabildos Carabalí Izuama y Olugo, las fiestas no serían lo mismo.

El bocú es un instrumento de percusión, un tipo de tambor típico en los carnavales de las provincias orientales y aunque podemos encontrarlo en conjuntos instrumentales de son, rumba y bembé, es por excelencia un instrumento de las agrupaciones de conga y comparsa. No se concibe un conjunto de este tipo sin bocú y es en estos géneros que ha alcanzado su máximo desarrollo.

Es posible que algunos no conozcan que fueron los franceses emigrados que escapan de la revolución contra el sistema esclavista instaurado en la colonia francesa de Saint-Domingue (actualmente Haití y República Dominicana), los que en sus embarcaciones traen, a la zona oriental de nuestro país, el cantar del cocoyé.

Esta canción de los esclavos domésticos que les acompañaban, se fue imponiendo y evolucionando con variaciones en su melodía. Incluso hasta en su nombre, pues debido a la pronunciación de los negros y pardos de Santiago, se cambia la última vocal y se transforma en Cocuyé.

Una de las referencias más antiguas que se tiene sobre este canto en nuestro país, la encontramos en el libro “La música en Cuba” de Alejo Carpentier, donde el autor nos relata una anécdota acontecida en 1836 y cuyo protagonista es Juan Casamitjana, músico catalán establecido en la Isla:“…Cierta noche de 1836, hallándose en el Café La Venus…asistió al paso de una ruidosa comparsa, llevada por las mulatas Maria de la Luz y María de la O, que iba cantando el Cocuyé”.. Deslumbrado ante tal revelación, anotó las coplas y los ritmos y escribió una partitura para la banda del Regimiento de Cataluña, resultando su estreno un escándalo para la “gente distinguida”, pero un aplauso unánime de aprobación del público popular.

Juan Casamitjana, flautista, profesor, compositor y director de banda y orquesta, se establece en Santiago de Cuba en 1832 , donde fundará una escuela de música y agrupaciones instrumentales en las que introduce formas propias del folklore santiaguero. Según Carpentier, es Casamitjana el primero en comprender el valor rítmico y melódico de la música negra elaborada en las Antillas.

Considero necesaria la aclaración de que además de que las formas actuales de tango, desarrolladas en Argentina y Uruguay a partir de mediados del siglo XIX, ya existen registros de estilos de “tango” desde principios de ese siglo, registradas en Cuba e incluso en España, donde encontramos un baile “tango flamenco” que puede compartir un ancestro común en un minué al estilo de la danza europea.

En todas las fuentes relacionadas con ese género, se hace hincapié en la influencia de las comunidades africanas y sus ritmos, siendo los instrumentos y las técnicas traídas a América, por los inmigrantes europeos, los que inciden en la definición final del tango que ahora conocemos.

Este popular “tango cocuyé” recorrió Cuba integrado en popurrís donde encontramos, en sus primeras referencias como “marcha de carnaval”, que en algunas de sus versiones presenta un figurado musical que después será el llamado clave o “cinquillo cubano”, que dominará el discurso métrico en géneros como el danzón y el bolero tradicional del oriente cubano. Se asegura que a los extranjeros les es difícil tocar un danzón por causa del cinquillo, figura musical que abarca tres corcheas y dos semicorcheas.

Según Fernando Ortiz, el cinquillo es un tema de difícil comprensión para los estudiosos de la música afrocubana: “…El cinquillo genera el ritmo del danzón. Debe acentuarse bien sus dos primeras notas y la última, cosa que no hacen quienes no sienten el ritmo cubano, porque ignoran la existencia de esta prosodia especial del referido ritmo…”.

A partir de mediados del XIX ya encontramos, con una frecuencia mayor, referencias a este canto. En un artículo referente al Cocuyé, aparecido en La Habana en 1856, se relata de que manera pudo escuchar el compositor español Francisco Asenjo Barbieri la canción que posteriormente le inspiraría el “tanguito” de su zarzuela “El Relámpago”.

…¡Ay que gusto y que plasé!
¡Que cosa rica!
Ver bailar el cocoyé
Con la sopimpa….

En una crónica de este mismo año se hace referencia a una coreografía de 16 individuos bailando el cocoyé, lo que podríamos relacionar con las contradanzas antiguas que se bailaban con numerosas figuras que iban haciendo las parejas. Es decir, 8 parejas con una coreografía determinada, pero a ritmo del tango Cocoyé, lo que será una premonición de lo que más tarde será el danzón.

Algunos lo considerarán como…” baile de negros que tiene un ritmo muy marcado y fuertemente acentuado…” pero aún así, continuará imponiéndose a pesar incluso de las restricciones dictadas, llegando a ser suprimido en Santiago de Cuba, por el jefe de la policía, el 27 de abril de 1878…” porque promueven gran algazara y contienda…”

Pocos años después, en 1882, encuentro otra referencia en la obra bufa “El proceso del oso”, de Ramón A. Morales, donde un personaje, Tepsícore, invita a los bailes residentes o “aplatanados” en la isla: el minué, la caringa y el cocoyé.

Será el compositor y pianista estadounidense Louis Moreau Gottschalk quien lo llevará a una danza: “El Cocoyé”, (Grand Caprice Cubain di bravura for piano, Op. 80, D. 35). Moreau es el primer pianista norteamericano en conseguir reconocimiento internacional y el primer compositor estadounidense en emplear ritmos y temáticas latinoamericanas y criollas, casi seguro estimulado por su amistad con Manuel Saumell.

ABRE QUE AHÍ VIENE EL COCUYÉ…

Pero será José Manuel Jiménez Berroa, virtuoso pianista, concertista y eminente compositor cubano y universal, quien a partir de 1886, con dicha partitura de “El Cocoyé”, el que llevará su sonoridad hasta las capitales europeas.

A partir de esa fecha muchos otros compositores harán sus versiones, incluidos dos de nuestros grandes músicos: Amadeo Roldán y Gonzalo Roig. Este último, en 1953 graba el disco de larga duración “In a Cuban Garden”, editado en 1957, con su obra «Fantasía sobre dos temas del baile típico de El Cocuyé». Hasta nueve compositores tomaran este canto en sus composiciones, una cifra no superada por ninguna otra pieza popular.

En Santiago de Cuba, los festejos de carnaval se celebran con la fecha del San Juan y finalmente en las fiestas dedicadas a la Santa Ana, con las comparsas de “Los Hoyos”, la “Carabalí Orúe”, “El cabildo Lucumí”, “Los Muñequitos”, “Izuama” y la legendaria “Tumba Francesa”, conformada por la comunidad haitiana. Entre ellas destaca “El Cocuyé”.

La próxima ocasión en que escuche su música, al menos ya conocerá un poco de su interesante historia. Pero no piense en ello y…disfrútela!

CUBA EN LA MEMORIA 15/03/2016

LA MUJER EN CUBA

08 martes Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Cultura cubana, Fechas históricas, Sociedad

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Cuba, evento, mujer cubana, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

Hoy es el “Día Internacional de la Mujer” y buscar información sobre la mujer cubana para redactar esta publicación resulta complejo, pues no solo significa investigar, seleccionar y escribir lo que podamos considerar más importante, sino que implicaría también indagar en la subjetividad femenina según cada período histórico en que han acontecido los hechos. Esto no es tarea fácil y mucho menos tratar de resumirla en un par de páginas.

Es por esa razón que solo me limitaré a exponerles una reducida y elemental panorámica de la presencia de nuestra mujer cubana en algunas actividades donde pudo destacar, inclusive en muchos casos siendo un área prácticamente reservada a los hombres.

Consultando publicaciones del siglo XIX cubano, es evidente que en la conformación del idealismo nacionalista, se ha subestimado el discurso femenino que estuvo presente en más de una veintena de publicaciones periódicas a partir de 1860. Ya en el período 1860-1899 aparecen publicaciones femeninas como el “Álbum Cubano de lo Bueno y de lo Bello”, el “Álbum de las Damas”, “Las Hijas de Eva”, “La Mulata”, “Minerva”, etc. También existen en esta misma época alrededor de 40 mujeres colaboradoras con publicaciones oficiales, como el “Diario de la Marina”, “El Fígaro”, y con publicaciones independentistas como “El Cubano Libre y Patria”.

Desde el inicio de las guerras de independencia, en 1868, encontramos también la participación de la mujer. Entre muchas otras, podemos mencionar a mujeres como Mariana Grajales o Amalia Simoni.

Después de finalizada la primera etapa de la Guerra de Independencia (1868-1878), ya muchos de los arquetipos construidos para la mujer perdieron sentido. La violencia, el hambre, la emigración, hacen que cambie la imagen romántica de muchas de las poetisas de las décadas del 50 y 60, donde sobresalió Gertrudis Gómez de Avellaneda, iniciadora de la vanguardia liberal femenina.

En 1870, las ideas de una educación especial para la mujer permitieron una asimilación mucho más rápida de las nociones feministas. Los colegios para “señoritas” -como se les denominaron- permitieron que pedagogas, como María Luisa Dolz, ganaran en prestigio, al incluir en dichos centros los estudios de Segunda Enseñanza, requisito obligatorio para la entrada de mujeres cubanas a la Universidad.

En el campo de las Ciencias, una mujer a destacar es Laura Martínez de Carvajal, quien en 1888 se gradúa en la carrera de Físico–Matemática, y un año después, con 19 años, termina la de Medicina, ambas con notas sobresalientes.

Otro aspecto que influyó en la asimilación del feminismo fue la emigración de miles de mujeres cubanas a los Estados Unidos y las repúblicas latinoamericanas, donde tuvieron que asumir la doble jornada, en su trabajo y en el hogar. Por eso no fue sorpresivo encontrar obras poéticas como “El Burgués de la Casa”, de Luz Herrera.

El surgimiento de más de 100 clubes femeninos que simpatizaron con las ideas separatistas de los independentistas cubanos, permitió que las mujeres estuvieran presentes en espacios públicos donde se debatió el futuro de la Isla. El hecho de que las cubanas pudieran presidir un club y realizar actividades en apoyo a la futura república independiente, creó en ellas una nueva visión de su género.

El siglo XIX marcó el surgimiento de las primeras ideas feministas en Cuba, sobre todo en la década de 1890, la ya citada María Luisa Dolz, autora del discurso femenino más polémico de la década, “Feminismo injusticia de los códigos”, el cual se reflejó en una veintena de publicaciones que incluía los rotativos de mayor difusión del país.

La construcción de un ideario nacionalista cubano a través de la instrucción pública, utilizó a la fuerza femenina como futura portadora de la pedagogía de su ideal. Esta cuestión se fomentó durante la primera intervención norteamericana en la Isla (1898) y la promoción de “ideas modernas para la mujer”, incluyó cursos de superación de miles de maestras en la “Universidad de Harvard” y contactos con el “Woman Club de Boston”. Esos encuentros de algún modo marcaron el ulterior surgimiento de organizaciones feministas en el país.

El 21 de febrero de 1901, se aprobó una Constitución que dejó a las mujeres sin derecho al voto. Mal comienzo para una república por la cual también habían luchado las mujeres, quienes no conformes con la visión de sus primeros mandatarios, hicieron reclamos de puestos públicos, sufragio, indemnizaciones y otros tipos de demandas.

Durante los primeros quince años del siglo XX existen estadísticas sobre la progresiva incorporación de mujeres a los recintos universitarios. En esta etapa 75 mujeres aprobaron los exámenes de oposición a la Universidad y 189 se graduaron de doctoras en diferentes especialidades. De igual forma el magisterio aumentó al número de 4 244, siendo las mujeres el 82% del total de maestros de Cuba.

Las primeras organizaciones del sufragio se fundaron en este mismo período, con un por ciento elevado de maestras y la figura de Amalia Mallén de Oztolaza en la presidencia de las tres primeras: Partido Nacional Feminista (1912), Partido Sufragista (1913), y Partido Nacional Sufragista (1913), agrupaciones que tuvieron el voto como reclamo fundamental. Ya desde el siglo XIX, el club revolucionario “Esperanza del Valle”, de Cienfuegos, fundado en 1896 y presidido por Edelmira Guerra, realizó el primer pedido de sufragio del que se tiene referencia.

La década del 1910 fue decisiva en los cambios de los arquetipos para la mujer. Por un lado la I Guerra Mundial y su cuestionada “promoción del sector femenino”, y por otro la influencia norteamericana en costumbres, crearon un espectro más amplio para las cubanas, donde los roles domésticos y maritales pudieron empezar a ser variados.

La creación el 3 de julio de 1918 de la organización “Club Femenino de Cuba” fue un paso significativo en las aspiraciones de crear otro tipo de asociación involucrada con otras de iguales fines en el mundo. El feminismo, independiente de cualquier tendencia en otras latitudes, en Cuba permitió la obtención de importantes reivindicaciones en fechas muy tempranas, como la Ley de la Patria Potestad (1917), la Ley del Divorcio (1918) y del Sufragio Femenino (1934).

La obtención de la “Ley de la Patria Potestad” y la “Ley del Divorcio”, definieron una etapa de auge del feminismo liberal en Cuba que se hará más notorio con la creación del Club Femenino (1918), asociación que nucleó a una parte de las protagonistas del debate feminista de la década del 20.

En 1921 se crean las “Asociaciones Femeninas de Cuba” convocando al Primer Congreso Nacional de Mujeres en 1923, el primero en Hispanoamérica, que incluyó aspectos tan polémicos como la diferencia entre hijos legítimos e ilegítimos, la necesidad de lograr una igualdad entre el hombre y la mujer en la legislación sobre el adulterio y el inevitable tema del sufragio femenino.

LA MUJER EN CUBA
Al margen de estos acontecimientos surgieron otros tipos de organizaciones femeninas, como el “Lyceum de La Habana”, con fines culturales y de instrucción; de trabajo como la “Unión Laborista de Mujeres”, y políticas, con posiciones opuestas, como la “Unión Radical de Mujeres” y la tristemente célebre “Porra Femenina”.

Para 1930 el país tenía la cifra de 320 asociaciones femeninas registradas de forma legal. Durante el período de transición del presidente Ramón Grau San Martín, en enero de 1934, fue aprobado el artículo 39 sobre el sufragio femenino. Después del movimiento revolucionario de 1933, se ve reflejado en la celebración en abril de 1939 del “Tercer Congreso Nacional de Mujeres”, donde por primera vez tendrán una amplia representación.

Este evento femenino tuvo repercusión en muchos de los derechos que obtuvo la mujer en la avanzada “Constitución de 1940”. En el título cuarto, se establece la igualdad independiente de la raza, clase o sexo, y en el título quinto, referente a la familia. En el artículo 43 se otorgó el derecho de la mujer casada a la vida civil sin que necesitase la licencia o autorización marital para regir sus bienes, ejercer libremente el comercio, la industria, profesión o arte y disponer del producto de su trabajo. En el título sexto se planteó que la ley regulaba la protección de la maternidad obrera.

Ya desde 1936 las mujeres participaban en su doble condición de electoras y elegibles. Entre 1936 y 1944, tuvimos 3 Alcaldesas, 15 Representantes, 2 Concejales y 2 Senadoras.

Finalizada la década del 40 y comenzando los años 50, el feminismo en Cuba y en muchos lugares del mundo dejó de ser un suceso para convertirse en una realidad inmersa en muchas otras madejas. La II Guerra Mundial había finalizado y con ella la “vuelta a casa para la mujer”. Y las más de 800 asociaciones feministas y femeninas del país se habían ramificado hacia objetivos diferentes.

Solo son algunos datos, faltaría mucho por comentar, pero aún así nos confirman el destacado papel que ha tenido la mujer cubana, sin abandonar su papel de madre, luchando por lograr sus derechos y ganarse un merecido lugar en cada momento de nuestra historia. De ellas escribió nuestro apóstol José Martí:

«Las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ella no se alista el corazón de la mujer; pero cuando se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible»

Felicitaciones para todas, las de antes y las de ahora. En especial hoy, oficialmente el “Día Internacional de la mujer”, aunque cada día del año deberían tener un merecido homenaje.

CUBA EN LA MEMORIA 08/03/2016

LOS HELADOS

05 sábado Mar 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Gastronomía

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Cuba, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

Una foto de 1898 me ha sugerido el tema de esta publicación. Determinar el origen del helado es complicado, ya que el producto ha sufrido sucesivas modificaciones en la medida de los avances tecnológicos, del consumo y de las exigencias de los consumidores.

Se pudiera fijar como antecedente el consumo de bebidas heladas o enfriadas con nieve o hielo en las cortes babilonias. Antes de la era cristiana, hacia el 400 A.C., ya en Persia, existía un plato enfriado, una especie de flan, hecho de agua de rosas y cabello de ángel, el cual era servido a la realeza durante el verano.

Los estudiosos del tema consideran que fue en 1191 D.C. que se inventó el helado que conocemos como «sorbete». Ocurrió durante la Tercera Cruzada, al mando de Ricardo Corazón de León. Después de una batalla cerca de Jerusalén, el guerrero se encontraba agotado por el calor terrible del desierto y le fue ofrecido un plato de «agua de rosas enfriada con nieve», traída de las montañas de lo que hoy conocemos como el Líbano.

Los chinos sin embargo consideran que el origen del helado está en China, donde el rey Tang, en el 618-97 AC, ya tenía un método para crear mezclas de hielo con leche. Desde China pasaría a la India, Persia y posteriormente a Grecia y Roma.

Es Italia, en la Baja Edad Media, es donde encontramos referencias documentadas de su presencia en Europa. Marco Polo, en el siglo XIII, al regresar de sus viajes al Oriente trajo varias recetas de postres helados usados en Asia durante cientos de años y esto nos confirma su origen chino. Poco después el consumo de helados comenzó a tener popularidad en las cortes italianas.

La importancia de tener nieve para enfriar y para fabricar refrescos, hizo que en el siglo XIX se llevara a Cuba en barcos, ya que no era posible obtenerlo de las sierras del continente.

Hasta mediados del siglo XIX, el hielo nos llegaba desde Inglaterra o los Estados Unidos en barras envueltas en aserrín. El “Café de París”, el “Café de las Armas” y el “Café de los Catalanes” fueron los primeros establecimientos en servir refrescos “helados”. Más tarde aparecieron las heladerías.

En esa época, para hacer los helados época se utilizaban dos recipientes de madera o de estaño, uno metido dentro del otro. En el más pequeño se preparaba la mezcla adecuada según el helado, y el espacio que quedaba entre el recipiente menor y el mayor, lo rellenaban con hielo y sal. Después de mezclar los ingredientes, se dejaba enfriar la mezcla y el helado quedaba listo.

Albert J. Norton en su libro “Norton’s complete hand-boork of Havana Cuba”, nos relata sus experiencias como huésped del “Hotel Pasaje”, en 1898. Destaca la calidad de las comidas, las excelencias en el servicio y le resulta muy grata la posibilidad de hablar en su idioma con los empleados. Nos describe su placer al degustar los deliciosos “…helados de frutas “exóticas” como la guanábana, el zapote, mamey, caimito o mango…”

No es de extrañar que esto sucediera, pues ya encontramos en 1857 en el “Nuevo manual del cocinero cubano y español”, cuyo autor es Legrand J.P., varias recetas para la confección de helados. Entre otras la del helado de naranja: “…Tómese veinte naranjas, rayadas de cuatro dichas y ocho onzas de azúcar…”

También encontramos referencias al helado como algo habitual y común en esa época, al menos en la capital.

La Charanga, Tomo 1, Núm. 4-7, Septiembre de 1857

“…Quisiera comer, pero ¿qué ha de beber que no se le convierta en veneno? El café le gusta mucho, pero se acuerda de las observaciones que le han hecho contra esta bebida …. Las papas no le disgustan, pero ¡si son tan indigestas! ¡Fuera papas!! Los helados le hacen chuparse los dedos y se decide a tomarse un sorbete…”

Según varios referentes, se considera que en Cuba la industria heladera comenzó en los años treinta del pasado siglo, momento en que la compañía “La Lechera” empezó a fabricar los helados “Hatuey”, pero no podemos olvidar que “La Compañía Frigorífica Cubana” desde 1910 se dedicaba a la producción de hielo, helados y sorbetes. Esta empresa mercantil de La Habana, con el propósito de que sus helados llegaran a todas las clases sociales, los comercializaba con un precio reducido de venta y también los servía a cualquier hora, del día o de la noche, a su pedido por teléfono. Ya en ese año producía ciento veinte galones de helados por hora.

LOS HELADOS
En 1949, surge en Pinar del Río la compañía “San Bernardo Lácteos S.A.”, que a partir de 1952 comenzó a producir los helados de igual nombre. En abril de 1960, las instalaciones de la planta se trasladaron a la Avenida Rancho Boyeros Km 7 1/2, y tras su nacionalización, y remodelación, en 1965 se inaugura oficialmente la Fábrica de Helados “Coppelia”. Surgen inicialmente los 54 sabores del helado Especial de Crema Coppelia, un helado con un 18 % de grasa y de un gran valor alimenticio.

Además de la San Bernardo, hubo varias prestigiosas marcas de helados en La Habana: Hatuey, Guarina, y El Gallito. Eran vendidos en heladerías y cafés o en vehículos ubicados en lugares concurridos. Por todas partes de la ciudad los carritos de los heladeros invitaban con el sonido de sus campanillas al disfrute de su frío cargamento, ofreciendo su tan popular y barata mercancía. Todas se disputaban el mercado y para ello se esmeraban en lograr la mejor calidad en sus productos.

Estos helados elaborados con leche en las fábricas, competían con los frutales y artesanales producidos sin leche por los chinos. Muchos consideran que no existía un helado tan rico como los realizados por los chinos, existiendo incluso comercios para su venta, entre las que puedo citarles “Los helados de París”, en la ciudad de Ciego de Ávila, cuyo propietario era Rogelio Wong Chi.

Los helados más comunes de la fábrica “Guarina” eran de mantecado, chocolate, fresa, caramelo, rizado de chocolate o fresa y, a veces, mantecado abizcochado, es decir, mantecado con galletas de Maria molidas. Los bocaditos y paleticas costaban 15 centavos cada uno y se vendían en paquetes de 20 por $3 pesos. Las pintas costaban 50 centavos, los galones $4 pesos y los vasitos 10 centavos. No siempre tenían el coco glacé que creo recordar que tenían un precio de 50 o 70 centavos cada uno.

Tomar helado forma parte también de nuestras tradiciones y un buen ejemplo de ello es su consumo por los cubanos de La Florida. En 1984 en la “Latin American Cafeteria”, se comenzó a usar el helado de mamey para hacer los batidos. Un cardenense de nacimiento, Charlie Wright, quien entonces era solo un vendedor tuvo la visión de que el mercado había cambiado.

La afluencia de cubanos, tratando de rescatar los sabores que añoramos de nuestra isla, dio un giro a las ofertas y la compañía “Valentini”, de la que Wright es presidente, trajo a la Florida los sabores del trópico caribeño y especialmente de las frutas típicas de Cuba como el mamey, el mango y la guayaba. En 2009 la compañía introdujo más sabores tropicales y ya producía 80 sabores de helados. Solo de mamey, en un año se vendieron 3 800,000 helados. No hay duda que nos gusta el helado…

Y para terminar, un dato curioso: el helado más grande jamás hecho fue uno de 3,65 metros de altura, fabricado con 36.332 litros de helado y 3.200 kilos de cobertura. Se confeccionó en Anaheim, California, en 1985.

CUBA EN LA MEMORIA 05/03/2016

LA GATICA DE MARIA RAMOS

26 viernes Feb 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Curiosidades, Personajes

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Cuba, dichos cubanos, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

Generalmente utilizamos el dicho de “gatica de Maria Ramos, que tira la piedra y esconde la mano” cuando queremos referirnos a una persona hipócrita, que oculta sus verdaderas intenciones bajo otra apariencia, es decir, una persona que aparenta ser inocente y no lo es.

Es cierto que el cubano es reconocido por su chispa, su inteligencia y su sentido del humor, y que ha aportado al idioma castellano una fraseología muy ocurrente y muy cubana, pero en ocasiones ésta tiene referentes anteriores y su origen no es cubano.

Cuando decidí investigar sobre esta frase, encontré que la mayoría de las publicaciones la daban por cubana, e incluso se relataba una historia que la ubicaba en un marginal barrio habanero.

Según estas versiones, el personaje de María Ramos era una hermosa mujer que ejercía la prostitución en el popular y marginal barrio habanero de Jesús María, donde vivía con un proxeneta, que respondía al nombre de Virgilio, el cual la explotaba obligándola a ejercer el oficio más antiguo del mundo.

LA GATICA DE MARIA RAMOSSegún esta versión, encontraron muerto al “amigo” de María en su propia casa. Había sido asesinado con una piedra de amolar de la cocina de la propia María. Ella se defendió declarando que no estaba en casa, que cuando llegó encontró al difunto en el suelo y que la única que estaba en la casa era Mimí, su gatita. El juez no la creyó y la envió a la cárcel. La versión no aclara lo qué sucedió después con su gata, pero todos sabemos que “la gatita de María Ramos” goza de vida inmortal en el refranero popular por haber sido capaz “de tirar la tal piedra y luego seguir ronroneando como si nada hubiese ocurrido.

Este relato, que se repite muy similar en diferentes blogs, no esclarece la fecha en que sucede el horrible crimen, pero se afirma que apareció una reseña de este juicio en una crónica amarilla del “Diario de la Marina”, por lo que podemos deducir que ocurrió después de 1832, fecha de la fundación de este periódico.

Incluso se afirma que encabezaba la reseña una caricatura de la gatica Mimí, en pose amenazadora, alzando en sus patas delanteras una enorme piedra de río y como pié de foto: “La gatica de María Ramos dio la fatal pedrada… pero ¿con qué manos? “, y que esto daría pié a una coplilla popular que decía: “…La gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano, que mató a Virgilio y que mató a su hermano. ¡Que gata asesina! ¡Qué sino malsano!…” De esta forma María y su gatica Mimí pasaron a la inmortalidad y hoy forman parte de nuestro lenguaje popular.

No conforme con esta ingeniosa versión, me dediqué a “buscar” un poco más en las fuentes que tengo a mi alcance y este es el resultado de lo que encontré:

Ya en el tomo segundo del “Diccionarios Castellano con las voces de Ciencias y Artes y sus correspondiente de las tres lenguas francesa, latina e italiana”, del autor Esteban de Terrenos y Pando, editado en 1787 por la Imprenta de Ibarra, hijos y compañía aparece:
“…Hacer la gata, hacer la gata ensogada, o la “gata de Mari-Ramos” o de Juan Ramos: disimular, fingir, afectar la humildad y modestia, que no hay…”

También Ricardo Palma, escritor peruano de reconocido prestigio que dedicara buena parte de su labor literaria a la investigación y recopilación de leyendas, nos habla de “la gatita de Mari-Ramos” entre uno de sus relatos publicados a partir de 1860 en diarios, y más tarde en libros, que forman las varias series de crónicas de sus «Tradiciones Peruanas”. En una de sus historias también relacionadas con un crimen, que su autor sitúa alrededor de 1778, menciona la frase “gatita de Mari-Ramos… que hacía ascos a los ratones y engullía los gusanos…” como algo ya popular y común en boca del vulgo a finales del siglo XVIII.

En su “Crónica de la época del trigésimo cuarto virrey del Perú” nos relata que…”Al principiar la Alameda de Acho y en la acera que forma espalda a la capilla de San Lorenzo…existe una casa de ruinoso aspecto, la cual fue, por los años de 1788, teatro no de uno de esos cuentos de entredijes y babador …”

En ella nos cuenta las desazones entre sobrina y tía, ya que la vieja trataba de malas formas a su sobrina, la que rompía a llorar como una bendita de Dios, lo que la enfurecía aun más y le gritaba: “…¡Hipócrita! A mí no me engatuses… ¿A qué vienen esos lloriqueos? …Quien no te conozca que te compre, saquito de cucarachas. Cualquiera diría que no rompe plato, y es capaz de sacarle los ojos al verdugo Grano de Oro. … ¡Miren, miren a la gatita de Mari-Ramos, que hacía ascos a los ratones y engullía los gusanos! …”

Como estas discusiones eran muy frecuentes, las muchachas de la vecindad dieron en bautizarla con el apodo de Gatita de Mari-Ramos, lo que pronto le dirían a su paso los mozalbetes y demás niños que la encontraban al paso, al salir de misa :
“…¡Qué modosita y qué linda que va la Gatita de Mari-Ramos!…”

Otro texto que referencia la frase es el “Diccionario de la Lengua Castellana” de Vicente Salva, editado por la Academia Española en 1841, donde se define de este modo:
“…La gata de Mari Ramos, expresión con que se nota a alguno de que disimuladamente y con milindre pretende alguna cosa, dando a entender que no la quiere…”

De cómo llegó esta frase a Cuba, o como se hizo popular, no dispongo de datos que aporten alguna nueva información, sin embargo encuentro en el semanario satírico “Juan Palomo” Núm. 18-21 de Mayo de 1873 que se editaba en O’Reilly, 54, entre Habana y Compostela, una nota sobre la existencia de una puesta en escena de una zarzuela con este nombre, que se representaba en el Teatro Albisu, de La Habana.

“…ALBISU.—La gata de Mari-Ramos…
Una gata que se convierte en mujer, contra lo natural, pues generalmente son las mujeres las que se vuelven gatas; una burra (con perdón de ustedes) que no se convierte en nada, pero cuyo dueño cree que se ha transformado en una campesina, fuerte, robusta y tan guapa como la Castro; algunas tiradas de versos agradables; varias escenas lánguidas; un narcótico, bastante eficaz, desleído en la acción, y una regular cantidad de música ligera y bonita, forman en conjunto esa zarzuela que se titula “La gata de Mari-Ramos”…”

La gata de Mari Ramos era una zarzuela en dos actos, de tema fantástico, con letra de D. Mariano Pina y música del maestro C. Oudrid , fechada en 1870.

Se comenta en esta nota teatral, que también existe una comedia de magia con el mismo título y las mismas metamorfosis, pero no he logrado encontrarla. Al parecer lo mejor de esta puesta fue la música, cantada por la De-Baillou. Enrichetta De Baillou-Marinoni, era una prima donna nacida en Cádiz, soprano del género ligero y de voz delgada, pero muy flexible y aplaudida por el público por su habilidad de ejecución en el género de fioriture.

Muy de la moralidad de esa época encontramos el comentario de que las coristas salen con vestido corto y con las botitas de raso, “…que son de reglamento, altas, bastante altas, para que solo se vea la parte gorda de la pierna…”

Músicas y moralidades aparte, la aparición en 1787 de la “gatita de Maria Ramos”, en el tomo segundo del “Diccionario Castellano con las voces de Ciencias …”, del autor Esteban de Terrenos y Pando, nos confirma que, aunque existiese el personaje de Maria Ramos en el barrio de Jesús María, la frase ya existía, al menos desde finales del siglo XVIII, y que solo sería aplicada a nuestra Maria Ramos, por su trágico conflicto.

CUBA EN LA MEMORIA 26 /02/2016

LUZ BRILLANTE

25 jueves Feb 2016

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Curiosidades

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Cuba, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

La “luz brillante” o queroseno, querosene, querosén, keroseno, kerosina o como se le llame en los diferentes países, es un líquido transparente o con ligera coloración amarillenta o verduzca, obtenido por destilación del petróleo.

En Cuba lo conocemos con el nombre de “Luz Brillante” y la razón por lo que le llamamos así es, una vez más, por el nombre con que fue comercializado en nuestra Isla. En el año 1882, John D. Rockefeller, industrial norteamericano, construyó en la desembocadura del Río Almendares, en lo que conocemos por “La Chorrera”, una pequeña refinería para producirlo y posteriormente comercializarlo con el nombre de “Luz Brillante”.

Aunque ya era conocido y utilizado por los indígenas de la época precolombiana en América como impermeabilizante de sus embarcaciones, o los chinos utilizaran su gas para la cocción de alimentos, no es hasta 1859 que el coronel Edwin L. Drake perforara el primer pozo petrolero del mundo en Estados Unidos, y quien ayudara a crear un mercado para el petróleo al lograr separar la kerosina del mismo.

Algunas publicaciones relacionan el origen del popular nombre a una campaña publicitaria hecha por los fabricantes de los faroles de queroseno, que decía “…Ponga Luz Brillante en su casa…”, independiente a la posible existencia de dicha campaña, la realidad es que el nombre comercial del producto era “Luz Brillante”.LUZ BRILLANTEEn Cuba el keroseno «Luz brillante» utilizó, como primer distintivo de marca, un elefante sosteniendo un quinqué con la trompa, (imagen superior del recuadro) y posteriormente lo haría con un oso polar con el mismo quinqué encendido sobre el lomo y expandiendo una luz clara y brillante. La pequeña refinería de La Chorrera donde se producía, será el punto de partida para que se establezca en Cuba la «Esso Standard Oil», la que llegaría a convertirse en uno de los consorcios petroleros más poderosos de los Estados Unidos.

Además de su uso tanto en el alumbrado público como en el doméstico, la luz brillante entraría con fuerza en nuestras cocinas, supliendo como combustible al uso del carbón, el que resultaba más inconveniente, tanto por su manipulación como por su almacenamiento.

Concluida la Segunda Guerra Mundial empezaron a llegar a nuestro país, lo que es posible que algunos recuerden, los quemadores de kerosén de fabricación sueca de la marca «Primus», que funcionaban por presión de aire comprimido, además de un pre-calentamiento con alcohol para su gasificación. Esta “cocina de luz brillante” llegó a estar presente en muchos de nuestros hogares.

Construidas en bronce consistían básicamente en un pequeño tanque para contener el combustible y con un sencillo mecanismo manual que servía para inyectarle el aire con la presión necesaria para dar fuerza a la llama que saldría por el quemador. Su soporte era sobre tres patas de hierro. Los había de varios tamaños. Aunque podían utilizarse para diversas tareas, su principal uso fue en la cocina de los hogares. Muchas amas de casa pronto adoptaron este sistema ya que, además de las ventajas anteriormente citadas, también reducía el tiempo de cocción de los alimentos.

El único inconveniente que presentaba su uso, era que por descuido en su manipulación se podía correr el riesgo de que explotaran, causando daños irreversibles. Por citar solo un caso conocido, les recuerdo lo ocurrido a nuestra olímpica y famosa corredora Ana Fidelia Quirot, que en enero de 1993, sufrió graves quemaduras al explotar su cocina de luz brillante mientras cocinaba en su casa de La Habana. Algo que nos advierte incluso el escritor e intelectual argentino Julio Cortázar cuando escribe: «…Los asuntos del amor son como los calentadores Primus, nadie sabe que están ahí hasta que explotan…”

Recordemos que no fue hasta el año 1889 cuando por primera vez se ilumino con luz eléctrica alguna localidad cubana. Anteriormente el que tuviese necesidad de alguna gestión nocturna, tenía que llevar un farol de mano o un hachón de tea, pues hasta mediados del siglo XIX, no es que llega el alumbrado de gas a La Habana, que luego será sustituido por el alumbrado por petróleo. Solo algunas importantes ciudades del mundo disfrutaban en 1879 de alumbrado eléctrico. En Cuba sería la norteamericana “Compañía Hispanoamericana de Alumbrado y Fuerza”, radicada en la Isla, la que se dispuso a instalar este sistema en La Habana y, posteriormente, en el resto del país.

Vale mencionar que una localidad de la Isla se adelantó a la capital en el empleo de la electricidad como fuente del alumbrado público, la “Compañía de Electricidad de Cárdenas”, creada por el empresario español don Antonio Prieto, comenzó a instalar su fábrica a finales de 1888, inaugurando el servicio el 7 de septiembre de 1889, algunas semanas antes de que se iluminasen eléctricamente las principales calles comerciales de la Habana.

El consumo de luz brillante o kerosene, es menor en países desarrollados que en países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Puesto que además de su uso como fuente de calor, lo es también como desinfectante, repelente de insectos, disolvente e incluso otorgándole propiedades medicinales como su frotación para afecciones reumáticas o, aunque les parezca increíble, para la eliminación de afecciones en la garganta!! Hay quienes aseguran que eliminan las amígdalas….

Y ya que el tema de la publicación va sobre cocinas, no debo dejar de mencionar el “reverbero”, también muy utilizado en nuestro país, sobretodo en situaciones de emergencia. Su estructura es similar a la cocina Primus, pero se utiliza el alcohol como combustible que alimenta una simple mecha que, una vez encendida, emite una llama que no es regulable. Su uso es muy anterior a la cocina de luz brillante, al menos así me lo confirma el “Diccionario de Voces Cubanas” de Esteban Pichardo de 1849:

Reverbero/ Conjunto de piezas portátiles de hojalata, siendo las principales un jarro o chocolatera, una pieza circular con su borde de tres o cuatro pulgadas de alto, que angosta hacia arriba y sirve de fogón para descansar el jarro e introducir por un lado abierto otra pequeña donde se echa aguardiente, encendiéndose a fin de que la llama se dirija al fondo del jarro; además le acompaña una especie de plato con su mango nombrado Tachuela para freir o calentar.

Sorprende saber que se utilizó el aguardiente como combustible…

CUBA EN LA MEMORIA 25/02/2016

LA NAVIDAD

24 miércoles Dic 2014

Posted by dianafernandezgonzalez in Costumbres, Cultura cubana, Religión

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Cuba, evento, navidad, nochebuena, tradiciones

Publicado por Derubín Jácome

Al igual que la celebración de la Nochebuena, la colonización española también introdujo sus tradiciones católicas y paulatinamente se establecieron en nuestro país estas costumbres heredadas de la Metrópoli, las que tuvieron un gran arraigo en nuestra población. Bajo el término de “Navidad” se consideraban los festejos que se realizaban durante los últimos días de diciembre y los primeros del año siguiente, es decir, la Nochebuena, de las que ya les comenté, el 25, Fin de Año, Año Nuevo y el Día de Reyes.

La colonización española nos trajo sus tradiciones católicas y con ellas se establecieron en el país su uso y costumbres. Desde el inicio, la Iglesia católica organizó festividades de acuerdo con su liturgia. Entre las más antiguas están las del Corpus Christi y las de Navidad. Estas celebraciones eran familiares y surgidas con el fin de celebrar el nacimiento del niño Jesús, según el ritual católico, y estaban precedidas por las misas y rituales propios de esas fechas.

El 24 de diciembre, como ya les comenté, se celebraba la Nochebuena, víspera de Navidad, que es la fiesta familiar por excelencia. La ocasión ideal para la reunión de todos los miembros de la familia, aunque no vivan bajo el mismo techo. Como ya les comenté, en la cena tradicional no faltaba el lechón asado, el congrí, la yuca con mojo y postres caseros. Y aunque actualmente se acompaña con vino y cerveza, en épocas pasadas primaba el agualoja y el ponche de leche; ambos de confección casera. No faltaban los turrones de procedencia hispana y otras golosinas como dátiles, nueces, avellanas, mazapán, etc.

Como bien me recordó Francisco Piorno Giro en su comentario, olvidé mencionar aquellos deliciosos moscateles y vinos dulces o tintos, las cervezas Hatuey, Polar o Cristal, las esperadas manzanas…; el incienso, la mirra y los villancicos. Y ahora también agrego la costumbre de enviar postales de felicitación.

El 25 de Diciembre se conmemora la natividad de Jesucristo y es una de las fiestas más importantes del mundo cristiano. Su origen se sitúa en los cultos paganos antiguos y antiguamente formaba parte de una actividad triple: bautismo, natividad y epifanía. Es en el año 350 que el Papa “Julio I” sugiere que el nacimiento de Jesús, de fecha desconocida, sea celebrado este día; Cuatro años después, en el 354, el “Papa Liberio” lo decreta como la fiesta del nacimiento de Jesús de Nazaret. Es decir, que es en el siglo IV que se fija el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesucristo y se dejó el 6 de enero como fecha propia para festejar el bautismo.

La iglesia identifica esta fiesta con la paz, pues con el nacimiento de Cristo, enviado por Dios al sacrificio expiatorio en la tierra, surge la posibilidad de lograr la paz de todas las clases nucleadas en torno a la misma fe religiosa. Aunque ese día se comía en casa un menú similar al del día anterior, era frecuente que se sirviera pavo asado relleno.

Desde la colonia fue común celebrar el 25 de Diciembre con bailes en las diferentes sociedades de ciudades y pueblos. Recuerdo, de pequeño, el revuelo en casa con los preparativos de la ropa que lucirían las féminas de mi familia, esa noche, en la sociedad del “Central España”, en Matanzas, donde se contaba con presencia de lujo de la Orquesta Riverside y su inolvidable cantante Tito Gómez. Soy nativo de ese central azucarero y cuento mi experiencia, aunque me imagino que cada uno de los que ya somos “mayorcitos” tendrá la suya, mejores…o peores, porque imagino que no todos la celebraban de ese modo.

También eran populares las verbenas y tómbolas durante estos días, donde por un módico precio se obtenía la entrada y se disfrutaba de juegos diferentes, rifas, bailes y consumo de bebidas, comidas y todo tipo de chucherías.

Para el Fin de Año, 31 de diciembre, también era frecuente la celebración en familia con un menú similar al de Nochebuena, pero con las tradicionales 12 uvas, una por cada campanada del reloj, que se consumían al filo de la medianoche. Con ello se despedía al año viejo y se le daba la bienvenida al nuevo. Siempre lleno de promesas, que casi nunca se cumplían y de peticiones de salud, dinero y amor para nuestros seres queridos. Con la última campanada, de inmediato todos se felicitaban, abrazaban, besaban y se daban muestras de cariño, especialmente los novios, que en la algarabía creían librarse de la mirada de los suegros o las chaperonas.

Con el paso del tiempo esta celebración fue cada vez menos familiar y se celebraba en casa de amigos o en lugares nocturnos o salones, especialmente decorados con motivos navideños, que ofrecían cena y diferentes actividades que garantizaban la diversión hasta bien entrada la noche. En algunas ciudades se podían contemplar los espectaculares fuegos artificiales.

En las zonas rurales del país, durante las fechas antes señaladas, se desarrollaban actividades festivas no sólo familiares, sino que incluso se organizaban los guateques campesinos, con la participación de gran parte de la población.

Aún nos queda el 6 de enero, día de los reyes en la liturgia católica, que inicialmente se celebró, de forma espontánea, por los distintos cabildos de negros que corrían la ciudad en busca de aguinaldos, lo que ya también les he comentado en otra publicación. Los tres Reyes Magos, según la leyenda, traían regalos y juguetes a los niños que habían cumplido sus deberes cristianos. Era común para esas fechas que las damas “de la alta sociedad” hicieran gala de bondad y altruismo regalando juguetes a los niños pobres, cuyos padres no disponían de recursos económicos.

Si bien en sus inicios estas festividades tuvieron un origen religioso, ya durante el siglo XX se fueron reconvirtiendo en festejos en los cuales la población disfrutaba plenamente sus múltiples elementos laicos.

Las características antes citadas y comunes en estas fiestas, constituían las más generalizadas del país, también podían existir variaciones. Por ejemplo, en Sancti Spíritus, me han comentado que se celebraban los «fandangos», que se trataba de una celebración que ponía término a los recorridos que realizaban por la Nochebuena. Para estos días se ornamentaban los salones, con motivos alegóricos a la fecha de Navidad y se improvisaba un salón de baile iluminado con antorchas y farolas dispuestas en la entrada del salón. Estoy seguro que existieron otras variantes, teniendo en cuenta la imaginación y los deseos de fiesta de los cubanos.

Pero lo que no queda duda es que para la Navidad se hacían grandes preparativos en arreglos y ornamentación de edificios, casas particulares y las calles. Los centros comerciales aprovechaban la oportunidad para decorar sus vidrieras con motivos acordes a las fiestas, donde compartían protagonismo tanto los venados con trineo, las flores de pascua, los árboles de navidad, los Reyes Magos o Santa Claus. A la par de generarse una gran propaganda comercial con el fin de vender los productos que a manera de presente, se hacían durante los días señalados.

LA NAVIDAD

En los hogares, eran comunes los árboles de Navidad, cargados de luces de colores, bolas y adornos, rematados en su parte superior por una estrella u otro remate de adorno. Cada año se comercializaban nuevas bombillas, intermitentes, con formas diferentes; y otros accesorios, como el “cabello de ángel”, que lo hacían cada vez más espectaculares. En su base se colocaba el “nacimiento” de Jesús con figuras de yeso o incluso de cartón. Algunos lograban verdaderas escenografías recreando el entorno del pesebre con montañas, pequeño lago o rio de espejo y campiña donde pastaban las ovejas.

Bajo este árbol depositábamos las cartas, a los Reyes, con nuestras solicitudes de juguetes; y era allí donde esperábamos encontrarlos al despertar la mañana del 6 de enero. En mi casa, además, les dejábamos una taza de chocolate caliente a los Reyes y yerba para los camellos, que por supuesto siempre consumían… Con cuanta ingenuidad e ilusión se vivían esos momentos.

Bailes, verbenas, fiestas y tómbolas con una oferta generosa de todo tipo de artículos, comestibles y fiambres. Adornos, vidrieras llenas de magia y llamativos anuncios lumínicos; pero, sobre todo, un ambiente general de alegría. Y aunque soy consciente de que para algunos sectores de la población su situación económica no era la mejor, no tengo duda de que todos esperaban estas fechas con alegría para celebrarla lo mejor posible, según sus posibilidades.

Porque somos cubanos y este espíritu no nos ha abandonado, ni nos abandonará nunca. ¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!!

CUBA EN LA MEMORIA 25/12/2014

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